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15 Ene 2024
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El yogur, un alimento rico en nutrientes Deportistas

¿Cómo influyen las proteínas del yogur a una buena salud muscular?

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Los beneficios del yogur para la salud son más que conocidos: es un alimento muy nutritivo, repleto de vitaminas, minerales como el calcio y proteínas. Las propiedades físicas y biológicas de las proteínas lácteas que contiene el yogur son distintas de las que contiene la leche no pasteurizada, cosa que tal vez mejore su digestibilidad.

Dado que consumir proteínas digeribles y de fácil absorción es necesario para mantener la masa muscular, puede que el yogur sea una fuente de proteínas muy interesante. Como fuente de proteínas de gran calidad, los beneficios de la leche para la salud de nuestros músculos han sido ya estudiados en profundidad, pero todavía no hay datos claros sobre la función de las proteínas lácteas que contiene el yogur (1).

Es posible que las proteínas del yogur se digieran y se absorban mejor que las de la leche

La leche contiene básicamente dos tipos de proteínas: caseína y proteína de suero de leche.

En el proceso de elaboración del yogur, la leche se somete a tratamientos térmicos y de fermentación del ácido láctico, y en ambos casos estas proteínas se descomponen parcialmente, lo que tal vez haga que se absorban y se digieran con más facilidad.

En algunos estudios se ha observado que la tasa de absorción de proteínas es más lenta en el yogur que en la leche. Esto podría deberse a que el vaciado gástrico del yogur es más lento debido a su mayor viscosidad en comparación con la leche. Por esto, hacer pasar el yogur por un proceso de modificación de su consistencia garantizaría una baja viscosidad para una absorción óptima.

Por otra parte, en los estudios que han analizado el nivel de aminoácidos totales (AAT) en sangre tras el consumo de lácteos se ha observado concentraciones más elevadas de AAT tras la absorción de yogur o leche fermentada, en comparación con la leche no pasteurizada (2). Se han obtenido resultados similares en el caso de la leche no fermentada acidificada añadiendo ácido láctico.

Según estos datos, parece que la acidez y la textura del yogur intervienen en la mejora de la absorción y la digestión de las proteínas.

La ingesta de proteínas del yogur puede potenciar la síntesis de proteínas musculares

En una serie de estudios de intervención con aminoácidos marcados para hacer un seguimiento de la síntesis de proteínas musculares (SPM) tras las comidas, se observó que se incorporaban más aminoácidos marcados a las proteínas musculares tras el consumo de yogur que tras el consumo de leche sin fermentar o leche acidificada sin fermentar. Estos datos apuntan a la potenciación de la SPM y encajan con el aumento de la concentración de aminoácidos en sangre tras el consumo de yogur (3).

Después de las comidas, el aumento de los aminoácidos y la insulina en sangre estimulan la SPM esqueléticas mediante la activación de dos vías celulares (mediadas por PI3K/Akt). Cabe destacar que en estos estudios se observó una mayor activación de dichas vías tras el consumo de yogur, en comparación con el consumo de leche sin fermentar.

Aunque en estos estudios se apunta a la intensificación aguda de la SPM tras las comidas, en otros estudios se han obtenido resultados menos unánimes sobre el consumo de yogur a largo plazo y su relación con el mantenimiento o el aumento de la masa muscular esquelética.

El yogur puede favorecer la salud de nuestros músculos gracias a la fermentación láctica

Además de ser una buena fuente de proteínas, el yogur puede contribuir a la salud muscular mediante la fermentación láctica y el eje intestino/músculos, es decir, la relación entre la microbiota intestinal y los músculos esqueléticos.

En los estudios que investigan la relación entre la microbiota intestinal y la masa muscular se ha observado una correlación positiva entre la presencia de bacterias del ácido láctico en la microbiota intestinal y la masa muscular (4).

Y, según una revisión reciente, las alteraciones de la microbiota intestinal relacionadas con la edad y el aumento de la permeabilidad intestinal tal vez expliquen el descenso de la absorción de proteínas y la inflamación crónica que se acaban traduciendo en sarcopenia (la pérdida de masa muscular esquelética asociada a la edad). Además, las bacterias del ácido láctico producen péptidos bioactivos durante la fermentación que tal vez ejerzan efectos antiinflamatorios, mejorando así la SPM (5).

Sin embargo, aunque los complementos probióticos con bacterias del ácido láctico y bifidobacterias aumentaron la masa muscular y la fuerza, no se ha llevado a cabo ningún estudio con S. thermophilus ni L. delbrueckii subsp. bulgaricus como complementos, que son las bacterias que se usan para producir el yogur.

Aunque todos estos hallazgos son prometedores, hace falta más estudios para establecer una relación clara entre el consumo de yogur y sus beneficios para la salud de nuestros músculos.

«Entre los alimentos lácteos que se consideran fuentes de proteínas de alta calidad, es posible que el yogur sea una fuente particularmente buena para aumentar la masa muscular […]. Sin embargo, dado que hay pocas evidencias sólidas de este beneficio del yogur, sobre todo para los seres humanos, hay que seguir investigando». – Sumi K, et al – 2023

Fuente (1): Sumi K., Tagawa R., Yamazaki K., Nakayama K., Ichimura T., Sanbongi C., Nakazato K., Nutritional Value of Yogurt as a Protein Source: Digestibility/ Absorbability and Effects on Skeletal Muscle. Nutrients 2023, 15, 4366. https://doi.org/10.3390/ nu15204366
Otras referencias:
(2) Horstman A.M.H.; Ganzevles R.A.; Kudla U.; Kardinaal A.F.M.; van den Borne J.J.G.C.; Huppertz T. Postprandial blood
amino acid concentrations in older adults after consumption of dairy products: The role of the dairy matrix. Int. Dairy J. 2021, 113, 104890
(3) Ato S.; Fujita S. Regulation of muscle protein metabolism by nutrition and exercise. J. Phys. Fit. Sports Med. 2017, 6, 119–12
(4) Liu C.; Cheung W.H.; Li, J.; Chow S.K.; Yu J.; Wong S.H.; Ip M.; Sung J.J.Y.; Wong R.M.Y. Understanding the gut microbiota and sarcopenia: A systematic review. J. Cachexia Sarcopenia Muscle 2021, 12, 1393–1407.
(5) De Marco Castro E.; Murphy C.H.; Roche H.M. Targeting the Gut Microbiota to Improve Dietary Protein Efficacy to Mitigate Sarcopenia. Front. Nutr. 2021, 8, 656730.
18 Dic 2023
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Cómo puede ayudarte el yogur Preguntas y respuestas Salud intestinal y microbiota

¿Cómo ayuda el yogur a la digestión?

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Si hablamos de la digestión, no podemos pasar por alto la importancia del yogur en nuestra vida cotidiana. Como todo producto lácteo, el yogur contiene lactosa, pero también tiene bacterias vivas que producen lactasa, una sustancia que mejora la digestión de esa lactosa. Además, los datos indican que el consumo de yogur repercute positivamente en la salud del intestino y puede ayudar a las personas con tendencia al estreñimiento.

El yogur es bueno para las personas con problemas para digerir la lactosa

La lactosa es el azúcar natural que se encuentra en la leche y en otros productos lácteos. Durante la digestión, una enzima llamada lactasa puede escindirla en el intestino delgado y convertirla en glucosa y galactosa, dos azúcares más simples que absorbe el torrente sanguíneo.

Cuando las moléculas de lactosa sin digerir llegan al colon, la microbiota de esa región las fermenta y entonces puede formarse ácidos grasos volátiles (AGV) y gases; este proceso recibe el nombre de digestión defectuosa de la lactosa. En la mayoría de los casos, los síntomas de esa digestión defectuosa no se notan. Sin embargo, cuando causa síntomas como hinchazón, cólicos, diarrea y flatulencias, hablamos ya de intolerancia a la lactosa (1).

Las personas con digestión defectuosa de la lactosa pueden consumir yogures naturales, porque contienen poca lactosa (2). Y esto es así gracias a las bacterias vivas productoras de lactasa que se usan en el proceso de fermentación (L. delbrueckii subsp. bulgaricus y S. thermophilus). Esta enzima hidroliza la lactosa. Además, algunas de las bacterias activas sobreviven al tránsito intestinal y, como resultado, la lactasa que producen ayuda a digerir mejor la lactosa en el intestino delgado; eso resuelve en parte la fermentación de la lactosa que causa problemas de digestión o intolerancia.

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) publicó en 2010 un dictamen científico oficial (3) según el cual el consumo de cultivos vivos en el yogur, Lactobacillus delbrueckii subspbulgaricus y Streptococcus thermophilus, mejora la digestión de la lactosa de las personas con problemas para digerirla.

El yogur con microorganismos vivos contribuye a mantener un intestino sano

La microbiota intestinal es relevante para la digestión, pero también es de vital importancia para el desarrollo normal del sistema inmunitario y de la función nerviosa (4). Nuestra alimentación puede repercutir en la composición de la microbiota intestinal (5) y tener efectos positivos como cuando se consumen alimentos fermentados, como el yogur.

De hecho, una pequeña parte de las bacterias contenidas en la matriz de los lácteos sobreviven en el tubo digestivo (6), y estas cepas potenciarán hasta 10 000 veces la microbiota de esa región (7) y añadirán nuevas cepas bacterianas con efectos positivos, lo que diversifica la población de dicha microbiota. Esa función complementaria de la alimentación contribuye a mantener la buena salud del intestino, mejora la microbiota intestinal y puede aliviar los trastornos o el malestar digestivo. Además, el consumo de este producto fermentado también es bueno para el desarrollo del sistema inmunitario y para las funciones cognitivas.

El yogur puede ayudar a combatir el estreñimiento

El estreñimiento es muy habitual en la infancia y puede convertirse en un problema crónico en personas adultas. Se considera estreñimiento crónico en caso de menos de tres deposiciones por semana, heces mayoritariamente duras o muy comprimidas, o problemas en el tránsito de las heces durante más de 6 meses. El estreñimiento crónico afecta (de media) a entre el 2 y el 27 % de la población adulta (8).

Según un estudio, el consumo de yogur natural (leche fermentada por las cepas bacterianas de L. bulgaricus y S. thermophiles) redujo la duración del tránsito intestinal de las personas adultas con problemas habituales de estreñimiento. También se observaron mejoras en la función intestinal de las personas que consumieron leche fermentada (9).

De acuerdo con los autores de un ensayo clínico (10), el alivio de los síntomas de estreñimiento puede deberse al potencial terapéutico de los probióticos que contiene el yogur. En el ensayo, la ingesta de yogur probiótico aceleró el tránsito intestinal en animales libres de gérmenes en el ensayo. La evidencia científica a nivel global, ha mostrado una mejora en los síntomas de estreñimiento usando tanto yogures suplementados con cepas probióticas como sin suplementos (11).

Por el momento, hay pocas publicaciones y estudios al respecto y hace falta seguir investigando para comprender mejor los beneficios de los probióticos en trastornos intestinales como el estreñimiento, sobre todo en el caso de personas con estreñimiento crónico.


Publicaciones relacionadas:

  1. Nuestra sección especial: Alimentos fermentados
  2. Nuestra sección especial: Intolerancia a la lactosa
  3. Preguntas y respuestas: ¿Qué es la microbiota intestinal?
  4. ¿Cómo puede el yogur contribuir a protegernos del cáncer colorrectal?

Referencias:
(1) Suchy FJ, Brannon PM, Carpenter TO, et al. NIH Consensus Development Conference Statement: lactose intolerance and health. NIH Consens State Sci Statements 2010;27:1–27
(2) Rozenberg S, Body JJ, Bruyère O, et al. Effects of dairy products consumption on health: Benefits and beliefs – a commentary from the Belgian Bone Club and the European Society for Clinical and Economic Aspects of Osteoporosis, Osteoarthritis and Musculoskeletal Diseases. Calcif Tissue Int 2016;98:1–17.
(3) EFSA Journal 2010;8(10):1763.
(4) Marco ML, Heeney D, Binda S, et al. Health benefits of fermented foods: microbiota and beyond. Curr Opin Biotechnol 2017;44:94–102.
(5) Wen L, Duffy A. Factors influencing the gut microbiota, inflammation, and type 2 diabetes. J Nutr 2017;147:1468S–75S.
(6) C. Landman, E. Quévrain, Le microbiote intestinal : description, rôle et implication physiopathologique, La Revue de Médecine Interne, 2016
(7) Hollister EB et al. Structure and function of the healthy pre-adolescent pediatric gut microbiome. Microbiome. 2015;3:36. 
(8) Sanchez MI, Bercik P. Epidemiology and burden of chronic constipation. Can J Gastroenterol. 2011 Oct;25 Suppl B(Suppl B):11B-15B. doi: 10.1155/2011/974573. PMID: 22114752; PMCID: PMC3206560.
(9) Oskar Adolfsson, Simin Nikbin Meydani, Robert M Russell, Yogurt and gut function, The American Journal of Clinical Nutrition, Volume 80, Issue 2, August 2004, Pages 245–256
(10) Guerra, P. V., Lima, L. N., Souza, T. C., Mazochi, V., Penna, F. J., Silva, A. M., Nicoli, J. R., & Guimarães, E. V. (2011). Pediatric functional constipation treatment with Bifidobacterium-containing yogurt: a crossover, double-blind, controlled trial. World journal of gastroenterology17(34), 3916–3921.
(11) Bacchetta J, et al. Vitamin D and calcium intakes in general pediatric populations: A French expert consensus paper. Arch Pediatr. 2022 May;29(4):312-325.

 

04 Dic 2023
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Control del peso Los beneficios de la fermentación Personas mayores

Menopausia: consumir yogur puede ayudar a mantener la línea

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Si estás viviendo la menopausia y notas que tu figura va ganando cada vez más volumen, no te preocupes, puede ser algo común.

Los cambios hormonales que explican los sofocos, el aturdimiento y los cambios de humor característicos de este periodo de la vida también generan cambios en la distribución de la grasa corporal y aumentan el riesgo de sobrepeso (2). Las mujeres ganan una media de 2 kg durante la menopausia y su masa de lípidos aumenta un 10 % (3, 4).

Pero si te preocupa ganar unos cuantos kilos, no todo son malas noticias: tienes ayuda a mano, en el frigorífico, sin ir más lejos. Según investigaciones recientes, tomar yogur con regularidad como parte de una dieta saludable durante los años en torno a la menopausia se asocia a un menor aumento de peso (1).

Los distintos alimentos lácteos no afectan por igual a nuestro peso

Los lácteos son alimentos muy nutritivos y nos aportan diversas vitaminas, minerales y proteínas que pueden ayudarnos a controlar nuestro peso. Pero, como contienen grasas saturadas, los efectos de los lácteos en el peso aún no están del todo claros. De hecho, en estudios anteriores se ha planteado que es posible que cada producto lácteo tenga efectos diferentes (5, 6).

Un equipo de investigación ha estudiado cómo influye el consumo de los distintos tipos de lácteos en el cambio de peso y el riesgo de obesidad durante la menopausia. Se analizaron los datos de 35 152 mujeres estadounidenses centrándose en el periodo de 12 años en torno a la menopausia (1).

El yogur puede ser una buena opción para las mujeres menopáusicas en lo que respecta al peso

Si bien el consumo de lácteos en general se asoció a menor riesgo de obesidad, el yogur destacó dentro del grupo de los lácteos por la relevancia de sus beneficios. Las mujeres que tomaban dos o más raciones de yogur a la semana ganaron menos peso durante los 12 años en torno a la menopausia. Las que tomaban menos de una ración de yogur al mes fueron las que más aumentaron de peso en ese mismo periodo.

Tomar dos o más raciones de yogur a la semana también se asoció a un 43 % menos de riesgo de obesidad que tomar menos de una ración de yogur al mes. En caso de tomar una cantidad de yogur moderada (entre una ración al mes y dos raciones a la semana), el riesgo fue un 23 % menor.

En este estudio prospectivo, la ingesta total de lácteos se asoció a un menor riesgo de obesidad, pero los resultados varían en función del tipo de alimento lácteo. Por ejemplo, no se observó una asociación sólida entre el consumo de leche y el cambio de peso. Sin embargo, las mujeres que comían más queso tendían a aumentar más de peso que las mujeres que consumían menos queso, aunque esa asociación fue variando durante el estudio. En todo caso, las mujeres que comían menos queso presentaron claramente un menor aumento de peso durante el periodo de 12 años en torno a la menopausia.

El yogur presenta beneficios únicos en cuanto al peso si se compara con otros productos lácteos

Según los resultados del estudio, es posible que el yogur tenga que ver con la regulación del peso y la prevención de la obesidad durante la menopausia. Aunque no se sabe exactamente a qué se debe, los investigadores han propuesto varias posibilidades:

  • Se cree que el calcio interviene en el metabolismo de los lípidos y en varios estudios se ha demostrado que aumentar la ingesta de calcio acelera la pérdida de peso y de grasa.
  • Parece ser que la acidez del yogur mejora la biodisponibilidad del calcio, cosa que explica sus efectos concretos sobre el peso.
  • El yogur contiene bacterias vivas que pueden modular la microbiota intestinal para ayudar a evitar el aumento de peso.
  • La consistencia semisólida del yogur da una sensación de saciedad que puede reducir el hambre y protegernos frente al aumento de peso.

El estilo de vida es importante

Hacer ejercicio físico con regularidad y seguir una alimentación saludable se asoció a un menor riesgo de obesidad. Según este estudio, los beneficios de llevar una vida sana se intensificó  entre las mujeres que consumieron más cantidad de yogur.

Las mujeres que tomaron yogur con más frecuencia fueron más activas y siguieron dietas más saludables que las que no lo hicieron. Las mujeres físicamente activas que tomaron menos yogur presentaron un riesgo de obesidad un 19 % más bajo que las mujeres con el mismo consumo de yogur, pero menos activas; sin embargo, las mujeres físicamente activas que tomaron más yogur presentaron un riesgo de obesidad un 48 % menor.

En el mismo sentido, las mujeres que tomaron más yogur y, en general, seguían dietas más saludables presentaron un riesgo de obesidad un 63 % más bajo que aquellas con dietas menos saludables; sin embargo, las mujeres que seguían dietas más saludables pero tomaron menos yogur presentaron un riesgo de obesidad un 48 % menor.

«…en este estudio se apunta a que un mayor consumo de yogur por parte de las mujeres en la perimenopausia se asocia a un menor aumento de peso y menor riesgo de obesidad. Incorporar el consumo de yogur como parte de una alimentación saludable puede tener efectos positivos sobre el peso durante esta época tan importante de la vida» – Yuan M, et al. 2023

Para saber más: lee el artículo original.
Fuente: (1) Yuan M, et al. Dairy Foods, Weight Change, and Risk of Obesity During the Menopausal Transition. J Nutr. 2023 Mar;153(3):811-819.

Otras referencias:
(2) F. Lizcano, G. Guzman, Estrogen deficiency and the origin of obesity during menopause, BioMed Res Int 2014 (2014) 757461.
(3) R.R. Wing, K.A. Matthews, L.H. Kuller, E.N. Meilahn, P.L. Plantinga, Weight gain at the time of menopause, Arch Intern Med 151 (1) (1991) 97–102.
(4) M.F. Sowers, H. Zheng, K. Tomey, C. Karvonen-Gutierrez, M. Jannausch, X. Li, et al., Changes in body composition in women over six years at midlife: ovarian and chronological aging, J Clin Endocrinol Metab 92 (3) (2007) 895–901.
(5) D. Mozaffarian, T. Hao, E.B. Rimm, W.C. Willett, F.B. Hu, Changes in diet and lifestyle and long-term weight gain in women and men, N Engl J Med 364 (2011) 2392–2404.
(6) H. Wang, L.M. Troy, G.T. Rogers, C.S. Fox, N.M. Mckeown, J.B. Meigs, et al., Longitudinal association between dairy consumption and changes of body weight and waist circumference: the Framingham Heart Study, Int J Obes 38 (2014) 299–305.
27 Nov 2023
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Infografías Beneficios medioambientales Dietas saludables

Pasando a una dieta saludable más sostenible (infografía)

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Los estudios de EAT Lancet y la FAO recomiendan llevar dietas más respetuosas con el medio ambiente. Encontrar el equilibrio dietético adecuado que promueva nuestra salud y la del planeta, llevando una de las llamadas dietas saludables y sostenibles, puede ser un desafío y requiere directrices basadas en evidencia. Los modelos científicos presentados aquí proponen examinar el caso de la carne, señalada por su huella medio ambiental.

¿Cómo garantizar una nutrición adecuada cuando se reduce el consumo de carne?

Mejorar el sistema alimentario para la salud planetaria y humana requiere:

  • Mejoras en la producción, incluyendo técnicas agrícolas destinadas a la preservación de la biodiversidad, a mejores recursos de agua dulce y a la gestión de las emisiones de gases de efecto invernadero (CO2, metano, óxido nitroso)
  • Mejoras en los hábitos de consumo que incluyan la transición hacia dietas saludables más sostenibles caracterizadas por niveles más altos de alimentos de origen vegetal y una reducción de alimentos de origen animal, en particular de carne roja

Más información en nuestra nueva infografíaYINI Infographic meat - ES - part 1YINI Infographic meat - ES - part 2

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20 Nov 2023
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¿Qué son los sistemas alimentarios sostenibles?

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Alimentar al mundo de mañana y a su población cada vez más numerosa ya se ha convertido en un desafío global. De acuerdo con las predicciones de las Naciones Unidas, en 2050 seremos ya 9500 millones de personas [1]. Según la FAO, los sistemas agroalimentarios de todo el mundo produjeron 11 000 toneladas de alimentos en 2021, pero, aun así, alrededor del 10 % de la población mundial sigue padeciendo hambre y desnutrición [2, 3]. Por eso, para adoptar políticas de transición hacia un sistema de producción alimentaria más sostenible hay que construir sistemas agroalimentarios resilientes.

¿Qué es un sistema alimentario?

Un sistema alimentario es una entidad compleja. En su conjunto, los sistemas alimentarios comprenden la producción primaria, pero también las cadenas de suministro de alimentos que terminan con la distribución a los consumidores o en puntos de venta al por menor [2]. Un sistema alimentario lo integran todos los elementos, actividades y participantes que intervienen en la producción, el procesamiento, la preparación, la distribución y, por último, el consumo de los alimentos [3]. También abarca todo lo que es necesario aportar y todo lo que se genera como resultado en cada eslabón de la cadena.

Los participantes en el sistema alimentario son muy diversos:

  • productores primarios que hacen aportaciones al sistema;
  • servicios posteriores a la cosecha, de almacenamiento, de procesamiento y de transporte de alimentos;
  • distribuidores, mayoristas y minoristas de productos alimentarios,
  • y, por último, los hogares y las personas, que son los consumidores finales.

En un sistema alimentario también hay otras dimensiones más abstractas pero igual de fundamentales: las decisiones y las culturas en torno a los alimentos. Las creencias, las normas sociales y los valores relacionados con la comida de los distintos consumidores de cualquier parte del mundo tienen mucho peso para determinar qué come la gente y cuál es la demanda, y por eso dictan el funcionamiento del sistema alimentario [4].

Los actuales sistemas alimentarios globales no son sostenibles

Muchas instituciones están de acuerdo en que nuestro actual sistema de producción alimentaria es insostenible y en que hay que reorientarlo hacia un tipo de producción de calidad, resiliente, que preserve los recursos del planeta. La producción de alimentos representa el 30 % de las emisiones de gases de efecto invernadero y el 70 % del uso del agua, y genera una enorme pérdida de la biodiversidad marina y terrestre [2].

«La producción global de alimentos es una amenaza para la estabilidad climática y la resiliencia de los ecosistemas. […] Es muy urgente una transformación radical del sistema alimentario global. Si no actuamos, el mundo se arriesga a no cumplir ni los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU ni el Acuerdo de París». – Cat. Johan Rockström, en el informe resumido de la EAT-Lancet Commission, 2019

No hay duda de que nuestro sistema alimentario global está centrado en la cantidad y la productividad, pero no se presta suficiente atención a la calidad. Por eso hay que cambiar de estrategia y pasar «de alimentar a la gente a nutrir bien a la gente» [4]. Para alimentar a la población mundial, cada vez mayor (se espera que roce los 10 000 millones de personas en 2050), será necesario realizar cambios generalizados en nuestra forma de producir los alimentos, sobre todo en vista de la presión creciente que supone el cambio climático. Pero todos esos cambios en el sistema de producción de alimentos también deben tener como objetivo satisfacer las necesidades nutricionales y de salud de la población.

Sostenibilidad en la producción alimentaria

La transición hacia sistemas alimentarios sostenibles tiene una dimensión medioambiental esencial. La producción agrícola y ganadera, que genera emisiones de gases de efecto invernadero en todo el mundo, somete a los recursos hídricos y del suelo a una enorme tensión. La idea de un sistema alimentario sostenible se basa en los cuatro aspectos que definen la sostenibilidad en los informes de la FAO y la OMS [2, 3, 5]:

  • proporcionar alimentos seguros y nutritivos que formen parte de una dieta equilibrada y sostenible para reducir la carga de la desnutrición en todo el mundo;
  • ser culturalmente aceptable por todas las poblaciones;
  • ser inclusivo y ético;
  • tener poco impacto en el medio ambiente y preservar la biodiversidad y los recursos naturales, a ser posible con sistemas de producción y consumo locales [5].

Según la EAT-Lancet Commission [6], para convertir nuestro sistema alimentario en un tipo de producción respetuosa con el medio ambiente, debemos fijarnos como objetivo algunas cuestiones clave:

  • no utilizar más terreno del que ya usamos;
  • salvaguardar la biodiversidad actual;
  • reducir el uso de agua y gestionarla de manera responsable;
  • reducir considerablemente la contaminación por nitrógeno y fósforo (derivada del uso de fertilizantes);
  • generar cero emisiones de dióxido de carbono;
  • conseguir que no aumenten las emisiones de metano y óxido nitroso.

Los sistemas alimentarios sostenibles tienen que ser capaces de lidiar con los riesgos y la incertidumbre, como lo fue el estallido del brote de COVID-19 en 2020. Y por eso, las acciones principales impulsadas por políticas públicas y gubernamentales para cambiar el sistema alimentario tienen que estar vinculadas a la lucha contra la desnutrición [2, 3]. Un sistema de producción alimentaria sostenible debe proporcionar a todo el mundo los nutrientes que necesita para protegerse y mejorar su salud frente a la aparición de enfermedades. Para que funcionen a largo plazo, las dietas sostenibles tienen que adaptarse a las culturas y los hábitos alimentarios locales y deben ser una fuente de placer, afecto y espíritu de compartir.

Producción de cadena corta y disminución del desperdicio de alimentos

Recurrir a la estructura local para la producción de los alimentos básicos es una de las mejores soluciones para garantizar la seguridad alimentaria. Las cadenas alimentarias se han ido alargando en las últimas décadas y el consumidor final cada vez está más lejos del productor inicial [4]. El traslado del alimento desde la explotación donde se produce hasta la mesa donde se come consume energía como consecuencia del transporte, el procesamiento, el envasado, la distribución, la venta al por menor y la preparación. Todo eso genera gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático. Por lo tanto, empezar a consumir alimentos locales y de temporada es un primer paso hacia un consumo más sostenible.

Además, casi un tercio de los alimentos que se producen actualmente en el mundo se desperdician. En los países de la Unión Europea, este porcentaje representa unos 173 kilos de alimentos desperdiciados per cápita al año [7]. El desperdicio de alimentos se produce en muchos niveles de producción de la cadena alimentaria [8]:

  • durante la cosecha;
  • en el procesamiento de la industria agroalimentaria;
  • a escala de mayoristas, minoristas y supermercados,
  • y en el eslabón de los consumidores (principalmente hogares) y proveedores de servicios de alimentación (restaurantes y servicios de catering).

Para lograr un sistema más sostenible de producción y distribución de alimentos, la EAT-Lancet Commission recomienda reducir como mínimo a la mitad el desperdicio de alimentos haciendo cambios importantes en el almacenamiento, el transporte, el procesamiento y el envasado de los alimentos (sobre todo en países de rentas bajas), e informando a los consumidores, los minoristas y los propietarios de restaurantes sobre cómo reducir el desperdicio de alimentos (sobre todo en países de rentas más altas) [6].

En el mundo científico se están explorando las distintas opciones, desarrollando modelos de agricultura regenerativa para preservar y renovar los diferentes recursos que, al mismo tiempo, permitan a todo el mundo acceder de manera fiable y segura a alimentos saludables. El objetivo global es preparar el terreno para que se tomen decisiones bien fundamentadas que guíen a la industria agrícola y alimentaria hacia un futuro sostenible.

Para saber más:

Referencias:
[1] Naciones Unidas. Population Division, World Population Prospects 2019, Graphs / Profiles. [Online]
[2] FAO. 2021. In Brief.The State of Food and Agriculture 2021. Making agrifood systems more resilient to shocks and stresses. Rome, FAO.  
[3] Willett W, Rockström J, Loken B, et al. Food in the Anthropocene: the EAT–Lancet Commission on healthy diets from sustainable food systems. Lancet. 2019;393(10170):447-492.
[4] Einarsson, Rasmus et al. “Healthy diets and sustainable food systems.” Lancet (London, England) vol. 394,10194 (2019): 215.
[5] Burlingame B, Dernini S. Sustainable diets and biodiversity: Directions and solutions for policy, research and action. Food and Agriculture Organization. 2010.
[7] Scherhaufer S, Moates G, Hartikainen H, Waldron K, Obersteiner G.O., Environmental impacts of food waste in Europe, Waste Management (2018); 77: 98-113.
[8] Papargyropoulou E, Lozano R, Steinberger J. K, Wright N, bin Ujang Z; The food waste hierarchy as a framework for the management of food surplus and food waste; Journal of Cleaner Production, (2014); 76:106-115,
06 Nov 2023
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Beneficios medioambientales

¿Cómo pueden los profesionales de la salud fomentar las dietas sostenibles?

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La transición hacia dietas equilibradas y sostenibles es necesaria para garantizar la seguridad alimentaria, la salud de las personas y la salud del planeta. Los profesionales de la salud pueden tener un lugar en este proceso de transición, pero su grado de implicación depende de su nivel de conocimientos y familiaridad con el tema.

Hace poco, un grupo de investigación español ha llevado a cabo un estudio financiado por el Instituto Danone España con el objetivo de evaluar los conocimientos, la actitud y las prácticas de los profesionales de la salud para seguir desarrollando iniciativas educativas y afianzar su rol de apoyo a los pacientes (1).

Los profesionales de la salud, figuras clave en la concienciación y la educación

Los profesionales de la salud tienen mucha importancia e influencia en los alimentos que deciden consumir sus pacientes. Sus conocimientos, su credibilidad y su estrecho contacto con la población los convierten en figuras clave para fomentar las dietas sostenibles (2). No obstante, según estudios recientes, los profesionales de la salud no tienen mucha formación sobre dietas sostenibles. Hasta la fecha, estos estudios se han centrado fundamentalmente en los profesionales de EE. UU. y Canadá y, en menor medida, de Europa.

Conocimientos, actitudes y prácticas de los profesionales de la salud en España

Este estudio se llevó a cabo con un cuestionario en línea en el que participaron 2545 profesionales de la salud de España (1139 profesionales de enfermería, 427 de medicina, 346 de farmacia, 550 de nutrición y 83 de distintos ámbitos de la salud sin especificar). En la encuesta se recabó información de los participantes sobre sus características sociodemográficas, su experiencia profesional, su nivel de formación complementaria y sus conocimientos, actitudes y prácticas relacionados con dietas sostenibles.
Se observó que la mayoría de los profesionales de la salud contaban con un nivel de conocimientos sobre dietas sostenibles entre medio y bajo:

  • El 21,5 % de los profesionales de la salud nunca habían oído hablar de «dietas sostenibles».
  • Entre quienes sí conocían el término,
    • El 44 % lo habían oído en canales de información no relacionados con la profesión sanitaria, como la prensa, las redes sociales o conversaciones informales.
    • Solo el 20 % de las personas encuestadas mencionaron canales profesionales, como las guías alimentarias, conferencias o publicaciones científicas o los cursos de formación complementaria.

La salud y la nutrición son lo primero

Tras mostrarles la definición de «dieta sostenible» de la FAO (3), el 60,6 % de los participantes consideraron muy importante que «la población tuviera en cuenta todas las dimensiones de las dietas sostenibles (la salud de las personas, el medio ambiente y las dimensiones socioeconómicas)». Sin embargo, en general valoraron que las dimensiones relacionadas con la salud (idoneidad nutricional, seguridad alimentaria) eran mucho más importantes que los demás aspectos. Los efectos preocupantes sobre la salud asociados a la alimentación que más se mencionaron fueron el consumo de alimentos con muchos azúcares, muy procesados o con metales pesados.

Lagunas en el conocimiento de los aspectos medioambientales y socioeconómicos

La mayoría de los profesionales de la salud (~70 %) admitieron que su nivel de conocimientos sobre el impacto medioambiental de la alimentación era entre medio y bajo, y al 60,9 % de las personas encuestadas les pareció importante profundizar y adquirir más conocimientos sobre la repercusión medioambiental y socioeconómica de las dietas.

Necesidad de enriquecer la educación y la formación

La formación continua y las conferencias científicas son fundamentales para aumentar los conocimientos de los profesionales de la salud. Sin embargo, según los autores del estudio, hay que crear contenido específico sobre dietas sostenibles. Los profesionales de la salud indicaron en la encuesta que asisten a conferencias profesionales y científicas, pero solo el 12 % de los participantes manifestaron que habían oído mencionar las dietas sostenibles en conferencias o cursos.
Los autores del estudio consideran que, creando contenidos de formación específicos, se podría llenar los vacíos actuales de la educación y la formación de los profesionales de la salud en materia de dietas sostenibles.

«Teniendo en consideración la urgencia de adoptar de forma generalizada dietas sostenibles, el importante papel de los profesionales de la salud en esta transición alimentaria y su disposición a fomentar dietas sostenibles en el ejercicio cotidiano de su profesión, se debe poner mucho esfuerzo para implementar unas directrices concretas para estos profesionales de la salud  […]»; Fresán U., 2023

Parece fundamental formar y concienciar sobre dietas sostenibles a los profesionales de la salud para que profundicen en el conocimiento de las dimensiones medioambientales, sociales y económicas relacionadas con los alimentos que elegimos consumir. Con la formación adecuada, podrían transmitir esos conocimientos a sus pacientes y afianzarse como agentes de cambio con el objetivo de adoptar dietas más sostenibles.

Para saber más: lee el artículo original.
Fuente: (1) Fresán U, Vidal-Carou MC, Ramos-Truchero G, Sáenz de Pipaon M, Moreno LA, Salas-Salvadó J; Knowledge, attitude, and patient’s advice on sustainable diets among Spanish health professionals; Front.Nutr. Volume 10 – 2023 | doi: 10.3389/fnut.2023.1182226
Otras referencias:
(2) Alberdi G, Begiristain-Zubillaga M. The Promotion of Sustainable Diets in the Healthcare System and Implications for Health Professionals: A Scoping Review. Nutrients. 2021 Feb 26;13(3). 407.
(3) Burlingame D, Dernini S, Food and Agriculture Organization of the United Nations; Bioversity International; Sustainable diets and biodiversity: Directions and solutions for policy, research and actions, 2012, 309 p.; ill. ISBN: 978-92-5-107288-2
16 Oct 2023
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El yogur, un alimento rico en nutrientes Preguntas y respuestas

¿Cuáles son los beneficios para la salud del yogur?

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Seguir una dieta equilibrada es importante para tener buena salud y depende en gran medida del consumo de los nutrientes y alimentos adecuados. Hay algunos alimentos dentro de nuestra dieta, como el yogur, que desde el mundo científico se consideran beneficiosos para la salud.

El yogur, un alimento muy nutritivo

Por su composición, el yogur es un alimento completo y con una alta concentración de nutrientes. Contiene tanto micronutrientes (vitaminas y minerales) como macronutrientes (proteínas y ácidos grasos) (1). Respecto al contenido proteico, el yogur tiene proteínas de alta calidad, por ejemplo, todos los aminoácidos esenciales en las cantidades necesarias para la síntesis de proteínas. Además, está demostrado que se digieren mejor que las proteínas de la leche (2), seguramente porque, en el proceso de fermentación para hacer el yogur, comienzan a descomponerse en unidades más pequeñas.

El yogur se conoce sobre todo como fuente de calcio, pero también aporta muchos otros micronutrientes, como potasio, zinc, fósforo, magnesio, vitamina A, riboflavina, vitamina B5 y vitamina B12 (3).

El consumo de yogur se asocia a un menor riesgo de diabetes de tipo 2

La diabetes es un problema de salud a nivel mundial: la diabetes mellitus de tipo 2 (DT2) se caracteriza por la glucemia, es decir, niveles excesivamente altos de glucosa en la sangre. Cuando esa glucemia llega a un umbral definido de forma regular, aumenta el riesgo de desarrollar secuelas a largo plazo.

Los datos actuales de estudios de cohortes indican que puede existir una relación beneficiosa entre el consumo de yogur y la prevención de la DM2 (4, 5, 6, 7):

  • El yogur es un alimento con un índice glucémico bajo (promedio de alrededor de 41 si hablamos de un yogur natural sin edulcorantes, frente al índice glucémico de 100 de la glucosa pura), lo que parece indicar que no causa una subida pronunciada del nivel de glucosa en sangre después de comer.
  • Es menos probable que las personas que toman habitualmente yogur sigan los estilos de vida poco saludables que se asocian al desarrollo de la DT
  • Las bacterias vivas del yogur pueden mejorar la composición de la microbiota intestinal y de esta forma, reducir la inflamación asociada a la DT
  • Se ha demostrado que el riesgo de DT2 se reduce un 7 % por cada aumento de 10 μg en el consumo de la vitamina K2, y un yogur no desnatado contiene hasta 28 μg de K2 por cada ración de 100 g.

El consumo de yogur favorece la salud cardiovascular

Tener una alimentación saludable es una de las mejores formas de prevenir las enfermedades cardiovasculares (ECV). El yogur, con su gran variedad de compuestos bioactivos y rico en nutrientes, sobre todo si se consume con fruta, está asociado a un menor riesgo de ECV. El consumo de yogur también se ha relacionado en numerosas ocasiones con la reducción del riesgo de hipertensión arterial (8).

Tomar yogur es bueno para la salud cardiovascular. La relación entre el consumo de este producto y el menor riesgo de ECV tal vez se deba a las propiedades protectoras de algunos de sus componentes (9, 10, 11):

  • Sus micronutrientes (calcio, potasio y magnesio) se han vinculado con un menor riesgo de ictus.
  • El yogur y los lácteos tienen muchos micronutrientes y proteínas, y algunos de ellos se han relacionado con el descenso de la presión arterial.
  • Tras las ECV subyace la inflamación crónica de baja intensidad, y algunos ácidos grasos saturados de los productos lácteos (como el ácido láurico) pueden tener efectos antiinflamatorios.
  • Los lácteos fermentados, como el queso, el yogur o las leches fermentadas probióticas, tienen un gran potencial antioxidante, es decir, combaten el daño oxidativo (12) y podrían ser claves para llegar a la tercera edad de forma saludable y activa (13). El proceso de fermentación repercute en la composición de las grasas de los lácteos. En consecuencia, aumenta la concentración de ácido linoleico conjugado, que, según los datos, podría brindar diversos beneficios antiateroscleróticos, como cambios en la grasa corporal, en el perfil lipídico y en la presión arterial (14).

Tomar yogur puede ayudar a que tus huesos estén más fuertes y sanos

El yogur, como parte del grupo de los lácteos, se recomienda en muchas guías alimentarias porque sus nutrientes se consideran esenciales para la salud ósea. Contiene no solo muchos nutrientes, sobre todo calcio, sino también proteínas, fundamentales para la salud de nuestros huesos (15).

Por un lado, el consumo de yogur se asocia al crecimiento saludable de los huesos durante la infancia y la adolescencia por su elevado contenido de calcio. Por otro, reduce el riesgo de osteoporosis y fracturas de cadera en personas de edad avanzada (>60 años). Según las predicciones de la modelización estadística de la ingesta de yogur y la salud ósea, el aumento de una ración semanal de yogur se asoció a la reducción de un 39 % en el riesgo de osteoporosis en el caso de las mujeres y de un 52 % en el de los hombres (16).

Por lo tanto, animar a la gente a tomar más yogures puede ser una estrategia de salud pública muy valiosa para fomentar el crecimiento saludable, pero también para eludir la osteoporosis (16).

Para más información:


Referencias:
(1) YINI Digest, 2014. What added value does yogurt bring to dairy protein?.
(2) Adolfsson O, Meydani SN, Russell RM. Yogurt and gut function. Am J Clin Nutr 2004;80(2):245-56.
(3) Williams EB, Hooper B, Spiro A, et al. The contribution of yogurt to nutrient intakes across the life course. Nutrition Bulletin 2015;40:9–32.
(4) Marette A, Picard-Deland E. Yogurt consumption and impact on health: focus on children and cardiometabolic risk. Am J Clin Nutr 2014;99:1243S–7S.
(5) Chen M, Sun Q, Giovannucci E, et al. Dairy consumption and risk of type 2 diabetes: 3 cohorts of US adults and an updated meta-analysis. BMC Med 2014;12:215.
(6) Aune D, Norat T, Romundstad P, et al. Dairy products and the risk of type 2 diabetes: a systematic review and doseresponse meta-analysis of cohort studies. Am J Clin Nutr 2013;98:1066–83.
(7) Gijsbers L, Ding EL, Malik VS, et al. Consumption of dairy foods and diabetes incidence: a dose-response meta-analysis of observational studies. Am J Clin Nutr. 2016;103:1111–24.
(8) Wang H, Troy LM, Rogers GT, et al. Longitudinal association between dairy consumption and changes of body weight and waist circumference: the Framingham Heart Study. Int J Obes (Lond) 2014;38:299–305.
(9) Givens DI. Saturated fats, dairy foods and health: a curious paradox? Nutrition Bulletin 2017;42:274–82.
(10) Guo J, Astrup A, Lovegrove JA, et al. Milk and dairy consumption and risk of cardiovascular diseases and all-cause mortality: dose-response meta-analysis of prospective cohort studies. Eur J Epidemiol 2017;32:269–87.
(11) Lordan R, Tsoupras A, Mitra B, et al. Dairy fats and cardiovascular disease: do we really need to be concerned? Foods 2018;7:29.
(12) Fardet A, Rock E. In vitro and in vivo antioxidant potential of milks, yoghurts, fermented milks and cheeses: a narrative review of evidence. Nutr Res Rev 2017; Oct 2:1–19.
(13) El-Abbadi NH, Dao MC, Meydani SN. Yogurt: role in healthy and active aging. Am J Clin Nutr 2014;99(5 Suppl):1263S–70S.
(14) Fernandez MA, Panahi S, Daniel N, et al. Yogurt and cardiometabolic diseases: a critical review of potential mechanisms. Adv Nutr 2017;8(6):812-829.
(15) Rozenberg S, Body JJ, Bruyère O, et al. Effects of dairy products consumption on health: Benefits and beliefs – a commentary from the Belgian Bone Club and the European Society for Clinical and Economic Aspects of Osteoporosis, Osteoarthritis and Musculoskeletal Diseases. Calcif Tissue Int 2016;98:1–17.
(16) Laird E, Molloy AM, McNulty H, et al. Greater yogurt consumption is associated with increased bone mineral density and physical function in older adults. Osteoporos Int 2017;28:2409–19.
02 Oct 2023
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Dietas saludables

Una dieta para proteger nuestro hígado: los lácteos podrían tener un lugar

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Ojos que no ven, corazón que no siente: digamos que, como no vemos nuestro hígado, no le prestamos mucha atención. Pero lo cierto es que no podemos vivir sin él y merece los mismos cuidados que, por ejemplo, el corazón. Según las investigaciones más recientes, es posible que los productos lácteos nos ayuden a cuidar el hígado. Se ha observado que las personas que consumen lácteos con regularidad presentan menos riesgo de sufrir esteatosis hepática no alcohólica (EHNA), que comprende una serie de trastornos en los que el exceso de grasa se acumula en el hígado [1].

Para que nuestro hígado esté sano, nos hace falta un estilo de vida saludable

La EHNA es la principal causa de enfermedad hepática a largo plazo en todo el mundo y se calcula que afecta al 25 % de la población. Si no se trata, puede producir daño hepático, cirrosis e incluso cáncer de hígado [2]. La EHNA está relacionada estrechamente con el síndrome metabólico y comparte rasgos como la obesidad, la resistencia a la insulina y el aumento de la presión arterial [3].

La mejor forma de prevenir la EHNA es asegurarse de tener un estilo de vida saludable y, como parte de ello, comer bien. Eso implica reducir nuestro consumo de carne roja y carne procesada, de comida rápida y de bebidas azucaradas (todos esos productos se asocian a un mayor riesgo de EHNA) y comer más fruta, verdura y cereales integrales en su lugar [4, 5].

Hasta ahora no estaba muy claro si el consumo de lácteos guardaba relación con el riesgo de desarrollar EHNA. Aunque los lácteos contienen muchos nutrientes saludables, a algunos investigadores les preocupaba que su contenido de grasas saturadas fuese perjudicial. No obstante, tras los resultados de las investigaciones más recientes, los miedos sobre la contribución de los lácteos a las enfermedades hepáticas han comenzado a disiparse.

El yogur y la leche se asocian a un menor riesgo de enfermedad hepática

Se han analizado 11 estudios con un total de 43 649 participantes para obtener una idea más clara de cómo puede afectar el consumo de lácteos a la salud de nuestro hígado [1].

El análisis conjunto de los resultados de todos estos estudios ha revelado que el consumo de lácteos se asocia a un menor riesgo de desarrollar EHNA. De hecho, se observó una relación inversa: las personas que consumían mayores cantidades de lácteos presentaban menos riesgo de sufrir problemas hepáticos que quienes consumían cantidades más pequeñas. Si hablamos de los lácteos en su conjunto, su consumo más elevado se asociaba a un 10 % menos de riesgo de EHNA.

Cuando se analizaron los resultados según el tipo concreto de producto lácteo, el yogur se asoció sistemáticamente a un 12 % menos de riesgo de EHNA y la leche, a un 14 % menos.

No se observaron asociaciones entre la EHNA y el consumo de queso.

¿De qué manera estamos protegiendo el hígado si consumimos lácteos?

Según los investigadores, es posible que la clave para explicar que el consumo de lácteos se asocie a menos riesgo de enfermedades hepáticas (a pesar de su alto contenido de grasas saturadas) se encuentra en la matriz de los lácteos: el estado de los alimentos a nivel físico [6, 7].

El consumo de lácteos también se asocia a mejores resultados en las pruebas del perfil lipídico en sangre: menos triglicéridos y colesterol total (muy relacionados con la acumulación de grasa en el hígado) y niveles más altos de colesterol HDL [8].

No obstante, los investigadores piden cautela y consideran que la calidad de los datos de los estudios observacionales incluidos en su análisis era variable y, por lo tanto, es necesario confirmar sus conclusiones con más estudios a gran escala.

En todo caso, sus conclusiones coinciden con las de otra revisión reciente según la cual las personas que consumen más lácteos corren menos riesgo de sufrir síndrome metabólico, aumento de la presión arterial, DM2, accidentes cerebrovasculares y enfermedades cardiovasculares [9].

«Hemos observado que el consumo de leche y yogur se asocia a una prevalencia algo menor de EHNA. Sin embargo, no hemos visto ninguna relación entre el consumo de queso y la EHNA. – Yuzbashian E, et al, 2023”

Para saber más: lee el artículo original.
Fuente: [1] Yuzbashian E, Fernando DN, Pakseresht M, et al. Dairy product consumption and risk of non-alcoholic fatty liver disease: A systematic review and meta-analysis of observational studies. Nutr Metab Cardiovasc Dis. 2023 Aug;33(8):1461-1471.
Otras fuentes:
[2] Huang DQ, El-Serag HB, Loomba R. Global epidemiology of NAFLD-related HCC: trends, predictions, risk factors and prevention. Nat Rev Gastroenterol Hepatol 2021;18:223e38.
[3] Godoy-Matos AF, Silva Junior WS, Valerio CM. NAFLD as a continuum: from obesity to metabolic syndrome and diabetes. Diabetol Metab Syndrome 2020;12:60.
[4] Hallsworth K, Adams LA. Lifestyle modification in NAFLD/NASH: facts and figures. JHEP Rep 2019;1:468e79.
[5] Moore MP, Cunningham RP, Dashek RJ, Mucinski JM, Rector RS. A fad too far? Dietary strategies for the prevention and treatment of NAFLD. Obesity 2020;28:1843e52.
[6] Weaver CM. Dairy matrix: is the whole greater than the sum of the parts? Nutr Rev 2021;79:4e15.
[7] Thorning TK, et al. Whole dairy matrix or single nutrients in assessment of health effects: current evidence and knowledge gaps. Am J Clin Nutr 2017;105:1033e45.
[8] Derakhshandeh-Rishehri SM, Ghobadi S, Akhlaghi M, Faghih S. No adverse effects of dairy products on lipid profile: A systematic review and meta-analysis of randomized controlled clinical trials. Diabetes Metabol Syndr 2021;15:102279.
[9] Godos J, Tieri M, Ghelfi F, Titta L, Marventano S, Lafranconi A, et al. Dairy foods and health: an umbrella review of observational studies. Int J Food Sci Nutr 2020;71:138e51.
18 Sep 2023
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Beneficios medioambientales

El papel de los profesionales de nutrición en la transición hacia una alimentación sostenible

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Según las investigaciones más recientes, los profesionales de la nutrición y dietética van a tener un papel fundamental en la configuración de un mundo más saludable y sostenible (1). Por su posición pueden ayudarnos a modificar nuestros hábitos y llevar una alimentación más saludable y respetuosa con el medio ambiente, impulsando sistemas alimentarios sostenibles, que son de vital importancia para la transición ecológica.

De acuerdo con una investigación, basada en un cuestionario en línea, los nutricionistas de toda Europa tienen mucho interés en asumir el reto de fomentar dietas y sistemas alimentarios sostenibles, pero en muchas ocasiones no cuentan con la formación o los recursos necesarios para orientar a sus clientes en esa dirección, así que en realidad muy pocos aplican los principios de sostenibilidad en su trabajo.

Según los investigadores, superar esos obstáculos y dotar a los dietistas de los conocimientos y las capacidades necesarias puede suponer un cambio trascendental para nuestro futuro y el de las generaciones venideras.

¿Por qué los nutricionistas son tan importantes para la transición ecológica?

A medida que cada vez más gente en todo el mundo adopta los hábitos alimentarios occidentales, la presión sobre los recursos naturales del planeta no deja de aumentar, y al mismo tiempo, crece la carga patológica que suponen las dietas poco saludables (2).

Es de vital importancia que nos dirijamos hacia dietas que sean beneficiosas para nuestra salud y que también alivien la presión que ejercen los sistemas alimentarios sobre el medio ambiente (3).

En ese proceso, los dietistas actúan como inductores hacia sistemas alimentarios más sostenibles, porque pueden orientarnos para que adoptemos ese tipo de dietas (4, 5). Mediante ese asesoramiento personal y su trabajo para la implantación de medidas de salud pública como las guías alimentarias, los nutricionistas contribuyen a modelar los patrones alimentarios de la población.

Para que eso ocurra, los profesionales de la nutrición deben contar con los conocimientos, las capacidades y los recursos necesarios para asumir esa nueva función. Según la investigación, lo primero es determinar con qué conocimientos cuentan y cuál es su disposición a familiarizarse con las dietas sostenibles.

Y por eso en este estudio se han analizado los conocimientos, la actitud, las prácticas y la formación de los profesionales de la nutrición de toda Europa, con el objetivo de averiguar hasta qué punto conocen el impacto medioambiental de las decisiones alimentarias y saber si ya aplican los principios de sostenibilidad en su práctica cotidiana.

Hay lagunas en los conocimientos profesionales sobre alimentación sostenible

Según las respuestas a este cuestionario en línea completado por 208 dietistas de 25 países europeos, el 75 % consideraba que podía definir adecuadamente una dieta sostenible. La mayoría tenía la capacidad de identificar la sostenibilidad medioambiental y reconocía sin problemas que las dietas con alimentos de temporada, de producción local y de origen vegetal tienen menor impacto medioambiental, a diferencia de la carne, que es lo que más repercute en el clima.

Sin embargo, tenían lagunas en lo que respecta a los factores sociales y económicos de la sostenibilidad.

No obstante, la mayoría de los nutricionistas que respondieron al cuestionario se mostraron dispuestos a recibir información al respecto y admitieron la importancia de su papel a la hora de impulsar decisiones alimentarias sostenibles.

Hay pocos nutricionistas que ofrezcan consejos sobre sostenibilidad en la consulta

Los dietistas han integrado activamente los principios de sostenibilidad en el ejercicio de su profesión: animan a sus clientes a seguir dietas respetuosas con el medio ambiente (con alimentos de origen vegetal y de producción local) y destacan la importancia de reducir el desperdicio de alimentos.

Sin embargo, la mayoría de quienes respondieron al cuestionario admitieron que todavía no han incorporado a sus consultas el asesoramiento sobre este tema, y alegaron que para ello necesitarían más tiempo y recursos. También afirmaron tener la impresión de que algunos de sus clientes no estaban muy abiertos a la idea de modificar su alimentación para hacerla más sostenible.

Otros impedimentos para estos cambios eran la falta de guías alimentarias nacionales actualizadas y el escaso respaldo por parte de compañeros de trabajo y superiores.

La formación es fundamental para que los nutricionistas impulsen la sostenibilidad

De acuerdo con el cuestionario, solo el 25 % de los profesionales de la dietética en Europa han recibido algún tipo de formación sobre dietas sostenibles.

Ante estos datos, los responsables de la investigación han instado a las universidades y los centros de formación a ofertar cursos integrales sobre sostenibilidad, también en niveles de formación universitaria de grado. Los investigadores también han hecho un llamamiento a las autoridades públicas para que elaboren guías alimentarias actualizadas que incluyan principios de sostenibilidad, de manera que los dietistas tengan más fácil el fomento de las dietas sostenibles.

¿Por qué es necesaria la transición ecológica?

Los sistemas alimentarios actuales están muy lejos de los estándares necesarios para que el planeta sea sostenible. Los sistemas alimentarios, sobre todo la agricultura, son responsables del 34 % de las emisiones de gases de efecto invernadero (6), del 80 % de la deforestación, del 40 % del uso global de la tierra (7) y del 70 % del uso de agua dulce (8).

Además del impacto medioambiental, las dietas poco saludables suponen una enorme carga para la salud en todo el mundo. Comer muy poca fruta y verdura y demasiada carne procesada, azúcar y sal se asocia a enfermedades crónicas como la diabetes de tipo 2, que repercute enormemente en las personas que las sufren, en su familia y en el sistema de atención sanitaria.

«Según nuestro estudio, los nutricionistas europeos, independientemente de su formación y trayectoria, muestran una total disposición a combatir el cambio climático y a asumir su papel para construir un planeta más resiliente». – Muñoz-Martínez J, et al, 2023

Para saber más: lee el artículo original.
Fuente: (1) Muñoz-Martínez J, Carrillo-Álvarez E, Janiszewska K. European dietitians as key agents of the green transition: An exploratory study of their knowledge, attitudes, practices, and training. Front Nutr. 2023 Mar 31;10:1129052.
Otras fuentes:
2. Willett, W, Rockström, J, Loken, B, Springmann, M, Lang, T, Vermeulen, S, et al. Food in the Anthropocene: the EAT–lancet commission on healthy diets from sustainable food systems. Lancet. (2019) 393:447–92.
3. Federación Europea de Asociaciones de Dietistas. Sustainable Health Through the Life Span: Nutrition as a Smart Investment for Europe (2019).
4. Moñino, M, Misir, A, Belogianni, K, Nigl, K, Rocha, A, Garcia, A, et al. EFAD position paper on sustainable dietary patterns. Kompass Nutr Diet. (2021) 1:118–9.
5. Rose, D, Heller, MC, and Roberto, CA. Position of the society for nutrition education and behavior: The importance of including environmental sustainability in dietary guidance. J Nutr Educ Behav. (2019) 51:3–15.e1.
6. Tubiello, FN, Karl, K, Flammini, A, Gütschow, J, Obli-Laryea, G, Conchedda, G, et al. Pre- and post-production processes increasingly dominate greenhouse gas emissions from agri-food systems. Earth Syst Sci Data. (2022) 14:1795–809. doi: 10.5194/essd-14-1795-2022
7. Foley, JA, DeFries, R, Asner, GP, Barford, C, Bonan, G, Carpenter, SR, et al. Global consequences of land use. Science. (1979) 309:570–4.
8. Molden, D. Water for food. Water for life. A comprehensive assessment of water management in agriculture; summary. International Water Management Institute. Londres, Routledge (2007).
04 Sep 2023
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Preguntas y respuestas Beneficios medioambientales Dietas saludables

¿Qué beneficios aporta la dieta mediterránea?

dieta mediterránea
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La dieta mediterránea (DM) se conoce en todo el mundo por sus beneficios y en 2010 fue añadida a la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO. Además de destacar por sus propiedades y su riqueza nutricional, «engloba un conjunto de habilidades, conocimientos, prácticas y tradiciones que van desde el entorno hasta la mesa, incluyendo cultivo, cosecha, pesca, conservación, procesamiento, preparación y, ennparticular, el consumo de alimentos» [1].

Una dieta histórica con apego al territorio, basada en alimentos locales y culturales

La DM tiene una notoria dimensión histórica y regional. Se originó en la zona mediterránea, que fue durante muchos siglos una zona de paso para diversas civilizaciones: la griega, la romana, la cretense, la italiana…

Tradicionalmente, se caracterizaba por el alto consumo de verduras frescas y locales: legumbres, frutas, frutos secos y cereales sin refinar; el consumo moderadamente alto de pescado fresco; el bajo consumo de lácteos, carne roja y carne de ave, y el consumo moderado de alcohol, fundamentalmente vino con las comidas si la religión en cuestión lo aceptaba.

En un primer momento, se tomó en consideración la DM porque se conocía su eficacia para prevenir las enfermedades coronarias reduciendo los niveles totales de colesterol plasmático [3-6].

Un patrón alimentario saludable, variado y nutritivo con diversos beneficios para la salud

Se han llevado a cabo muchos estudios para entender los efectos de la dieta mediterránea sobre la salud. En 2017, se demostró en un meta-análisis [7] que la DM reducía el riesgo de incidencia de enfermedades cardiovasculares en un 45 % en comparación con la dieta occidental.

A día de hoy, los beneficios de este tipo de dieta para prevenir diversos problemas relacionados con la nutrición (obesidad, diabetes de tipo 2 [8]) son incuestionables, y también se reconoce que genera un efecto positivo en la prevención del cáncer [8-11], de  las enfermedades neurodegenerativas [8] y  potencia la longevidad [12, 13].

«Seguir la DM se ha asociado a una disminución significativa de la mortalidad total, la mortalidad por enfermedades cardiovasculares (ECV) y la mortalidad por cáncer, y también con la reducción del potencial riesgo de cáncer». – Hachem et al, 2020

En resumen, como la DM incluye niveles bajos de grasas saturadas y proteína animal y niveles elevados de antioxidantes y fibra, se ha demostrado que esta dieta se asocia a varios efectos positivos para la salud, en términos de prevención tanto de enfermedades como de diversas formas de malnutrición.

Actualmente, el interés por la DM se debe a algo más que la nutrición y la cultura. La dieta mediterránea podría ser ineludible en la transición hacia dietas más saludables y sostenibles y hacia hábitos alimentarios más respetuosos con el medio ambiente. En diversos estudios se apunta que las dietas locales diversificadas (DLD) o las dietas planeterráneas (incluida la DM) podrían hacer posibles esos cambios acordes al desafío al que nos enfrentamos [14].

La dieta mediterránea es una dieta local diversificada

Las dietas locales diversificadas (DLD) son dietas específicas a cada región que incluyen fundamentalmente alimentos de temporada y de origen local y siguen un patrón flexitariano. Los principios flexitarianos combinan grandes cantidades de alimentos de origen vegetal, poca carne roja y cantidades moderadas de carne de ave, pescado, huevos y lácteos [15].

Las DLD se consideran dietas saludables y sostenibles en función de cuatro parámetros [16]:

  • incluir alimentos seguros y muy nutritivos en un patrón alimentario variado y saludable;
  • ser culturalmente aceptables;
  • ser accesibles, asequibles y equitativas;
  • tener bajo impacto medioambiental y preservar la biodiversidad y los recursos naturales.

En un reciente artículo de revisión [15], se apunta que las DLD, como la dieta mediterránea o la nueva dieta nórdica, satisfacen las necesidades energéticas y nutricionales sin necesidad de complementos alimenticios ni de asesoramiento profesional.

«Tras revisar los criterios de las dietas saludables y sostenibles, demostramos que las dietas flexitarianas y las dietas locales diversificadas pueden ofrecer un equilibrio óptimo entre la salud humana y la salud del planeta sin requerir la asistencia de profesionales de la salud». – Moreno et al., 2021

Los retos medioambientales de las dietas territoriales diversificadas

Si hablamos de sostenibilidad medioambiental, las DLD, y más concretamente la DM, son muy importantes, porque tienen un profundo arraigo cultural y económico en los hábitos de la población de toda la zona mediterránea, son fáciles de seguir y son accesibles. Al consumir alimentos criados y cultivados localmente, los adeptos a la DM revaloran los circuitos cortos, evitando así las exportaciones y el transporte de alimentos considerado contaminante, al mismo tiempo que promueven la economía local.

A modo de comparación, la dieta norteamericana habitual genera una huella ecológica diaria de 5,4 kg de CO2 liberados a la atmósfera por persona, mientras que la DM emite diariamente una media de 2,2 kg de CO2 por persona [17].

Por lo tanto, si se adoptase a escala local, el patrón alimentario mediterráneo permitiría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, el uso de la tierra y de la energía y el consumo de agua dulce. Según un estudio realizado en España, seguir la DM reduciría las emisiones de gases de efecto invernadero un 72 % [18].

Sin embargo, es importante señalar que este tipo de dieta solo es apropiada en la cuenca mediterránea, donde realmente aprovecha los recursos locales para conseguir una dieta adaptada a la población de la zona, sin excesiva importación de productos y con un consumo local aceptable.

Cuando este modelo se adapta a otro territorio en estudio, hay que hacer cambios ajustados a los recursos, a los factores socioeconómicos y a las poblaciones de la zona en cuestión. Por ejemplo, la nueva dieta nórdica es un reflejo de la DM en los países nórdicos. Así pues, es importante profundizar en la investigación y el alcance del estudio de nuevas dietas locales para poder hacer esa transición hacia dietas saludables y sostenibles.

Para más información:


Referencias:
[1] UNESCO. Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, 9.ª sesión. Publicación en línea en línea en 2014
[2] Trichopoulou, A., Corella, D., Martínez-González, M.A., Soriguer, F., & Ordovás, J.M. (2006). The Mediterranean Diet and Cardiovascular Epidemiology. Nutrition Reviews, 64, 13-19..
[3] Martinez-Gonzalez Ma, Sanchez-Villegas A. The emerging role of Mediterranean diets in cardiovascular epidemiology: monounsaturated fats, olive oil, red wine or the whole pattern? Eur J Epidemiol. 2004;19(1):9 –13
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[16] Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura; Organización Mundial de la Salud (2019). Dietas saludables sostenibles – Principios rectores.
[17] LACIRIGNOLA, Cosimo et CAPONE, Roberto. Mediterranean diet: territorial identity and food safety. New Medit: Mediterranean Journal of Economics, Agriculture and Environment= Revue Méditerranéenne dʹEconomie Agriculture et Environment, 2009, vol. 8, no 4, p. 2.
[18] Sáez-Almendros, S., Obrador, B., Bach-Faig, A. et al. Environmental footprints of Mediterranean versus Western dietary patterns: beyond the health benefits of the Mediterranean diet. Environ Health 12, 118 (2013).