Cuatro de cada diez adultos consumen demasiado azúcar libre

El consumo excesivo de azúcar se señala como un problema de salud pública, sobre todo porque facilita el aumento de peso. Además, en varios estudios se ha propuesto que el aporte elevado de azúcares añadidos se asocia a una peor calidad dietética. Uno de los objetivos de este estudio consistió en caracterizar la dieta de adultos franceses con un aporte excesivo de azúcar libre. La OMS recomienda reducir el consumo de azúcares libres a lo largo de la vida. La OMS recomienda, tanto a los adultos como a los niños, reducir el aporte de azúcares libres (definido como azúcar añadido, pero también azúcares de zumos de fruta y concentrados) hasta menos del 10 % del consumo energético total. Los autores examinaron la dieta de 1717 adultos franceses, en función del aporte de azúcar libre, ya fuera aceptable (≤ 10 % de la energía: Al aceptable) o excesivo (> 10 % de la energía: Exceso de Al). Al parecer el grupo con “exceso”, que representó el 41 % de la población, siguió una dieta de peor calidad y consumió más calorías, sobre todo, snacks y bebidas.

El yogur puede mejorar la calidad dietética

El segundo objetivo del estudio consistió en determinar los cambios dietéticos mínimos y específicos que se requieren para alcanzar una dieta adecuada y equilibrada desde el punto de vista nutricional, por las personas con un consumo tanto aceptable como excesivo de azúcares libres. En conjunto, los modelos garantizaban que podría cumplirse un conjunto amplio de 33 recomendaciones nutricionales sin modificar la cuantía energética. Los autores observaron que los cambios dietéticos principales para que ambos grupos cumplieran los objetivos nutricionales comprendían un aumento de la fruta fresca, los alimentos almidonados, el agua, las bebidas calientes y los yogures naturales y un descenso de los platos combinados/sándwiches, carne/huevos/pescado y quesos. En la categoría de los yogures, los naturales aumentaron de manera significativa en los dos grupos (Al Aceptable: + 10 g y Exceso de Al: + 7 g/día), mientras que los yogures azucarados aumentaron de manera significativa solo entre los sujetos con Al Aceptable (+ 7 g/día). En otras palabras, a pesar del contenido de azúcares libres, con este modelo se seleccionaron los yogures azucarados como fuente favorable debido a su alta densidad de nutrientes.

Otros cambios para las personas que consumen demasiados azúcares libres son un mayor aporte de vegetales y una disminución de las bebidas edulcoradas con azúcar, los productos edulcorados y los zumos de fruta.
En conclusión, la calidad dietética de los adultos franceses con un consumo excesivo de azúcares libres se puede optimizar a través de cambios alimentarios, como un mayor consumo de yogur, que apenas pone a prueba sus hábitos alimentarios. Estos resultados confirman datos previos de otro estudio, en el que se comprobó que, cuando se fomenta una dieta con alimentos con una gran densidad de nutrientes, como et yogur, los sujetos de esa población logran una nutrición idónea.

Para saber más, lea el artículo original.

Fuente: Lluch A et al. Individual Diet Modeling Shows How to Balance the Diet of French Adults with or without Excessive Free Sugar Intakes. Nutrients 2017;9:162

Las chicas adolescentes corren riesgo de sufrir una escasez de nutrientes, en particular, de vitamina D, calcio, potasio, fibra y hierro. Este estudio pone de manifiesto que el aumento en el consumo de alimentos lácteos compensa la escasez de tres de estos nutrientes de importancia para la salud pública: calcio, vitamina D y potasio. Además, permite mejorar el aporte de proteínas, magnesio y zinc, nutrientes todos ellos esenciales para el crecimiento y la salud ósea en la adolescencia.

Los autores tomaron datos del National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES) de 2007-2010  – What We Eat in America – para efectuar ejercicios de modelación de la dieta. El objetivo era determinar los efectos del consumo creciente de alimentos vegetales, frente al de alimentos lácteos, sobre el aporte de energía y nutrientes a las adolescentes. Los autores modelaron tres escenarios dietéticos: consumo creciente de alimentos vegetales, aumento de alimentos vegetales ricos en proteínas y aumento de leche, quesos y yogur.

La duplicación del consumo de alimentos vegetales tiene sus pros y también sus contras

En este escenario dietético, se duplicó el aporte de alimentos vegetales consumidos en la actualidad (frutas, vegetales, cereales integrales, legumbres, frutos secos, semillas y soja) y se redujo de manera proporcional el de productos animales (huevos, carne, aves, pescado y productos lácteos).

Esta modificación dietética aumentó el aporte de fibra, azúcares añadidos, vitamina E, hierro y ácido fólico y redujo el consumo de grasas totales, grasas saturadas, zinc, vitamina D, calcio y proteínas.

Por eso, si una adolescente siguiera este modelo dietético, solo mejoraría dos de los cinco nutrientes importantes – fibra y hierro -, mientras que, en teoría, empeoraría el de los otros tres – calcio, vitamina D y potasio -.

La duplicación de los alimentos vegetales ricos en proteínas no influye en el aporte de proteínas

En este primer escenario, basado en alimentos vegetales, el aporte de proteínas se reduce en casi 10 g/día, en comparación con la dieta habitual, es decir, el porcentaje de muchachas que no alcanzan el requerimiento medio estimado (EAR) de proteínas aumentaría desde el 5,4 % hasta el 14,5 %. El aporte reducido de proteínas es motivo de preocupación, dada su función esencial en numerosos procesos fisiológicos y en el crecimiento.

En previsión de esta caída en el consumo de proteínas, en el segundo escenario, los autores duplicaron el consumo de alimentos vegetales ricos en proteínas, como legumbres, frutos secos, semillas y soja. Sin embargo, descubrieron que carecía de impacto real sobre el aporte de proteínas, porque las adolescentes toman muy pocos de estos alimentos con la dieta normal. Por eso, resultaría complicado fomentar el aumento del consumo de alimentos vegetales ricos en proteínas en la dieta de una adolescente para lograr un cambio relevante en el aporte de nutrientes.

La duplicación del consumo de productos lácteos aumenta el aporte de proteínas y otros nutrientes críticos para el crecimiento y la salud ósea

Sin embargo, los autores hallaron un cuadro muy distinto al aumentar el consumo de productos lácteos. En este escenario dietético final, se duplicó el consumo de alimentos lácteos consumidos en ese momento (leche, quesos y yogur) para satisfacer la recomendación de 3-4 raciones diarias para los adolescentes de EE.UU.

El consumo de proteínas aumentó en 10,8 g/día y el porcentaje de las adolescentes que no alcanzaron el EAR de las proteínas descendió desde el 5,4 hasta el 2,8 %.

El mayor consumo lácteo también incrementó el aporte de vitamina D, magnesio, zinc, calcio, potasio, energía, grasa total, grasa saturada y azúcares añadidos.

Es esencial un aporte adecuado de calcio durante la infancia y adolescencia para alcanzar la masa ósea máxima, porque se reduce el riesgo de fracturas y osteoporosis en etapas posteriores de la vida. En este modelo lácteo, el porcentaje de muchachas que no alcanzaron el EAR del calcio descendió desde el 76 % hasta el 41 %. El aporte de vitamina D también aumentó, si bien el 80 % de las adolescentes siguieron sin alcanzar el EAR de la vitamina D.

Consumir más productos lácteos beneficia a las adolescentes

Los autores concluyen que las recomendaciones inespecíficas de aumentar el consumo de alimentos vegetales, a expensas de los productos animales, surten algunos beneficios nutricionales, como una disminución del consumo de grasa total y saturada, pero también efectos nocivos, como disminución del aporte de zinc, vitamina D, calcio y proteínas.

A la inversa, el consumo de tres raciones diarias de alimentos lácteos mejora el aporte de nutrientes cruciales para el crecimiento y la salud ósea, como son tres nutrientes fundamentales: calcio, vitamina D y potasio.

Para saber más: lea el artículo original.

Fuente: Demmer E, Cifelli CJ, Houchins JA et al. The impact of doubling dairy or plant-based foods on consumption of nutrients of concern and proper bone health for adolescent females. Public Health Nutr. 2017;20(5):824-31.

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El yogur suele considerarse un alimento saludable y forma parte de la dieta de muchas personas en todo el mundo. ¿Sabías que el consumo de yogur es un indicador de una dieta y un estilo de vida saludables? Probablemente se trata de una característica única del yogur, que constituye un vehiculo hacia la calidad de toda la dieta.

Los consumidores de yogur son menos propensos a elecciones de consumos inadecuados

El yogur es conocido como un alimento saludable, pues es una característica inherente a su naturaleza. Su proceso específico de fabricación y fermentación le proporciona mayores cantidades de micronutrientes, incluidas vitaminas del grupo B, calcio, potasio, zinc y magnesio. Además, es un alimento rico en nutrientes con una baja densidad energética, lo que favorece el cumplimiento de las pautas alimentarias para muchos nutrientes y lo convierte en un posible cambio saludable. Además de su contenido en nutrientes, existen pruebas que sugieren que el consumo de yogur puede ejercer un impacto favorable sobre otras elecciones de alimentos.

Los consumidores habituales de yogur (≤1 vez/semana) tienen un mayor Índice de Alimentación Saludable (HEI, son siglas en inglés), que expresa la calidad de la dieta. Asimismo, los consumidores de yogur presentan comportamientos no nutricionales más saludables, como un menor hábito de fumar y una mayor actividad física, que los que no consumen este producto. En otras palabras, el consumo de yogur es indicativo de una dieta y un estilo de vida saludables.

Una buena manera de ser ecológicos: comer respetando el medio ambiente

Otro importante aspecto investigado por Tremblay y Panahi es la sostenibilidad del yogur. Basándose en las emisiones de gases de efecto invernadero, relacionadas con la producción alimentaria, el procesamiento, el transporte y la venta al por menor de diferentes alimentos, el yogur parece ser un alimento ecológico. De hecho, la huella de carbono de la producción de yogur es de baja a moderada en comparación con otros alimentos.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), uno de los componentes de una dieta sostenible incluye la referencia a la salud y el bienestar de la población. Esto explica por qué el azúcar y los dulces, a pesar de su escaso efecto sobre el medio ambiente, no pueden considerarse parte de una dieta sostenible, mientras que el yogur sí encaja perfectamente en esta definición.

¿Quieres obtener más información sobre el consumo de yogur?

Lee el artículo original en The Journal of Nutrition

Fuente: Tremblay A and Panahi S. The Journal of Nutrition 2017;147:1S-5S.

Control de la microbiota intestinal tras el consumo de yogur

El tracto gastrointestinal (GI) comprende el microbioma intestinal, la comunidad ecológica de microbios y su genoma. Cada vez existen más datos que apuntan que los beneficios sobre la salud asociados con los alimentos probióticos como el yogur implican microbioma intestinal. Sin embargo, la modificación de la composición microbiana y la diversidad del tracto GI no están demasiado documentadas.

En este sentido, los investigadores utilizaron tres métodos moleculares diferentes para determinar la comunidad microbiana tras la ingesta de 250 g de yogur (0% grasa) al día, durante un periodo de 42 días. La microbiota intestinal se controlaba semanalmente. Se incluyó un sujeto que nunca había consumido yogur como control.

 El yogur parece incrementar la diversidad microbiana

Después de tan solo siete días, y de forma más notable posteriormente, los autores apreciaron que las comunidades microbianas se agrupaban juntas en los sujetos que consumían yogur. Observaron que el consumo regular de yogur parecía aumentar el número de Lactobacilli (una cepa que está naturalmente presente en la flora pero también en los cultivos de yogur). En algunos sujetos, la diversidad microbiana parece aumentar ligeramente con el consumo de yogur.

Numerosos estudios recientes han subrayado la asociación entre una mayor diversidad microbiana y mejores condiciones de salud (menos inflamación, menos riesgo de diabetes tipo 2 y de obesidad), por lo que podría tratarse de un hallazgo importante. Sin embargo, los autores demandan una mayor investigación para caracterizar los efectos del yogur en la diversidad y estructura de la comunidad microbiana.

Para obtener más información, consulta el artículo original

Fuente: Lisko D J et al. Microorganisms. 2017, 5: 6.

Una dieta no consiste en nutrientes individuales

Tradicionalmente, la evaluación nutricional de la relación entre la dieta y la salud se ha centrado en los componentes o nutrientes individuales de los alimentos por. Sin embargo, este enfoque reduccionista, que asocia un nutriente con un efecto en la salud, puede explicar en parte algunas de las discrepancias existentes entre el efecto previsto sobre la salud de un alimento en función de su contenido en nutrientes y su efecto real sobre la salud, cuando se consume como un alimento completo.

Los alimentos poseen estructuras complejas tanto física como nutricionalmente, que afectan a la digestión y a la absorción, y pueden generar interacciones en la matriz alimentaria y, por ende, alterar las propiedades bioactivas de los nutrientes de maneras que no se pueden predecir a partir de la información nutricional indicada en el etiquetado. Esta afirmación parece ser cada vez más evidente en la matriz de los lácteos y constituyó el tema principal de un seminario para el consenso de expertos internacionales. Alcanzaron un acuerdo sobre diversos aspectos relacionados con la matriz de los alimentos lácteos.

Por ejemplo, a pesar del alto nivel de ácidos grasos saturados presentes en las grasas lácteas, los expertos acordaron que no existe relación entre el consumo de productos lácteos y el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular o incluso diabetes tipo 2.

La matriz de los productos lácteos posee mayores efectos beneficiosos sobre la salud que sus nutrientes individualmente

El documento señala que existen diferencias entre los efectos metabólicos de los lácteos enteros y los de los componentes lácteos individualmente, en el peso corporal, el riesgo de enfermedades cardiometabólicas y la salud ósea. Asimismo, apuntaron al hecho de que la relación entre los lácteos y la salud difiere, en función del subtipo de producto lácteo. Además, diferentes métodos de procesamiento y estructuras lácteas pueden mejorar las interacciones en la matriz láctea, modificando así los efectos metabólicos del consumo de lácteos. Así pues, el valor nutricional de los productos lácteos debe considerarse como la biofuncionalidad de la suma de nutrientes presentes en la estructura de la matriz láctea.

Los autores exigen una mayor investigación sobre el efecto de los alimentos lácteos enteros en la salud, junto con el estudio de los efectos sobre la salud de los nutrientes individualmente. En su opinión, tal investigación ayudaría a apoyar las pautas alimentarias que consideran el efecto de los alimentos completos en la salud, en vez de centrarse únicamente en unos pocos nutrientes individuales presentes en un alimento.

Para obtener más información, consulta el artículo original

Fuente:

Kongerslev Thorning T. et al. Whole dairy matrix or single nutrients in assessment of health effects: current evidence and knowledge gaps. American Journal of Clinical Nutrition. Publicación inicial avance de la edición impresa de 12 de abril de 2017.

*Tanja Kongerslev Thorning, Hanne Christine Bertram, Jean-Philippe Bonjour, Lisette de Groot, Didier Dupont, Emma Feeney, Richard Ipsen, Jean Michel Lecerf, Alan Mackie, Michelle C McKinley, Marie-Caroline Michalski, Didier Remond, Ulf Riserus, Sabita S Soedamah-Muthu, Tine Tholstrup, Connie Weaver, Arne Astrup e Ian Givens.

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Consuming fermented milk products such as yogurt is linked with healthy growth of bones when we’re young, reduced bone loss when we’re older, and a lower risk of broken bones in our old age.

These benefits seen at all stages of life are achieved through several mechanisms, say the authors of this review article. Not only do yogurts deliver nutrients vital for strong healthy bones, but they also contain prebiotics and probiotics, which may benefit the bones by modifying the microbiota that inhabit our gut.

A rich source of nutrients

Fermented milk products in the form of yogurts or soft cheese have long been used to preserve milk. They are rich in calcium, phosphorus and protein, all key nutrients for promoting bone growth and maintaining healthy bones.

Yogurt and soft cheeses may be richer in these nutrients than plain milk because of milk powder that is added to yogurt to make it thicker.

Healthy growth for children and teenagers

Intervention trials have shown that giving fermented dairy products to children and adolescents has a positive influence on their bone health especially their bone mineral density.

Protection against age-related bone loss

In adults, fermented dairy product consumption protects against bone loss and maintains bone strength as we get older.

Among the studies reviewed was an Irish study of over 4000 people aged over 60 years. A higher yogurt intake was associated with a lower risk of osteoporosis – a greater effect than that seen with milk intake. In another study of 65-year-old women, bone loss was reduced in those who consumed fermented dairy products and not in those who drank milk or ate cheese.

Dairy products and fractures

Data on the link between dairy product and risk of broken bones are limited but the Framingham Offspring study showed a weak protective trend against hip fracture seen with yogurt consumption but not with other dairy products. In a long-term Swedish study, women who had a high intake of cheese or fermented milk products were less likely to die or to suffer a hip fracture during the follow-up than those who had a low intake.

Prebiotics and probiotics

Additional benefits to our bones may come from prebiotics and probiotics that fermented dairy products may contain.

Prebiotics such as inulin – derived from chicory roots – may be added to yogurt to make it thicker. They are fibre compounds that stimulate the growth and/or activity of the bacteria living in the large bowel. Furthermore, prebiotics may be converted in the large intestine through a process of fermentation to short chain fatty acids. These have several beneficial effects in the bowel including increasing calcium bioavailability and absorption through a reduction in bowel content pH and enhancing intestinal barrier functions.

Probiotics are live micro-organisms which, when administered in adequate amounts, confer health benefits on the host. Probiotics provide a way to deliver beneficial bacteria directly to the gut.

Prebiotics and probiotics in fermented milk products may exert specific effects not seen with other types of dairy foods by modifying the composition and metabolism of the gut microbiota. The gut microbiota has several possible beneficial influences:

• It affects intestinal wall permeability – the gut microbiota is involved in the digestion of dietary nutrients, and can increase calcium absorption.
• It is thought to affect endocrine pathways – the increased calcium absorption may lead to a reduction in parathyroid hormone production which in turn can lead to a reduced bone resorption. The secretion of serotonin may also be modulated thereby increasing bone formation.
• It plays an important role in modulating the immune system – this is significant because inflammation is linked with bone loss.

Eating more yogurt could save money

The authors of this review suggest increasing dairy consumption could lead to cost savings because of its protective effect on our bones. Hence eating one yogurt every day is cost effective in reducing the risk of bone fracture in people aged over 70 years, while eating two yogurts daily is cost effective for reducing fracture risk in those aged over 80 years.

As yogurts tend to be flavoured and sweetened, they may be useful in achieving a higher consumption of milk products, say the authors.

They conclude that further research is needed to clarify whether consuming fermented milk products may be a causal factor or whether it is simply a marker of a healthy lifestyle that promotes healthy bones.

Find out more: read the original article.

Source: Rizzoli R, Biver E. Effects of fermented milk products on bone. Calcif Tissue Int. 2017 Aug 19.

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En este estudio, un total de 564 canadienses (160 con obesidad y 404 sin obesidad) fueron evaluados como “consumidores de yogur” mediante un cuestionario sobre sus hábitos alimentarios. Los resultados mostraron que el consumo diario de yogur va asociado a unas pautas alimentarias prudentes y es inversamente proporcional a unas pautas alimentarias occidentales. Estas últimas se caracterizan por un alto consumo de carne roja, postres y bebidas azucaradas, alimentos grasos y cereales refinados.

Además, la contribución del yogur a la aportación energética diaria era más pronunciada en personas sin obesidad (% de la energía total de cada grupo: 2,92% y 3,54%), que consumían más yogur que las personas con obesidad.

Dado que el consumo de yogur es relativamente bajo entre los adultos canadienses en general comparados con la población europea, un incremento en el consumo de yogur en Canadá podría ser una vía prometedora para lograr una mejora de los niveles de ciertos nutrientes y mantener un bienestar metabólico en el marco de unos hábitos alimentarios sanos y equilibrados. Con toda probabilidad, futuros estudios longitudinales confirmarán estas conclusiones, especialmente en poblaciones con obesidad.

Fuente: Cormier H et al. The FASEB Journal 2014 vol. 28 no. 1 Supplement 1018.6