Fomentar el consumo de más yogures en personas mayores podría resultar una estrategia valiosa de salud pública para mantener unos huesos fuertes, afirman los autores de este amplio estudio irlandés. Los resultados revelaron que, entre las personas mayores, quienes tomaban yogur con más frecuencia solían presentar menos debilidad y una mejor función física que los que consumían muy poco yogur.
Los huesos débiles y frágiles son característicos de la osteoporosis, un trastorno cada vez más frecuente en el mundo. En la Unión Europea, la osteoporosis, con el riesgo consiguiente de fractura ósea, afecta al 21 % de las mujeres y al 6 % de los hombres de 50-84 años.
Los productos lácteos se encuentran entre las fuentes más abundantes de nutrientes relevantes para la salud de los huesos, como proteínas, calcio, magnesio y vitamina B. En estudios previos se ha comprobado que el consumo de lácteos se relaciona de manera positiva con la salud ósea.
En este estudio, los autores examinaron la relación entre el consumo de yogur y la densidad mineral ósea (DMO), los biomarcadores de salud ósea y la función física. Se analizaron los datos de 4310 personas mayores de 60 años que habían participado en el estudio de cohortes de envejecimiento del Departamento de Agricultura de Trinity, Ulster (TUDA).
Los consumidores de muchos yogures tienen huesos más fuertes
Entre las mujeres del estudio, aquellas que consumían yogur con frecuencia (más de un yogur al día) tenían unos huesos más fuertes; la DMO total de la cadera y del cuello femoral se situaba un 3,1-3,9 % por encima de la de aquellas que rara vez o nunca tomaban yogur (menos de una vez por semana).
Entre los hombres, los que consumían mucho yogur mostraban una concentración media de vitamina D un 12,9 % más alta que la de los no consumidores, y la cifra de Trap 5b, un marcador del número de osteoclastos (las células de los huesos que contribuyen a mantener y reparar el hueso), resultó un 9,5 % más baja.
La función física se asocia al consumo de yogur
Comparadas con las mujeres que no consumen yogur, aquellas que lo toman con frecuencia alcanzaron una puntuación TUG, es decir, del tiempo que se tarda en levantarse de una silla, caminar 3 metros, retroceder y volverse a sentar, más baja. El TUG es una medida de la movilidad y las puntuaciones peores se asocian a una mayor debilidad de la musculatura y del equilibrio, factores de riesgo ambos para las caídas de las personas mayores.
El riesgo de osteoporosis se puede reducir en más de un tercio
Aplicando una modelación estadística, los autores detectaron que, si se incrementa el consumo de yogur, se puede predecir de manera significativa la salud ósea. Cada incremento en una porción semanal de yogur se asoció a un descenso del 39 % en el riesgo de osteoporosis femenina y del 52 % en el de osteoporosis masculina.
Los beneficios del yogur destacan entre todos los productos lácteos
Cuando se analizaron otros tipos de productos lácteos (leche y quesos), los autores descubrieron que los biomarcadores óseos y la DMO se asemejaban, al margen de la frecuencia con la que los participantes bebieran leche; sin embargo, las puntuaciones TUG resultaron más bajas entre los que no tomaban leche, comparados con los que la consumían en gran cantidad. La frecuencia de aporte de queso no ocasionó diferencias significativas con ninguna de las mediciones efectuadas.
De acuerdo con los autores, la posibilidad de que el yogur fomente la fortaleza de los huesos y la función física podría deberse a su mezcla singular de macro y micronutrientes con compuestos bioactivos. El yogur contiene altas concentraciones de vitaminas y minerales que estimulan los huesos y que se han asociado a un descenso de la fragilidad. Además, contiene proteínas, péptidos bioactivos y biocultivos que podrían contribuir a mantener los huesos y los músculos sanos durante el envejecimiento.
Los autores destacan que, si se confirman estos resultados, el incremento en el consumo de yogur podría representar una estrategia de bajo coste y riesgo relativamente reducido para mejorar la salud de los huesos, combinada con el tratamiento farmacológico.
Si desea más información, lea el artículo original.