El flexitarianismo, o dieta flexitariana, es una dieta rica en alimentos de origen vegetal, que incluye frutas y verduras, legumbres, frutos secos y semillas, y cantidades moderadas de productos de origen animal como huevos, lácteos, pescado y carne [1].
La dieta flexitariana se diferencia de las dietas vegetarianas o veganas en que es más flexible y permite comer carne.
¿Cómo comer de forma flexitariana?
No hay reglas específicas para una «buena dieta flexitariana», pero el enfoque general es el siguiente:
- Fomentar el consumo de alimentos vegetales como frutas, verduras, legumbres, frutos secos, semillas y cereales integrales.
- Limitar el consumo de azúcar y productos dulces (refrescos, dulces, pasteles, etc.).
- Limitar el consumo de alimentos ultraprocesados.
- Comer ocasionalmente carne y alimentos de origen animal. En concreto, el modelo alimentario flexitariano contiene un mínimo de carne procesada, pequeñas cantidades de carne roja, incluida la de vacuno, cordero y cerdo (una ración a la semana) y cantidades moderadas de ave, huevos y pescado. [2]
Dieta flexitariana y medio ambiente
El flexitarianismo puede contribuir a una dieta sostenible, ya que al reducir el consumo de alimentos de origen animal, esta dieta contribuye a disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, así como a disminuir el uso de agua y tierra y, por tanto, tiene menos impacto negativo en el medio ambiente. Sin embargo, el consumo ocasional de alimentos de origen animal permite cubrir las necesidades nutricionales y limitar el riesgo de carencia de ciertos nutrientes (como la vitamina B12 y el hierro). La dieta flexitariana se presenta como un compromiso interesante de dieta equilibrada y sostenible. [3]
Dieta flexitariana y salud
La dieta flexitariana aporta un equilibrio de nutrientes que incluye proteínas de alta calidad, fibras, vitaminas, minerales y ácidos grasos saludables, lo que puede tener varios beneficios para la salud. Los estudios sugieren que la dieta flexitariana es beneficiosa para el control del peso y la salud metabólica (reducción del riesgo de diabetes tipo 2 y de la presión arterial) en comparación con la dieta convencional no vegetariana [3].
Además, en el marco de unos estudios sobre la dieta flexitariana, el WorldWide Fund for Nature (WWF) concluyó que las dietas flexitarianas permiten a las familias un mayor equilibrio, que se traduce concretamente en:
- Comer de manera más sana
- Consumir productos de calidad protegiendo el medio ambiente
- Reducir la huella de carbono de nuestros alimentos
- Reducir la presión sobre los recursos terrestres y marinos [4].