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11 Jun 2020
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Premio Internacional Danone para la Alimentación : Convocatoria de candidaturas

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El Instituto Danone Internacional convoca la 2.ª edición del Premio Internacional Danone para la Alimentación (DIPA).

Un prestigioso premio de «Alimentación» para investigadores en plena trayectoria profesional

Desde el 2017, el Instituto Danone Internacional ha dado un nuevo impulso a su prestigioso premio mundial a la excelencia en la investigación sobre nutrición. Con esta iniciativa de gran alcance, destinada a lograr beneficios innovadores para el planeta y la salud humana, el premio se concede a investigadores en plena trayectoria profesional.

Se reconocerá cualquier investigación pionera en diversas disciplinas que represente un avance considerable para la «Alimentación», término genérico que abarca todas las prácticas sostenibles de consumo de alimentos sólidos y líquidos para la salud de las personas, incluida la selección, adquisición, preparación, cocción y organización de las comidas, así como sus elementos determinantes.

El DIPA es otorgado por el Instituto Danone Internacional* y la organización de investigación para la medicina francesa (Fondation pour la Recherche Médicale).

El objetivo del DIPA

El objetivo del DIPA es estimular y apoyar la investigación científica de vanguardia, innovadora y multidisciplinar en el ámbito de la «Alimentación», término genérico que abarca todas las prácticas sostenibles de ingestión de alimentos sólidos y líquidos para la salud de las personas, incluida la selección, adquisición, preparación, cocción y organización de las comidas y sus elementos determinantes. El objetivo del galardón es realzar el perfil de un/a investigador/a en plena trayectoria profesional y acelerar su carrera, aparte de contribuir al conocimiento sobre el tema y servir de inspiración a jóvenes investigadores.

El premio DIPA, dotado con 100.000 euros, reconocerá el trabajo de un solo investigador o del representante de un equipo de investigación que lidere un proyecto pionero y de cooperación en «Alimentación».

Tendrán acceso al premio los investigadores de diversas disciplinas científicas de la «Alimentación», como las ciencias del comportamiento, la sociología, la antropología, la psicología, las ciencias ambientales, la economía y los estudios culturales.

El DIPA busca a través de este dispositivo:

  • obtener más conocimientos sobre «Alimentación» con una investigación de vanguardia;
  • alentar e inspirar avances pioneros en la investigación sobre dietas sostenibles que integren el estilo de vida, la cultura, el estado socioeconómico y el medio ambiente;
  • impulsar una colaboración entre las diferentes disciplinas que gobiernan la nutrición, desde la antropología hasta la economía, y
  • respaldar a investigadores en plena trayectoria profesional, dotados de gran motivación y talento, cuyo trabajo contribuya a la excelencia científica en el campo de la «Alimentación».

Convocatoria de solicitudes

El plazo de solicitud del DIPA 2020 finaliza el 16 de octubre del 2020.

Las solicitudes iniciales deberán basarse en un resumen del trabajo de los solicitantes que se remitirá al Comité del Premio. A continuación, los solicitantes preseleccionados deberán enviar una propuesta completa que será revisada por el jurado presidido por un prestigioso experto internacional en «Alimentación».

Si desea más información sobre cómo participar del DIPA, consulte la normativa en www.danoneinstitute.org

* El Instituto Danone Internacional se creó en 1991 como una organización sin ánimo de lucro con la finalidad de promover la salud humana, mediante el desarrollo y la difusión de los conocimientos sobre los vínculos entre la alimentación y la salud, y de subrayar la importancia de la nutrición para la salud. El Instituto Danone Internacional es cofundador de la iniciativa «Yogurt in Nutrition Initiative».

 

14 May 2020
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ASN Nutrition live 2020 Conferencias internacionales

Nuevo congreso: Comer para proteger nuestra salud y nuestro planeta

dieta sostenible Nutrition2020 sustainable diet
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Le invitamos a participar de nuestro próximo encuentro online, organizado durante el próximo evento «Nutrition 2020» que será transmitido completamente en línea; una experiencia enriquecedora e interactiva de la que puede participar desde cualquier parte del mundo.

Una alimentación para el cuidado de nuestra salud y la del planeta

 

¿Cómo puede asistir a este evento?

El acceso, para todo el congreso, es gratuito, sólo basta inscribirse.

Le invitamos a inscribirse gratuitamente a toda la conferencia en meeting.nutrition.org

Participe, desde casa, de nuestro simposio el 2 de junio del 2020

  • 8h30 – 10h00 (New York City)
  • 7h30- 9h00  (México)
  • 13h30- 15h00 (Londres)
  • 14h30 – 16h00 (París/Madrid/Bruselas)
11 May 2020
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Beneficios medioambientales

Un informe de expertos muestra el camino para adoptar una dieta saludable y sostenible

dieta saludable dieta sostenible sustainable diet
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¿Quieres tener más información sobre las dietas sostenibles y no sabes a dónde acudir para recibir los mejores consejos? No busques más, lee este informe realizado por expertos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

No se debe subestimar nunca la importancia de una dieta saludable y sostenible. La malnutrición, que abarca tanto el consumo excesivo de alimentos poco saludables como la ingesta insuficiente de alimentos, es una de las principales causas de problemas de salud y muerte prematura en el mundo, según el informe. La escasez de alimentos de calidad retrasa el crecimiento y produce deficiencia y carencias de vitaminas y minerales. El consumo de alimentos poco saludables, con cantidades elevadas de grasa y azúcar, fomenta el aumento de peso y la obesidad, que se asocian a enfermedades como la diabetes, cardiopatías y ciertos tipos de cáncer.

Por otra parte, nuestros sistemas de producción, procesamiento, empaquetado, distribución, consumo y eliminación de los productos alimentarios están dañando el medio ambiente, ya que son responsables de hasta un 35 % de emisiones de gases de efecto invernadero, utilizan muchísima agua dulce y contaminan la tierra y el agua. La creciente demanda de tierra para ser cultivada obliga a menudo a la tala de árboles y a la destrucción de la vida silvestre.

Según este informe, una dieta es algo más que la suma de los nutrientes y alimentos que consumimos. Lo que comemos forma parte de nuestros hábitos de vida y, como tal, los sistemas alimentarios y las dietas dependen también tanto de factores sociales y culturales como de nuestro poder adquisitivo.

Objetivos de una dieta saludable y sostenible

Las dietas saludables y sostenibles promueven la salud y el bienestar, poseen un impacto ambiental bajo, resultan asequibles, de fácil acceso y son culturalmente aceptadas.

Otros objetivos de las dietas saludables sostenibles son:

  • lograr un crecimiento y desarrollo óptimo, fomentar el buen funcionamiento y el bienestar físico, mental y social a lo largo de la vida de todos nosotros y de las futuras generaciones
  • prevenir la malnutrición, que puede ser causada por desnutrición o carencia de micronutrientes, o por sobrepeso y obesidad
  • reducir el riesgo de enfermedades no contagiosas relacionadas con la dieta (p. ej., diabetes, cardiopatías, ictus o algunos tipos de cáncer)
  • conservar la biodiversidad y la salud del planeta

Principios rectores de una dieta saludable y sostenible

Salud

  1. Empezar pronto: optar, si es posible, por la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses de edad y mantenerla por lo menos hasta los 2 años
  2. Ingerir una diversidad de alimentos no procesados o mínimamente procesados, con un equilibrio adecuado entre los distintos grupos de alimentos
  3. Incluir cereales integrales, legumbres, frutos secos y frutas y verduras variadas en abundancia
  4. Incluir cantidades moderadas de huevos, productos lácteos, aves y pescado y pequeñas cantidades de carne roja
  5. Beber agua potable depurada y segura
  6. Aportar energía y nutrientes en cantidad suficiente para el crecimiento y desarrollo y llevar una vida activa y saludable
  7. Ajustarse a las directrices de la OMS para reducir el riesgo de enfermedades no contagiosas relacionadas con la dieta
  8. Incluir una cantidad mínima (o nula si es posible) de patógenos y toxinas que pueden causar enfermedades

Impacto ambiental

  1. Cumplir los objetivos de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, las reglamentaciones sobre la utilización del agua y la tierra, la aplicación de nitrógeno y fósforo y las restricciones de contaminación química
  2. Preservar la biodiversidad
  3. Minimizar el uso de antibióticos y hormonas
  4. Minimizar el uso de plásticos
  5. Reducir las pérdidas y el desperdicio de alimentos

Aspectos socioculturales

  1. Respetar la cultura local, las costumbres culinarias y los patrones de alimentación
  2. Respetar la disponibilidad y la conveniencia de los alimentos
  3. Evitar daños colaterales bajo un enfoque de género ( como pueden ser el tiempo invertido en la compra, la preparación de los alimentos o en la búsqueda de agua y leña para cocinar)

«Los principios rectores de las dietas saludables y sostenibles se basan en la alimentación considerando las recomendaciones nutricionales  así como la sostenibilidad ambiental, sociocultural y económica» —FAO y OMS, 2019.

Para saber más: lea el artículo original
Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación y la Organización Mundial de la Salud. Dietas saludables y sostenibles — Principios rectores. 2019. Roma, Italia
04 May 2020
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Beneficios medioambientales Publicaciones

Alimentarse para proteger nuestra salud y la del planeta: ¿Qué es una dieta flexitariana?

dieta flexitariana dieta sostenible sustainable diet
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Actualmente existe una línea completamente nueva de investigación sobre los inextricables vínculos entre la dieta, la salud y el medio ambiente.1 En la «Iniciativa del Yogur en la Nutrición», queremos explorar estos temas y descubrir de qué manera contribuye la dieta a nuestra salud y a la del planeta. Con esto en mente, te ofrecemos un resumen de este tema y del debate científico que suscita. Descubre la serie de 4 preguntas y respuestas que escribimos basados en la evidencia científica más reciente.

¿Quieres contribuir a mejorar nuestra salud y la del planeta, pero no sabes por dónde empezar? Los científicos nos aconsejan que cambiemos a una dieta rica en plantas para alcanzar un futuro sostenible, pero esta perspectiva se antoja algo desafiante. En este cuarto artículo de la serie «Iniciativa del Yogur en la Nutrición» sobre dietas sostenibles, examinamos la evidencia que respalda ciertos tipos de dietas, como la flexitariana, que podrían facilitar la solución.

¿Qué es una dieta flexitariana?

Las dietas flexitarianas abarcan desde dietas omnívoras con una cantidad reducida de carne (p .ej., porciones reducidas o días sin carne) hasta dietas esencialmente vegetarianas que de vez en cuando incluyen carne. Las dietas flexitarianas suelen contener mucho vegetal, frutas, verdura, cereales, legumbres, frutos secos y semillas, e incluyen cantidades moderadas de carne y variables de pescado y lácteos.

La dieta flexitariana, más que restringir, estimula la variedad puesto que no excluye ningún alimento específico. Así pues, se distingue de la dieta vegetariana, que excluye la carne, el pescado y las aves de corral, y de la dieta vegana, que elimina todos los productos animales, incluidos huevos, productos lácteos y miel. Se conocen variaciones de la dieta vegetariana, como la pescovegetariana o pescetariana, que incorpora pescado y marisco a la dieta, y la lactovegetariana, que añade productos lácteos y vegetales.

Como las dietas flexitarianas no eliminan por completo la carne y mantienen aun así el aporte de lácteos, son las favoritas de quienes aspiran a una vida más saludable y sostenible y consideran la dieta vegetariana demasiado restrictiva.

Por eso, el flexitarianismo está adquiriendo cada vez más popularidad en todo el mundo; esta tendencia se impulsó inicialmente en los EE. UU. y Australia con el objetivo de controlar el peso.1,2 En los últimos tiempos, la motivación para seguir el flexitarianismo se relaciona sobre todo con la salud y las inquietudes ambientales.

«Una dieta flexitariana se basa sobre todo en plantas pero ofrece la opción de incluir cantidades moderadas de pescado, carne y productos lácteos» – EAT-Lancet 20193

¿Por qué elegir una dieta flexitariana?

Los científicos consideran la dieta flexitariana como el emblema de las dietas sostenibles para las personas de todo el mundo.3,4

Esto se debe a que, según las investigaciones, todos deberíamos, por nuestro propio bien y el del planeta, pasar a tomar dietas preferentemente vegetales. La gente, sobre todo en los países más prósperos, debería comer menos carne para reducir la presión ambiental y cubrir los requerimientos nutricionales y de salud.

Sin embargo, muchas personas creen que su estilo de vida no es compatible con una dieta vegetariana o vegana. Si te has acostumbrado al asado dominical o a la barbacoa, quizá estas dietas te parezcan un exceso.

La dieta flexitariana podría brindar una solución práctica y realista para que la mayoría de las personas redujera de un modo considerable la cantidad dietética de alimentos animales. Al mismo tiempo, la dieta flexitariana otorga libertad para escoger entre una variedad de alimentos mayor que las dietas vegetarianas o veganas.

En resumen, es una situación donde todos salimos ganando: puedes seguir comiendo tus alimentos favoritos, pero consumirás menos carne que antes por la salud del planeta.

La dieta flexitariana se basa en comer mejor y más sano a base de alimentos (a ser posible, locales) de alta calidad producidos en condiciones más respetuosas con el ambiente.

Para realizar estudios sobre la dieta flexitariana, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) concluyó que esta dieta ofrece un equilibrio y permite a las familias:5

  • comer de forma más sana
  • ingerir productos de calidad y proteger al mismo tiempo el ambiente
  • reducir la huella de carbono de los alimentos
  • reducir la presión sobre los recursos terrestres y marinos

¿Qué aspecto tiene un plato flexitariano?

Convertirse en flexitariano significa cambiar a una dieta rica en frutas y verduras, legumbres, cereales integrales, frutos secos y semillas, pero baja en azúcar y carne.6 La dieta seguirá conteniendo productos lácteos, porque son una fuente considerable de diversos nutrientes importantes, pero su impacto ambiental es mucho menor que el de la carne de vacuno; de hecho, resulta entre 5 y 6 veces menor por gramo de proteína.7

Para que una dieta resulte sostenible, hemos de seguir disfrutando de los alimentos; la dieta flexitariana no está reñida con el placer de la alimentación.

¿Cuáles son las ventajas nutricionales de una dieta flexitariana?

Desde el punto de vista nutricional, es probable que la dieta flexitariana ofrezca ciertas ventajas sobre las dietas vegetarianas y veganas y sobre la dieta actual característica de la mayoría de los países occidentalizados.

Los seres humanos hemos evolucionado como omnívoros, por eso, los veganos y los vegetarianos han de compensar los nutrientes que dejan de obtener de los productos animales. De lo contrario, corren el riesgo de sufrir carencias nutricionales y problemas de salud.

Así sucede, en particular, entre grupos con requerimientos nutricionales concretos, como  adolescentes, mujeres embarazadas, personas mayores o personas con determinadas enfermedades crónicas.

Estos grupos necesitan en ocasiones suplementos específicos para compensar su deficiencia dietética. Las dietas veganas en concreto pueden ocasionar carencias de vitamina B2 y B12, que solo los productos animales aportan de manera natural; de hierro y zinc, presentes mayoritariamente en la carne; o de calcio y yodo, provenientes en gran parte de los productos lácteos.

En una dieta flexitariana, la cantidad elevada de alimentos vegetales, equilibrada con una ingestión considerable de productos lácteos y una cantidad reducida de carne, suele aportar una mezcla saludable y completa de proteínas de alta calidad, fibras, vitaminas, minerales y ácidos grasos saludables.

¿Qué aporta una dieta flexitariana a la salud?

La mezcla saludable de nutrientes de la dieta flexitariana es una buena noticia para nuestra salud; los estudios revelan beneficios para el control del peso y la presión arterial, y una reducción del riesgo de diabetes de tipo 2 (si se compara con la dieta típica no vegetariana).8

En la dieta flexitariana se presupone que, si bien la carne aporta valiosas proteínas y nutrientes, el consumo excesivo de carnes rojas y, en concreto, de carne procesada podría a largo plazo aumentar el riesgo de cardiopatías y ciertos tipos de cáncer, como el cáncer de colon.8

En un estudio de modelación global de dietas ajustadas a la evidencia conocida sobre alimentación saludable, se observó que la adopción de una dieta flexitariana se asocia a una caída brusca de la mortalidad prematura: la reducción alcanzó un 19 % con la dieta flexitariana y un 22 % con la dieta vegana.6 La disminución de la mortalidad prematura se debió a un descenso de las cardiopatías, ictus y diabetes de tipo 2. En este análisis, la dieta flexitariana se definió en virtud de las recomendaciones sobre dietas sanas y con un mayor contenido vegetal. Se excluyó la carne procesada pero se incluyó:

  • hasta una porción de carne roja por semana (14 gramos/día por término medio),
  • una cantidad moderada de aves de corral (hasta media porción/día o 29 g/d), pescado (al menos media porción/día o 28 g/d) y productos lácteos (hasta una porción/día o 250 g/d)
  • una cantidad generosa de fruta (al menos 2-3 porciones/día o 200 g/d), verduras (3-4 porciones/día o 300 g/d), frutos secos y semillas (2 porciones/día o 50 g/d), y legumbres (media porción/día o 50 g/d). Los cereales, el trigo, el arroz o el maíz debían aportar hasta 860 kcal al día para el equilibrio energético.6

¿Qué impacto sobre el medio ambiente tendría un sistema alimentario flexitariano?

De acuerdo con los últimos estudios, el cambio hacia las dietas flexitarianas podría reducir nuestra huella de carbono y facilitar el cumplimiento de los objetivos fijados para 2050 por el Acuerdo de París sobre el clima, que firmaron 195 países en 2016.9

En el primero de los dos estudios realizados por el WWF para el desarrollo de dietas sanas y sostenibles, se modeló una dieta flexitariana en el Reino Unido, adaptada para adolescentes, adultos y personas mayores.4

Los investigadores diseñaron las dietas presuponiendo que el consumo y la producción de alimentos contribuirían por igual a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de nuestro sistema alimentario. Estas dietas ayudarían mucho a alcanzar los objetivos fijados para el Reino Unido en el Acuerdo de París, sin dejar de satisfacer las necesidades nutricionales de los diferentes grupos estudiados.

En este modelo, la composición de la dieta flexitariana se acercó lo más posible a la dieta británica habitual para cada grupo, pero con mucha menos carne, en particular vacuna y ovina. La dieta contenía también menos queso, pero los demás productos lácteos, una de las fuentes más importantes de yodo en la dieta británica, se asemejaron al consumo actual. La cantidad de legumbres, frutos secos, vegetales y semillas oleaginosas aumentó en esta dieta.

En un segundo estudio, el WWF modeló una dieta flexitariana para la población francesa.5 Comparada con la dieta francesa moderna habitual, la dieta flexitariana redujo en un 66 % la cantidad de carne de vacuno consumida y en un 69 % los alimentos sujetos a procesamiento industrial que contienen grasas, sal y azúcares. Asimismo, se redujo la cantidad de pescado salvaje y los alimentos hechos con harina refinada. En su lugar se añadieron harinas integrales y más verduras, cereales y legumbres. Entre tanto, el consumo de productos lácteos se mantuvo igual que en la actual dieta francesa habitual.

Los investigadores aplicaron su análisis a una familia formada por cuatro personas: dos adultos, un adolescente y un niño menor de 10 años. Descubrieron que la dieta flexitariana reducía las emisiones de gases de efecto invernadero de la familia en un 38 % y cubría al mismo tiempo sus necesidades nutricionales.

¿Aumentará la dieta flexitariana la factura de la compra?

La buena noticia es que la dieta flexitariana permite comer de forma más sana y proteger el planeta, sin incrementar la factura semanal de la compra.

En un estudio suizo se modelaron nueve dietas alternativas (incluidas las dietas actuales, vegetarianas y flexitarianas) y se comprobó que las dietas saludables y nutritivas con un contenido reducido de carne cumplen los objetivos de sostenibilidad medioambiental, sin imponer una mayor carga a nuestro bolsillo.10 Esto se debe a que los alimentos vegetales, como las legumbres, los frutos secos y las semillas, tienden a ser más baratos que la carne.

En el modelo de dieta sostenible para Francia del WWF, la composición de la dieta flexitariana generó un ahorro del 19 % en el presupuesto diario de alimentos para un adulto y del 21 % en el costo semanal medio de los alimentos para una familia de cuatro personas (comparado con la dieta actual).5

De acuerdo con el cálculo de los investigadores, el ahorro en el coste de la dieta flexitariana permitiría incorporar alrededor del 50 % de los productos orgánicos y otros productos certificados a nuestra compra de alimentos por casi el mismo dinero que invertimos en la dieta actual. En otras palabras, esta dieta flexitariana, con una mitad de alimentos orgánicos, costaría a la familia 190 € por semana frente a los 187 € actuales que gasta en la tienda de alimentación.

En el Reino Unido, los modelos de dieta flexitariana del WWF se asociaron con un pequeño aumento de los costos (en comparación con la dieta actual), sobre todo por el aumento de las cantidades de pescado y verdura.4 De todas formas, el WWF señala que los precios de los alimentos aumentarán en los próximos años, y que los mayores aumentos se repercutirán en los productos animales más que en los flexitarianos.

Así pues, lo más probable es que la dieta flexitariana represente una opción más económica, con menos impacto ambiental y con una mayor calidad nutricional global que la dieta consumida por la mayor parte de la población en este momento.

«Efectivamente, se puede seguir una dieta sostenible y nutritiva que contribuya a la salud futura del planeta y de la población, sin un aumento significativo de costes» – WWF (UK), 20174

Para saber más:

  • Descubra por qué debemos comer de manera sostenibles (Pregunta #1)
  • Sepa qué se puede hacer para llevar una dieta más sostenible (Pregunta #2)
  • Conozca las recomendaciones para una producción alimentaria adaptada al futuro (Pregunta #3) 
Fuentes:
  1. World Business Council for Sustainable Development. FRESH Insight Report: Consumption behaviour and trends: understanding the shift required towards healthy, sustainable and enjoyable diets. 2018.
  2. Forestell CA. Flexitarian diet and weight control: healthy or risky eating behaviour? Frontiers in Nutrition. 2018;5:article 59.
  3. Willett W, Rockström J, Loken B, et al. EAT-Lancet Commission Summary report: Food in the anthropocene: the EAT–Lancet Commission on healthy diets from sustainable food systems. Lancet. 2019;393(10170):447-492.
  4. WWF (UK). Eating for two degrees. 2017.
  5. WWF France. Towards a low carbon, healthy and affordable diet. 2018.
  6. Springmann M, Wiebe K, Mason-D’Croz D, et al. Health and nutritional aspects of sustainable diet strategies and their association with environmental impacts: The Lancet Planetary Health. 2018.
  7. Poore J, Nemecek T. Reducing food’s environmental impacts through producers and consumers. Science. 2018;360:987–992.
  8. Derbyshire EJ. Flexitarian diets and health: a review of the evidence-based literature. 2018.
  9. United Nations Treaty Collection. The Paris Agreement 2016. Archived from the original on 21 August 2016.
  10. Chen C, Chaudhary A, Mathys A. Dietary change scenarios and implications for environmental, nutrition, human health and economic dimensions of food sustainability. Nutrients. 2019 Apr 16;11(4).
20 Abr 2020
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Entrevista con expertos Ideas rápidas y sencillas Salud intestinal y microbiota

Acercando la ciencia del microbioma intestinal a los dietistas y expertos en nutrición

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Artículo escrito por Andréa Hardy

Las investigaciones en torno a la microbiota intestinal están expandiéndose. Este año, en la Cumbre Mundial de Microbiota Intestinal para la Salud (Gut Microbiota for World Health Summit), los principales investigadores exploraron las vías para acercar la ciencia del microbioma intestinal a la atención sanitaria.

Se cree que la microbiota intestinal empieza a desarrollarse desde el nacimiento y que desempeña un papel clave en el entrenamiento de nuestro sistema inmunitario para su correcto funcionamiento. En una reciente investigación de Kathy McCoy y sus colegas, se ha comenzado a desvelar cómo influye la microbiota materna en el desarrollo del sistema inmunitario del bebé, incluso antes del nacimiento. Dicho de otra manera, es la madre, que, probablemente antes de la concepción, sería responsable de la salud de la microbiota del bebé. El Dr. John Cryan, que siguió el viaje del microbioma durante el ciclo vital y exploró cómo influye la microbiota intestinal en el desarrollo del cerebro hasta la adolescencia, destacó el importante papel de la microbiota intestinal en el desarrollo neuronal y en la salud mental. Para completar este ciclo vital, desde el laboratorio del Dr. Paul O’Toole se hizo hincapié en que la microbiota intestinal contribuye al envejecimiento saludable —e interviene también en la fragilidad y en la cognición— resaltando  que la salud de nuestra microbiota intestinal debe tenerse en cuenta en todas las etapas de la vida.

YINI - GMFH Summit - Microbiome as therapeutic target

¿Cómo se define una microbiota intestinal «sana»?

Existe una  tendencia en considerar que la microbiota es un ecosistema que opera de forma coordinada para que conservemos la salud, por más que no se haya definido aún su estructura específica. Los investigadores admiten que, a mayor variedad y riqueza de bacterias, se obtienen mejores resultados de salud, incluido un riesgo más bajo de enfermedades crónicas. Se ha constatado que la  escasa riqueza  de nuestra microbiota — variedad de especies o genes— representa un hilo conductor de enfermedades, como las cardiovasculares, las autoinmunes, las neurodegenerativas y la obesidad.

¿Cómo se podría mejorar la riqueza de nuestra microbiota intestinal?

El Dr. Colin Hill, orador principal de la Cumbre de este año, lo señaló con toda claridad: tenemos la microbiota que nos merecemos. En otras palabras, contamos con muchas herramientas para mejorar la riqueza y la diversidad de nuestra microbiota intestinal, entre ellas: una buena alimentación, un descanso nocturno adecuado, el control del estrés, el ejercicio físico y el uso correcto de medicamentos.

YINI GMFH Summit Fiber and microbiote

La nutrición y la microbiota intestinal

En principio, nuestra microbiota intestinal se beneficia de una serie de hábitos nutricionales.

Hana Kahleova y su grupo investigaron hace poco cómo una dieta vegana basada en vegetales podía influir de modo favorable en la composición y la función de la microbiota intestinal. Se asignó al azar a algunos participantes que siguieron una dieta vegana basada en vegetales durante 16 semanas y otros que continuaron con su dieta habitual (dieta norteamericana estándar). Después de esta intervención, se concluyó que quienes habían seguido la dieta vegana basada en vegetales mostraron una reducción del peso y de grasa visceral y una mejora de la sensibilidad a la insulina, marcadores importantes de la prevención de enfermedades crónicas.

Los investigadores del laboratorio de Paul O’Toole investigaron cómo influye una dieta mediterránea en la microbiota intestinal y en el envejecimiento saludable. A estos participantes se les asignó al azar una dieta mediterránea o bien su dieta habitual durante 12 meses. Quienes recibieron la dieta mediterránea experimentaron un cambio positivo en la microbiota intestinal, un descenso de los marcadores inflamatorios y una mejora de la función cognitiva, así como una mejora de los indicadores de fragilidad.

¿Cómo debemos alimentar nuestra microbiota intestinal?

Al margen del patrón alimentario que sigamos, Hana Kahleova, concluye en su presentación que: « Debemos nutrir bien a nuestro microbioma intestinal con alimentos integrales de origen vegetal». Es decir, para fomentar la riqueza microbiana hemos de incluir una variedad de alimentos con distintos tipos de fibra. Estos cambios dietéticos se han asociado a una mejora de los perfiles y funciones de la microbiota intestinal y confieren un beneficio mensurable para la salud humana.

Algunos de mis recomendaciones favoritas son las siguientes:

  • Aumentar la variedad de nuestra alimentación y procurar tomar 30 alimentos vegetales diferentes cada semana. Estos alimentos pueden ser: frutas, vegetales, cereales integrales, frutos secos y semillas
  • Procurar ingerir de 25 a 38 gramos de fibra al día
  • Incorporar a diario medio plato de verduras durante la comida del medio día y la cena
  • Elegir un cereal integral diferente para cada comida, por ejemplo: avena, pasta integral, quinoa, sorgo o trigo sarraceno
  • Agregar 3 piezas (o medios tazones) de fruta cada día

Con cada uno de estos consejos obtendríamos una variedad de fibra y de lo que los investigadores han denominado como «carbohidratos accesibles para la macrobiota» (MAC, por su acrónimo inglés). Los MAC son carbohidratos que los humanos no podemos digerir, es decir, carbohidratos que atraviesan el tubo digestivo intactos hasta alcanzar el colon. Dentro del colon, donde reside la mayor cantidad de nuestra microbiota intestinal, sirven de combustible a las bacterias. Cuando las bacterias se alimentan de estos carbohidratos fundamentales, empiezan a proliferar y a ofrecer al cuerpo compuestos importantes, denominados ácidos grasos de cadena corta, que desempeñan una misión esencial en la función inmunitaria y en la inflamación.

YINI GMFH Summit - fiber rich foods

¿Qué lugar ocupan los alimentos fermentados y los probióticos?

En su ponencia, el Dr. Kevin Whelan examinó las diferencias entre los alimentos fermentados y los probióticos, así como la evidencia actual que respalda su uso, incluidos los efectos del yogur y el queso en la salud humana, efectos que se han estudiado de manera extensa en otros lugares. Los alimentos fermentados se definen como «alimentos o bebidas producidos mediante una proliferación microbiana controlada y mediante la transformación de componentes alimentarios a través de reacciones enzimáticas»; entre ellos se encuentran el yogur, la kombucha, el tempeh, la cerveza y el vino. Sin embargo, no todos los alimentos fermentados son probióticos; los probióticos cumplen una definición muy concreta: «microorganismos vivos que, administrados en cantidades adecuadas, confieren un beneficio para la salud del huésped» y se presentan en cápsulas, polvo o están presentes en ciertos yogures y kéfires. Si crees que «algunos» yogures con prebióticos añadidos son probióticos, estás en lo cierto. ¡Ciertos yogures cumplen la definición de probiótico ( descritos como «leches fermentadas» en el diagrama ), pero no todos!

En la actualidad, los estudios sobre los probióticos respaldan su uso solo en determinados trastornos, como el síndrome del intestino irritable y la colitis ulcerosa; no obstante, estos efectos son específicos de cada cepa. Para saber cuál es el probiótico que se adecua mejor a cada situación, el Dr. Whelan propone acudir al médico, dietista o farmacéutico, pues no todas las personas necesitarán un probiótico.

En este momento, solo contamos con una evidencia preliminar sobre la influencia de los alimentos fermentados en nuestra microbiota intestinal, ¡sin embargo, sigue habiendo muchas y buenas razones para consumir alimentos fermentados! A través de la descomposición de la lactosa, la fermentación mejora la digestibilidad de ciertos alimentos, como la de los productos lácteos. Además, proporciona un sabor y palatabilidad únicos y representa una manera estupenda de introducir una mayor variedad de alimentos en nuestra dieta.

YINI GMFH Fermented foods, probiotics and prebiotics

La microbiota intestinal desempeña un papel crucial a lo largo de todos los periodos de la vida. Como subrayó el Dr. Joel Dore: «Debemos aprender a vivir en simbiosis con nuestra microbiota intestinal, procurando cuidarla para que luego ella nos cuide». Así, el mensaje principal de la conferencia es que, mientras que la ciencia avanza,  está en nuestras manos  cuidar de nuestra microbiota intestinal.

«¡Llevar una dieta saludable y variada a lo largo de la vida es la mejor manera que tenemos para beneficiar de los beneficios potenciales de la microbiota intestinal!»

Andrea HardyLa Dietista Registrada, Andrea Hardy (Calgary, Canadá), se especializa en desórdenes gastrointestinales y el microbioma intestinal.

 

 

20 Abr 2020
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Beneficios medioambientales Publicaciones

Alimentarse para proteger nuestra salud y la del planeta: ¿qué hay que cambiar en la producción alimentaria?

dieta sostenible sustainable diet
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Actualmente existe una línea completamente nueva de investigación sobre los inextricables vínculos entre la dieta, la salud y el medio ambiente.1 En la «Yogurt in Nutrition Initiative», queremos explorar estos temas y descubrir de qué manera contribuye la dieta a nuestra salud y a la del planeta. Con esto en mente, les ofrecemos un resumen de este tema y del debate científico que suscita. Descubre la serie de 4 preguntas y respuestas que escribimos basados en la evidencia científica más reciente.

Únase a nosotros para explorar los descubrimientos científicos que facilitarán el cambio a una dieta sostenible para todos. En este tercer documento de la serie «Yogurt in Nutrition Initiative» examinamos el mundo de la producción alimentaria y los pasos que se han dado para su transformación y el suministro a la población mundial, cada vez más numerosa, de alimentos que protejan nuestra salud y la del entorno.

¿Qué hay que cambiar en la producción alimentaria para lograr una dieta sostenible?

Para alimentar a la creciente población mundial deberán aplicarse cambios importantes en la manera de producir los alimentos, sobre todo, porque la presión del cambio climático es cada vez mayor.

Reconocer esta necesidad supone un estímulo para poner en marcha investigaciones innovadoras que allanen el camino hacia la transformación de la producción alimentaria con el objetivo de alimentar a la creciente población mundial y de aprovechar asimismo esta oportunidad única para reforzar la salud de toda la humanidad.

Al mismo tiempo, deben establecerse métodos nuevos para una producción alimentaria sostenible que permita cumplir los objetivos del Acuerdo de París de 2015 y frenar el cambio climático limitando el calentamiento global por debajo del valor de 2 °C sobre los niveles preindustriales y restringiendo el aumento a 1,5 °C.

Para lograr este objetivo climático, la agricultura mundial tendrá que pasar de ser una gran productora de gases de efecto invernadero, a ser un sistema capaz de captarlos actuando como sumidero de las emisiones de carbono, de un modo parecido a como los bosques alivian la presión ambiental atrapando y reteniendo el dióxido de carbono.

Deberíamos también transformar nuestro sistema alimentario con urgencia para la conservación y uso sostenibles de la naturaleza; para ello, hemos de detener el alarmante declive de la biodiversidad mundial que causa un profundo impacto en la población, como lo refleja un prestigioso informe internacional publicado en 2019.1

Con estos objetivos en mente, los científicos están buscando una agricultura eficiente y ecológica que reduzca la carga impuesta a nuestros limitados recursos de tierra y agua y al mismo tiempo satisfaga la creciente demanda de nutrición y salud. Gracias a estas investigaciones, se han realizado progresos importantes en la dirección idónea.

«La agricultura se enfrenta a un doble y enorme desafío: alimentar a una población mundial cada vez más numerosa y próspera y, a la vez, reducir el impacto ambiental desfavorable de los alimentos». – Karlsson et al., 20182

¿Cuáles son los desafíos que deberá superar la producción alimentaria?

El mayor desafío consiste en establecer un equilibrio entre la demanda creciente de nutrición y salud de los diez mil millones de personas que, según las previsiones, habitarán la Tierra en 2050 y el impacto ambiental negativo de la producción alimentaria actual.

La agricultura altera el entorno con su expansión hacia otros ecosistemas, al destruir hábitats naturales de especies salvajes (con el consiguiente efecto nocivo para la biodiversidad), degradar los suelos y reducir el carbono almacenado, por ejemplo, cuando se talan y queman los bosques. Conforme se intensifica la actividad agrícola, aumenta el uso de energía, agua, sustancias químicas, fertilizantes, plaguicidas y herbicidas. Esto lleva a la reducción y contaminación de las reservas de agua.3

La consecuencia de esta actividad humana es que más de un millón de especies animales y vegetales se encuentran en peligro de extinción, se prevé que muchas de ellas se extingan en los próximos decenios; la humanidad jamás contempló un ritmo de extinción tan vertiginoso a lo largo de su historia.1 Estas especies constituyen los ecosistemas de los que se alimentan y viven las poblaciones de todo el mundo.

¿Qué debemos cambiar para lograr una producción más sostenible de alimentos?

La Comisión EAT-Lancet, junto con el organismo intergubernamental sobre biodiversidad y ecosistemas, así como algunos estudios científicos recientes (para identificar dietas saludables y una producción alimentaria sostenible) han trazado las líneas maestras de los cambios que se necesitarían para mejorar la huella ambiental de nuestra producción alimentaria.1,4

A modo de ejemplo, EAT-Lancet considera que la producción alimentaria debería cumplir estos requisitos:4

  • no usar más tierra de la actual,
  • salvaguardar la biodiversidad existente,
  • reducir el uso de agua y gestionarla de forma responsable,
  • reducir sustancialmente la contaminación por nitrógeno y fósforo (procedente del uso de fertilizantes),
  • reducir a cero las emisiones de dióxido de carbono,
  • no incrementar más las emisiones de metano y óxido nitroso.

Un paso fundamental consistirá en alimentar a la población mundial solo con los terrenos agrícolas actuales, aconseja la Comisión EAT-Lancet. Esto obliga a detener la expansión de los terrenos agrícolas y dejar de invadir los bosques y otros ecosistemas naturales. Aparte de limitar el uso de plaguicidas. La preservación de estos entornos naturales es crucial para preservar la biodiversidad de nuestro planeta.1

Los océanos también deben cuidarse si se desea disponer de pescado marino suficiente para alimentar a las futuras generaciones, declara EAT-Lancet.4

La agricultura deberá sacar más provecho de la tierra y mejorar el uso de fertilizantes y agua. En este momento, según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), hasta el 70 % de toda el agua dulce extraída del suelo se emplea para el riego agrícola, lo que a menudo repercute de forma notable en la disponibilidad y calidad del agua.5

El informe del organismo intergubernamental sobre biodiversidad recomienda un enfoque integral para solucionar los problemas, preservar los ecosistemas y utilizar la naturaleza de una manera sostenible.1 Los programas de conservación, la protección de las cuencas hidrográficas y los incentivos y sanciones para reducir la contaminación son algunas de las medidas necesarias para mejorar las prácticas agrícolas y el uso de los recursos. Según el informe, las comunidades locales y los pueblos indígenas resultan claves para poner en marcha estas medidas.

Casi un tercio de los alimentos producidos en la actualidad se desperdician. EAT-Lancet también aconseja reducir como mínimo a la mitad los desperdicios alimentarios; para ello, se deberá cambiar radicalmente el almacenamiento, el transporte, el procesamiento y el envasado de los alimentos (sobre todo, en los países de renta baja), así como informar a los consumidores, los minoristas de alimentos y los propietarios de restaurantes sobre las maneras de reducir los residuos alimentarios (en especial, en los países de rentas más altas).4

¿Cómo alcanzar un equilibrio entre el impacto ambiental de los alimentos que producimos y sus beneficios nutricionales?

Para que un sistema alimentario resulte sostenible, se debe tener en cuenta su impacto global sobre cuatro dimensiones estrechamente relacionadas: nutrición, salud, categoría socioeconómica y medio ambiente.

EAT-Lancet recomienda cambiar las prioridades agrícolas para producir no solo calorías suficientes para afrontar el crecimiento de la población, sino también alimentos de gran calidad y diversidad que aporten una nutrición saludable.  Más que cantidades considerables de unos cuantos cultivos, precisaremos una gama extensa de alimentos nutritivos.4

«La agricultura y la pesca no solo deben aportar calorías suficientes para alimentar a la creciente población mundial, sino también una variedad de alimentos que fomenten la salud humana y la sostenibilidad del medio ambiente». – EAT-Lancet, 20194

Las recomendaciones del EAT-Lancet suscitan dilemas y controversias, sobre todo para la ganadería. La carne, en particular, se asocia a altas emisiones de gases de efecto invernadero y en su producción se consumen cantidades importantes de tierra, agua y fertilizantes. No se trata solo de los animales, sino de lo que se necesita para alimentarlos. En Europa, por ejemplo, el 58 % de los cereales y el 67 % de las oleaginosas/proteaginosas se emplean para alimentar al ganado.6

Sin embargo, muchas personas de todo el mundo, en especial, pequeños agricultores de los países de renta baja, dependen del ganado para subsistir y recibir un aporte vital de nutrientes que, de otro modo, les costaría mucho extraer de la dieta.

La producción lechera, en concreto, se considera un instrumento poderoso para combatir la pobreza rural, especialmente en los países de renta baja.7 Al contar con vacas lecheras, las poblaciones del mundo entero se benefician del contenido rico en nutrientes de los productos lácteos y, en consecuencia, les resulta más fácil satisfacer sus necesidades nutricionales que si solo cultivaran alimentos vegetales.

Es evidente que la producción pecuaria ha de evaluarse dentro del contexto particular. De acuerdo con los estudios, si se logra una producción ganadera sostenible y un consumo razonable de estos alimentos, se podrían obtener beneficios nutricionales, ecológicos y económicos. Los estudios indican que se puede alcanzar una producción ganadera sostenible utilizando pastos que no servirían para el cultivo y alimentando a las vacas con los restos de las cosechas (véase más adelante).

¿Cómo podría operar la agricultura sostenible en la práctica?

El informe de EAT-Lancet ofrece recomendaciones globales para una producción alimentaria sostenible. No obstante, en la práctica, la respuesta sostenible a la producción de alimentos diferirá de una región a otra, como reflejo del clima, la geografía, la cultura y la economía locales.

Los científicos están explorando las diversas opciones, elaborando modelos de agricultura regenerativa que preserven y renueven nuestros recursos y al mismo tiempo proporcionen un acceso fiable y seguro a alimentos saludables para todos. El objetivo es allanar el camino para que los responsables políticos y los científicos tomen decisiones fundamentadas sobre la orientación futura de la agricultura.

Entre los estudios pioneros se encuentra un proyecto llamado Ten Years for Agroecology in Europe (TYFA, Diez años para la agroecología en Europa),6 en el que se ha modelado un posible escenario agrícola ecológico para Europa en 2050 tras compararlo con el sistema alimentario europeo actual.

En el escenario TYFA se abandonan los plaguicidas y los fertilizantes sintéticos, se detienen las importaciones masivas de pienso o alimento para animales (como la soja), se redistribuyen los pastos naturales y se extiende el uso de setos, árboles y estanques. Al mismo tiempo, el modelo presupone que las personas adoptarán dietas saludables que contengan menos productos animales y más frutas y verduras. El volumen de ganado vacuno del modelo es considerable, pero el de porcino y aviario, que se alimentan sobre todo de pienso para animales, se limita. Así pues, la dieta TYFA sigue conteniendo unos 100 g/día de carne y el equivalente a 300 g/día de leche en forma de productos lácteos.

Este tipo de agricultura ecológica tiende a ser menos productivo que los métodos actuales de cultivo aplicados en Europa y, por tanto, se suele considerar incompatible con una producción alimentaria que abastezca a toda la población y al mismo tiempo contrarreste el cambio climático.

Sin embargo, el modelo reveló que, pese la caída del 35 % en la producción (comparada con la de 2010), el escenario previsto permitiría:

  • satisfacer las necesidades alimentarias de los europeos, manteniendo al mismo tiempo la capacidad de exportación de cereales, productos lácteos y vino
  • reducir en un 45 % las emisiones agrícolas de gases de efecto invernadero
  • restablecer la biodiversidad y proteger los recursos naturales.

En otro estudio se ha modelado un escenario de sistema alimentario sostenible para Noruega, Suecia, Dinamarca y Finlandia.2 Constituido a partir de una consulta en la que participaron cinco organizaciones no gubernamentales (ONG) medioambientales locales, la Future Food Vision for the Nordics (Previsión de los alimentos para los nórdicos) se fundamenta en la agricultura orgánica y la producción local de alimentos. Para limitar la competencia directa entre los alimentos para animales y los alimentos para las personas, el ganado se alimentaría únicamente de las «corrientes residuales», es decir, de los subproductos de la producción alimentaria, los pastos y las mezclas de forrajes perennes y tréboles.

En este modelo, el consumo de carne, sobre todo de carne de especies no rumiantes, se reduce en un 81 % frente al actual de los países nórdicos, pero el consumo de productos lácteos se mantiene prácticamente intacto. Los investigadores estimaron que, en este escenario agrícola, se podría abastecer a 37 millones de personas, cifra mucho mayor que la de la población actual de 26 millones de personas. Las emisiones de gases de efecto invernadero solo ascenderían a 0,48 tCO2e (toneladas de equivalentes de dióxido de carbono, una medida que permite comparar las emisiones de otros gases de efecto invernadero relativas a una unidad de dióxido de carbono) por dieta y año.

Para saber más:

  • Descubra por qué debemos comer de manera sostenibles (Pregunta #1)
  • Sepa qué se puede hacer para llevar una dieta más sostenible (Pregunta #2)
  • Descubra más sobre las dietas flexitarianas (Pregunta #4)
Fuentes:
  1. Diaz S, Settele J, Brondizio E, et al. Summary for policymakers of the global assessment report on biodiversity and ecosystem services of the Intergovernmental Science-Policy Platform on Biodiversity and Ecosystem Services. 2019.
  2. Karlsson JO, Carlsson G & Lindberg M, et al. Designing a future food vision for the Nordics through a participatory modeling approach. Agronomy for Sustainable Development. 2018;38:59.
  3. Foley JA, Ramankutty N, Brauman KA, et al. Solutions for a cultivated planet. Nature. 2011;478(7369):337-42.
  4. Willett W, Rockström J, Loken B, et al. EAT-Lancet Commission Summary report: Food in the anthropocene: the EAT–Lancet Commission on healthy diets from sustainable food systems. Lancet. 2019;393(10170):447-492.
  5. WWF (UK). Eating for two degrees. 2017.
  6. Poux X, Aubert PM: IDDRI. An agroecological Europe: a desirable, credible option to address food and environmental challenges. 2018. 
  7. Food and Agriculture Organization of the United Nations. Dairy development’s impact on poverty reduction. 2018. 
06 Abr 2020
19 min de lectura
Beneficios medioambientales

Alimentarse para proteger nuestra salud y la del planeta: ¿qué se puede hacer para llevar una dieta más sostenible?

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Actualmente existe una línea completamente nueva de investigación sobre los inextricables vínculos entre la dieta, la salud y el medio ambiente.1 En la «Yogurt in Nutrition Initiative», queremos explorar estos temas y descubrir de qué manera contribuye la dieta a nuestra salud y a la del planeta. Con esto en mente, les ofrecemos un resumen de este tema y del debate científico que suscita. Descubre la serie de 4 preguntas y respuestas que escribimos basados en la evidencia científica más reciente.

Los científicos están realizando grandes avances en la comprensión de los vínculos entre la dieta, la salud y el medio ambiente. En la segunda entrega de nuestra serie de preguntas y respuestas queremos explorar de qué manera puede la dieta contribuir a nuestra propia salud y a la del planeta, examinando el significado del cambio a una dieta sostenible y los efectos que podría tener en nosotros y en otras personas de todo el mundo. Así que si está pensando en unirse a la revolución de la alimentación sostenible o simplemente desea saber de qué se trata todo este asunto, continúe leyendo…

¿Qué se puede hacer para llevar una dieta más sostenible?

El impacto ambiental de los alimentos que ingerimos varía mucho según el método de cultivo, procesamiento, transporte, almacenamiento y eliminación (residuos de alimentos). Solo con un pequeño cambio en nuestra dieta cotidiana, podemos dar un gran paso hacia delante para reducir el impacto ambiental y reducir, por ejemplo, las emisiones de gases de efecto invernadero de nuestro sistema alimentario.1

Por eso, una oleada creciente de personas de todo el mundo está cuestionando los sistemas alimentarios y las dietas actuales y emprendiendo nuevos caminos para adoptar un enfoque sostenible. Estas personas están empezando a seguir una dieta más respetuosa con el medio ambiente, ingiriendo más vegetales y menos carne, comprando productos de temporada o locales, o incluso produciendo sus propios alimentos.

¿Qué  medidas hay que tomar  para que nuestra  dieta sea más sostenible?

Aún no conocemos la respuesta exacta. Cambiar a una dieta sostenible no es tan sencillo como parece, porque el impacto ambiental de nuestro sistema alimentario debe equilibrarse con la necesidad de ingerir una dieta saludable que proporcione todos los nutrientes requeridos. La economía y la sociedad constituyen asimismo piezas clave en este rompecabezas de la sostenibilidad. Equilibrar las demandas de todos estos componentes tan distintos supone un reto y el camino podría exigir transacciones si, por ejemplo, los beneficios para la salud tuviera un coste ambiental.  

Así, la pregunta “¿cuáles son los alimentos óptimos?” hace que los expertos del mundo entero se rasquen la cabeza y se emprenda una búsqueda para dar con las dietas más sostenibles. Algunos estudios pioneros han señalado ya el camino hacia  “nuevos” hábitos dietéticos que podrían beneficiar tanto a nuestra salud como a la del planeta.2-6 El resultado es que conocemos algunos de los pasos inmediatos que podemos dar para cambiar y así mejorar la dieta cotidiana.

Esto es lo que la evidencia nos ha enseñado hasta ahora…

¿Estamos comiendo en exceso?

La sobrealimentación, una práctica habitual en el mundo occidental, es mala para el ambiente y también para la salud. Así pues, una manera inicial y sencilla de reducir la huella ambiental de la dieta humana en los países occidentales consistiría en ajustar la ingestión de alimentos y energía a los valores recomendados (2000-2500 kcal/día). Según las investigaciones, las personas que se sobrealimentan pueden reducir de forma drástica sus emisiones de carbono disminuyendo de una manera considerable el aporte de calorías.7 Si se redujera el sobrepeso de la población, podrían disminuir también los costes de las emisiones de carbono relacionados con la atención médica necesaria para tratar las complicaciones del sobrepeso y la obesidad, como la diabetes de tipo 2.

¿Deberíamos reducir el consumo de productos animales?

En varios estudios se ha analizado el impacto ambiental de diversas dietas. La conclusión general es que las dietas con un mayor contenido de alimentos vegetales y menor de productos animales resultan mejores para el ambiente y para la salud.

Por esta razón, la Comisión EAT-Lancet recomienda que todo el mundo ingiera más frutas, verduras, legumbres y frutos secos y menos carne roja y azúcar añadida.6 En otros estudios de modelación dietética se ha propuesto que el consumo de productos pecuarios se debería contemplar en función de las circunstancias locales (véase en la entrega 3).

La reducción del consumo de carnes rojas y de azúcar se aplica en particular a los países  ricos, donde la gente tiende a comer un exceso de este tipo de alimentos. En las demás regiones del mundo, la gente tiene requerimientos dietéticos muy diferentes.

«El cambio hacia unas dietas saludables para el año 2050 exigirá modificaciones sustanciales de la dieta. El consumo global de frutas, verduras, frutos secos y legumbres deberá duplicarse, y el consumo de alimentos, como la carne roja y el azúcar, tendrá que reducirse en más de un 50 %». – EAT-Lancet, 20196

Independientemente del país en el que se vive, a la hora de identificar los sistemas alimentarios sostenibles surge un dilema debido a la necesidad de equilibrar el impacto ambiental con la nutrición y la salud.

Los productos animales dan cuenta de la mayoría de las emisiones climáticas relacionadas con la alimentación.8 Entre ellos, las carnes rojas, como la carne de vacuno, parecen dañar más el medio ambiente.7 Sin embargo, los productos lácteos, como la leche, tienen un impacto ambiental cinco veces menor (demostrado por sus emisiones de gases de efecto invernadero y el uso de tierra) que la carne de vacuno (por gramo de proteína). 9

En un estudio realizado en los Países Bajos se comprobó que cada hogar emite 5,6 toneladas de carbono al año, de las cuales 1,8 toneladas proceden de la carne y el pescado y 1,1 de productos lácteos y huevos, frente a las 0,5 toneladas de las frutas y verduras.7

Una cuarta parte de la masa terrestre del planeta, excluida la Antártida, se utiliza como pastizal, y aunque una fracción de la producción cárnica de vacuno aprovecha los pastos nativos, el aumento en la producción de carne de vacuno depende ahora de la tala de bosques y de sabanas leñosas.9

Sin embargo, el ganado, especialmente el lechero, es uno de los principales factores que contribuyen a la resiliencia para subsistir en todo el mundo.10 Además, hay que tener en cuenta el valor nutricional de estos alimentos.11 EAT-Lancet señala que la carne, el pescado y los productos lácteos son fuentes esenciales de ciertos minerales y vitaminas, sobre todo para las personas de los países más pobres, y que estos no se pueden extraer con la misma facilidad de las dietas vegetales.6

Según los estudios de modelación, si se mantienen los productos lácteos en la dieta, resulta más fácil satisfacer los requerimientos nutricionales de la población que si solo se administran alimentos vegetales. En las investigaciones se está tratando de averiguar si el coste ambiental del ganado se ve compensado en algunos lugares por su mayor valor nutricional y en qué medida se podría mejorar la eficiencia de la producción pecuaria, al tiempo que se reduce su impacto ambiental.

En consecuencia, así como EAT-Lancet proporciona recomendaciones globales, no parece que se pueda aplicar un enfoque holístico de las dietas sostenibles en todo el mundo. En otros estudios se han modelado las dietas sostenibles con arreglo a la producción alimentaria local o regional. Hasta ahora, la mayoría de los estudios coinciden en la necesidad de cambiar hacia unas dietas con más vegetales, pero difieren en la composición de las dietas, la cantidad de carne o productos lácteos que deberían contener y el tipo de carne que se debería preferir, ya que estas variables dependen probablemente del contexto local.

Así, por ejemplo, EAT-Lancet recomienda mantener el consumo de leche por debajo de 250 ml o una porción diaria de leche en promedio (con un intervalo de 0-500 ml/día).6 Otros estudios clave en los que se han modelado dietas sostenibles basadas en una producción ganadera más respetuosa con el ambiente, se han propuesto dietas con un mayor aporte de productos lácteos (hasta 480 ml de leche/día ).2-5 Estas dietas permiten que  los consumidores obtengan más beneficios derivados de los nutrientes que aportan los productos lácteos. 

Si tanto las dietas basadas en alimentos animales como las vegetarianas tienen inconvenientes, ¿cuál sería la alternativa?

Las dietas vegetarianas (sin carne) y veganas (sin productos de origen animal) no son las únicas alternativas. Otro tipo de dieta es la pescetariana (se sustituye la carne por pescado), pero es probable que la dieta sostenible más apetitosa para la mayoría sea la dieta flexitariana. Conocida también como dieta semivegetariana, la flexitariana contiene más alimentos vegetales que la dieta consumida en la mayor parte del mundo occidental en este momento, pero incluye pequeñas cantidades de carne. Como tal, promete un cambio más flexible y versátil para los no vegetarianos, ya que restringe menos la selección de alimentos y no excluye ningún tipo de alimento. Por otro lado, se puede adaptar a las preferencias socioculturales y personales, sin dejar de satisfacer las necesidades nutricionales y ambientales. Así pues, resulta una manera asequible para que todos nosotros, como individuos, marquemos una diferencia real para el medio ambiente.

Pero, ojo, cuando seleccione las frutas, los frutos secos y las verduras, no se olvide de que las opciones más exóticas quizá deban importarse y generen gases de efecto invernadero durante el transporte y la distribución.7 Por eso, un plátano importado desde América del Sur hasta Europa deja una huella de carbono mayor que una manzana cultivada en la localidad. En resumen intentar consumir más alimentos vegetales no reduce de forma automática la huella de carbono sino que podría incluso aumentarla, de acuerdo con un estudio de modelación.7

La selección de frutas y hortalizas de temporada es asimismo importante para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas del transporte y la distribución. Si reside en el norte de Europa, ¡esto significa que hay que evitar comer tomates durante el invierno!

No se trata solo de los gases de efecto invernadero. Otro peligro oculto que puede suponer un obstáculo en el camino hacia la sostenibilidad es el uso inesperado de los recursos naturales. Por ejemplo, en EAT-Lancet y en otros estudios de modelación dietética se recomiendan ampliamente los frutos secos, pero estos también tienen un lado negativo. Se calcula que para que un almendro dé una almendra, ¡necesita absorber  casi cuatro litros de agua!12

«El principio sostenible basado en consumir menos productos animales y más vegetales no se traduce de manera instantánea en una dieta más respetuosa con el ambiente». – van Est L et al, 20177

¿Las dietas favorables para el planeta lo son también para la salud?

Se ha comprobado que las dietas ricas en alimentos vegetales y pobres en carne tienen un menor impacto ambiental, y en general esta idea se corresponde asimismo con los consejos de los expertos en salud.

Según la Comisión EAT-Lancet, el cambio de las dietas actuales por unas dietas con un mayor contenido vegetal posiblemente reporte beneficios importantes para la salud.6

Así que, en resumen, cambiar qué y cuánto comemos supone una oportunidad para mejorar entre todos nuestra salud y la del planeta.

La ciencia no ha concluido aún con exactitud en qué consiste una dieta saludable y sostenible, y cuál es el sistema de producción alimentaria más adecuado. Sin embargo, desde la perspectiva nutricional hay muchas razones para pensar que la dieta flexitariana podría conferir ciertas ventajas sobre las dietas vegana y vegetariana.

Esto se debe a la evolución de los seres humanos como omnívoros; así, los veganos y los vegetarianos necesitan compensar los nutrientes que de otro modo obtendrían con la ingestión de productos animales. Dicho en otras palabras, estas dietas pueden aumentar el riesgo de ciertas carencias nutricionales y problemas de salud, sobre todo entre los grupos con requerimientos nutricionales concretos, como los adolescentes, las mujeres embarazadas, las personas mayores o las personas con determinadas enfermedades crónicas. Por eso, si se sigue una dieta vegana, es más probable que su impacto ambiental sea menor, pero también es más probable que necesite tomar suplementos nutricionales específicos. No se tienen muchos datos acerca de la huella ambiental de estos suplementos, que podrían generar emisiones de carbono durante su extracción, producción y envasado.

La dieta flexitariana, con una elevada cantidad de alimentos vegetales y una cantidad reducida de azúcar y carne, suele proporcionar una nutrición saludable en todos los sentidos. Consulte más sobre las dietas flexitarianas en la cuarta entrega de esta serie.

«Si una persona decide no consumir ciertos productos animales por razones ambientales, debe asegurarse de que su nueva dieta reduzca la huella medioambiental», van Est L et al, 20177

No existe una «dieta única» que resulte óptima para todo el mundo. En algunos países habrá que diseñar dietas saludables y sostenibles para reducir el hambre y la desnutrición, mientras que en otros se deberá corregir el riesgo de obesidad y de las enfermedades crónicas asociadas. Estos problemas hacen que sea aún más complicado para los expertos predecir de qué manera influirá el cambio dietético en nuestra salud.

En un estudio de modelación dietética, en el que se sustituyeron algunos o todos los alimentos animales por otros de origen vegetal, la nueva dieta mejoró los niveles de nutrientes, sobre todo, en los países económicamente ricos. En estos países también se asoció a un descenso hasta del 12 % de la mortalidad prematura, y las emisiones de gases de efecto invernadero disminuyeron hasta en un 84 %.13 No obstante, se apreció un efecto mínimo en los países con un consumo bajo o moderado de alimentos de origen animal, es decir, en países con bajos ingresos económicos.

¿Pueden el yogur y otros productos lácteos formar parte de una dieta sostenible?

Los productos lácteos, como la leche, el yogur y el queso, pueden desempeñar un papel importante en las dietas sostenibles.

Los lácteos no solo representan alimentos ricos en nutrientes, sino que además imprimen una huella ambiental menor que la de la carne de vacuno. En muchos estudios sobre dietas sostenibles se incluyen los productos lácteos2-5,13 por su densidad de nutrientes, el rol de los rumiantes para transformar la biomasa de pasto en alimento y la importancia que revisten los productos lácteos en muchas de las dietas actuales.14-16

Además de sus proteínas de gran calidad, los productos lácteos contienen cantidades altas de calcio, yodo, magnesio y vitaminas como las vitaminas B2 y B12. Este paquete de nutrientes convierte a los productos lácteos en un factor esencial para satisfacer la demanda nutricional. Por eso, no puede extrañar que, para alcanzar una dieta saludable, se recomiende su consumo diario en casi todas las guías de alimentación.

Asimismo, se ha comprobado de manera reiterada que el consumo de productos lácteos aporta beneficios para la salud.

Entre los productos lácteos, el yogur y otras leches fermentadas en particular se asocian a muchos beneficios para la salud que trascienden los de la nutrición. El consumo regular de yogur se asocia a una mejora en la calidad de la dieta, el aporte de nutrientes y el control del peso y a una disminución del riesgo de diversas enfermedades crónicas como la diabetes de tipo 2.17 Los microorganismos probióticos de los yogures comportan beneficios adicionales, como una mejor salud digestiva. Y estos microorganismos vivos del yogur facilitan además su digestión por las personas con intolerancia a la lactosa.

¿Cuál sería el efecto ambiental de la exclusión de los productos lácteos de la dieta?

El alto contenido nutricional de los productos lácteos explica por qué suelen ser incluidos en los modelos de dietas sostenibles. Su exclusión de la dieta dejaría un vacío difícil de rellenar.

Así se demostró en un estudio de modelación, en el que se analizó el efecto de la eliminación de la dieta de grupos enteros de alimentos animales; el modelo calculaba una dieta alternativa que satisfaciera todos los requerimientos de nutrientes.7 De acuerdo con los resultados, si se excluyen todos los productos lácteos, apenas cambia la huella ambiental; en cambio, según el modelo, la exclusión de la carne reduciría las emisiones de carbono en una cuarta parte.

Como explicaron los investigadores, para obtener nutrientes equivalentes a los de los productos lácteos, habría que comer mucha más fruta y verdura a fin de alcanzar las cantidades diarias recomendadas, por ejemplo, una montaña de espinacas para reponer el calcio y esta situación se antoja poco realista. Si se suman los efectos ambientales de estos reemplazos, se obtiene más o menos el mismo efecto ambiental que si se hubieran mantenido los productos lácteos.

¿Qué hay de los yogures vegetales?

Los productos vegetales enriquecidos, como las bebidas de soja y algunos de los yogures alternativos, pueden complementar o reemplazar a los productos lácteos y, al mismo tiempo, su impacto ambiental es menor. La huella de carbono de la proteína de las bebidas de soja es casi tres veces menor que la de la leche y se requiere diez veces menos tierra.9,18 Sin embargo, según los estudios, el valor nutricional de las leches vegetales alternativas no supera el de los productos derivados de la leche de vaca. Por ejemplo, así como las leches vegetales fortificadas con calcio podrían contener cantidades similares de calcio a las de la leche de vaca, quizá no podamos absorber el calcio de las leches vegetales con la misma facilidad que el de la leche de vaca.19 Este asunto deberá estudiarse más a fondo.

En resumen, ¿qué dice hasta ahora la evidencia?

En los estudios se está tratando de identificar dietas que satisfagan todas las demandas de sostenibilidad, incluida la restricción de la carga ambiental y una cobertura de nuestros requerimientos nutricionales, es decir, de aquellos nutrientes que fomentan un crecimiento saludable, huesos fuertes en la infancia y que previenen enfermedades no transmisibles. Mientras aguardamos las respuestas de los científicos, podemos emprender ahora algunos sencillos pasos para mejorar nuestra salud y la del planeta:

  1. Evitar excesos- Intentar comer las cantidades necesarias de alimentos para satisfacer las necesidades.

  2. Comer más frutas, frutos secos, semillas, y verduras

  3. Intentar comer una cantidad limitada de carne roja, como la de vacuno (si vive en un país occidentalizado)

  4. Comer menos alimentos procesados, en especial menos carne procesada

  5. Limitar los alimentos con azúcar añadida y evitar aquellos que aportan calorías «vacías» (p. ej., refrescos, golosinas)

  6. Comer más alimentos de producción local y de temporada

Fuentes:
  1. Perignon M, Masset G, Ferrari G, et al. How low can dietary greenhouse gas emissions be reduced without impairing nutritional adequacy, affordability and acceptability of the diet? A modelling study to guide sustainable food choices. Public Health Nutr. 2016Oct;19(14):2662-74.
  2. WWF France. Towards a low carbon, healthy and affordable diet. 2018
  3. WWF (UK). Eating for two degrees. 2017
  4. Poux X, Aubert PM: IDDRI. An agroecological Europe: a desirable, credible option to address food and environmental challenges. 2018
  5. Karlsson JO, Carlsson G & Lindberg M, et al. Designing a future food vision for the Nordics through a participatory modeling approach. Agronomy for Sustainable Development. 2018;38:59
  6. Willett W, Rockström J, Loken B, et al. EAT-Lancet Commission Summary report: Food in the anthropocene: the EAT–Lancet Commission on healthy diets from sustainable food systems. Lancet. 2019;393(10170):447-492
  7. van Est L, Blom L, Peters S. Decreasing the environmental footprint of our diet – wrong paradigm? ‘Less animal more plant-based’. Translation from: Voeding Magazine. 2017:p15-22.
  8. Food and Agriculture Organization of the United Nations. Dairy Development’s Impact on Poverty Reduction. 2018
  9. World Resources Institute. Ranganathan J, Vennard D, Waite R et al. Working paper: Shifting diets for a sustainable food future. 2016
  1. World Resources Institute. Ranganathan J, Vennard D, Waite R et al. Working paper: Shifting diets for a sustainable food future. 2016
  2. Food and Agriculture Organization of the United Nations. Dairy Development’s Impact on Poverty Reduction. 2018
  3. Drewnowski A; Ecosystem Inception Team. The Chicago Consensus on sustainable food systems science. Front Nutr. 2018 Apr 25;4:74.
  4. Mekonnen M M, Hoekstra AY. The green, blue and grey water footprint of crops and derived crop products. Hydrology and Earth System Sciences, 2011;15(5):1577-1600.
  5. Springmann M, Wiebe K, Mason-D’Croz D, et al. Health and nutritional aspects of sustainable diet strategies and their association with environmental impacts: The Lancet Planetary Health. 2018
  6. Food and Agriculture Organization of the United Nations. Dietary protein quality evaluation in human nutrition. 2011
  7. Interview with Professor T van Hooijdonk
  8. Marette A, Picard-Deland E, Fernandez MA. Yogurt: roles in nutrition & impact on health. CRC press. CRC Press. 2017
  9. Poore J, Nemecek T. Reducing food’s environmental impacts through producers and consumers. Science 2018;360:987–992.
  10. Chalupa-Krebzdak S, Long CJ, Bohrer BM. Nutrient density and nutritional value of milk and plant-based milk alternatives. International Dairy Journal. 2018;87:84-92.
23 Mar 2020
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Alimentarse para proteger nuestra salud y la del planeta: ¿qué es una dieta sostenible y por qué la necesitamos?

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Actualmente existe una línea completamente nueva de investigación sobre los inextricables vínculos entre la dieta, la salud y el medio ambiente.1 En la «Yogurt in Nutrition Initiative», queremos explorar estos temas y descubrir de qué manera contribuye la dieta a nuestra salud y a la del planeta. Con esto en mente, les ofrecemos un resumen de este tema y del debate científico que suscita. Descubre la serie de 4 preguntas y respuestas que escribimos basados en la evidencia científica más reciente.

En 2015, el Acuerdo de París sobre el cambio climático reunió a países de todo el mundo en torno a una iniciativa para modificar nuestro futuro.1 Desde entonces, los estudios, los conocimientos y la ciencia que nos ayudaran a alcanzar las metas de sostenibilidad han avanzado a pasos agigantados. La dieta sostenible se ha posicionado como un medio para ayudar a proteger nuestra salud y la del planeta. Pero ¿cuántos de nosotros sabemos en verdad qué es una dieta sostenible?  Aquí, en la primera entrega de nuestra serie sobre los vínculos entre los alimentos, la salud y el planeta, colocamos bajo la lupa la dieta sostenible y nos preguntamos por qué este tema es tan importante para las generaciones actuales y futuras.

¿Qué significa sostenibilidad?  ¿Qué es una dieta sostenible?

Según las Naciones Unidas, la sostenibilidad es la capacidad de cualquier persona de vivir con dignidad dentro de los límites ambientales de la Tierra.2 Los alimentos que ingerimos y su fabricación, transporte, envasado y gestión (hasta acabar encima de la mesa) cumplen una misión capital en nuestra apuesta para limitar los daños.

Cuando se reflexiona sobre un estilo de vida sostenible, es fácil poner el énfasis en la carga ambiental de la producción alimentaria y, de hecho, algunas personas definen la dieta sostenible exclusivamente en función de su impacto ambiental. Los expertos, sin embargo, están de acuerdo en que las dietas sostenibles van mucho más allá.

La definición de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) de las Naciones Unidas es la siguiente: «Las dietas sostenibles son dietas con bajo impacto ambiental que contribuyen a la seguridad alimentaria y nutricional y a la vida sana de las generaciones presentes y futuras. Las dietas sostenibles concurren a la protección y respeto de la biodiversidad y los ecosistemas, son culturalmente aceptables, económicamente justas, accesibles, asequibles, nutricionalmente adecuadas, inocuas y saludables, y permiten la optimización de los recursos naturales y humanos. ».3

Es muy complicado equilibrar la demanda de un medio ambiente sostenible frente a la de una dieta saludable. Toda dieta sostenible debe proporcionar los nutrientes necesarios, respetar los ecosistemas sin agotar los recursos naturales y, a la vez, proteger y mejorar la salud y prevenir la aparición de enfermedades. Para su éxito a largo plazo, las dietas sostenibles se deben adaptar a los hábitos alimentarios y las culturas locales, y también han de constituir una fuente de placer, calidez y compañía. Y otro aspecto no menos importante: ¡deben saber bien!

Por eso, no debe extrañar que los científicos y los responsables políticos se enfrenten a la difícil tarea de identificar las mejores dietas sostenibles que satisfagan todas las demandas planteadas. No se han encontrado aún soluciones ideales, pero se está avanzando gracias a estudios pioneros que exploran las diferentes opciones dietéticas; un organismo especial creado para este fin, la Comisión EAT-Lancet, propone una guía sobre las primeras medidas inmediatas a tomar. En otras investigaciones pioneras se han buscado soluciones para un futuro más sostenible; en la próxima entrega de nuestra serie de preguntas y respuestas se expondrán las distintas conclusiones.

 «Las dietas sostenibles protegen y respetan la biodiversidad y los ecosistemas; resultan accesibles, equitativas, asequibles, seguras, saludables y aceptables por las diferentes culturas; proporcionan nutrientes adecuados y, al mismo tiempo, optimizan los recursos naturales y humanos». – Burlingame & Dernini S, FAO 20103

¿Por qué las dietas sostenibles deben interesarnos?

Las tendencias alimentarias actuales, sumadas al crecimiento de la población mundial (se prevé que el número de habitantes de la Tierra rozará los 10.000 millones en 2050)4, exacerbarán los riesgos para la población y el planeta. Se prevé que la carga mundial de las enfermedades no transmisibles empeorará y que los efectos de la producción de alimentos en las emisiones de gases de efecto invernadero, la contaminación por nitrógeno y fósforo, la pérdida de biodiversidad y el uso del agua y de la tierra reducirán la estabilidad del sistema terrestre.

En este momento, más de 820 millones de personas pasan hambre en el mundo, un número similar come en exceso,5 y una cifra aún mayor ingiere dietas de escasa calidad (muy pocos micronutrientes [vitaminas y minerales] o exceso de alimentos hipercalóricos).

Por eso, es necesario que todos tomemos medidas para seguir una dieta sostenible y colaborar en la transformación de nuestra dieta y del sistema de suministro, el sistema alimentario.

 «Se necesita urgentemente una transformación radical del sistema alimentario mundial». – EAT-Lancet 20196

¿De qué manera se relaciona nuestro sistema alimentario con el medio ambiente?

El viaje que realizan los alimentos hasta llegar a nuestro plato requiere energía para la agricultura, el transporte, el procesamiento, el envasado, la distribución, la venta al por menor y la cocina. La eliminación de los residuos de alimentos también consume energía. Todos estos elementos del sistema alimentario producen gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático. Y dentro de este círculo vicioso, el calentamiento global puede ejercer una mayor presión sobre el entorno sobrecargado de la producción alimentaria.

El sistema alimentario actual reduce las probabilidades de cumplir el objetivo del Acuerdo de París, establecido por 195 países, es decir, la promesa de contener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de los 2 °C.7

De cualquier modo, están apareciendo resultados alentadores de estudios, según los cuales podemos transformar el sistema alimentario para reducir su impacto sobre el ambiente y tal vez ayudar a limitar el calentamiento global.6-10

¿Qué parte de nuestra huella de carbono proviene de los alimentos?

Alrededor de una cuarta parte de nuestras emisiones de carbono provienen de la producción alimentaria,11 que absorbe asimismo el 70 % del uso de agua dulce12 y es la razón principal de la pérdida de la biodiversidad en el mundo.8

Los productos de origen animal tienden a generar mayores emisiones de carbono que los vegetales; la producción cárnica de vacuno suscita especial preocupación.

Según el Instituto de Recursos Mundiales (WRI), para producir la carne de vacuno se utilizan más tierra y agua dulce y se generan más emisiones de gases de efecto invernadero por unidad de proteína que para cualquier otro alimento de consumo habitual.13 Los rumiantes (principalmente, el ganado vacuno) son responsables de casi la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero de la producción agrícola. Dado el impacto ambiental del aumento en la demanda de carne de vacuno, es probable que la disminución de su consumo resulte decisiva para limitar el aumento de la temperatura mundial en 1,5 o 2 °C, de conformidad con el Acuerdo de París sobre el cambio climático.

Los productos lácteos, por otro lado, podrían tener un impacto ambiental mucho menor que la carne, según apuntan los estudios. En cuanto a las emisiones totales de gases de efecto invernadero, el sector lácteo representa solo el 2,9 %, frente al 14,5 % del total de la producción ganadera.14

En ocasiones, se olvida enseguida que ciertas frutas y verduras exóticas frágiles transportadas en aviones por todo el mundo se asocian con una emisión más alta de gases de efecto invernadero que los alimentos de producción local, debido a la energía consumida en el transporte.

¿Qué podemos hacer para obtener un futuro mejor?

La buena noticia es que podemos cambiar el mundo a través de los alimentos y del modo en que los producimos y gestionamos. Los investigadores consideran que, si se modifican las dietas actuales, las emisiones de gases de efecto invernadero de los alimentos se podrían reducir hasta en un 50 %.15,16 Cambios en las prácticas agrícolas permitirían reducirlas aún más.6,10

Lo que no está tan claro es la mejor vía para lograrlo. No se trata simplemente de eliminar los productos animales de la dieta. Para que una dieta resulte sostenible, debe equilibrar los beneficios ambientales derivados del cambio en la composición de la dieta con la necesidad de consumir una dieta apetitosa y saludable que aporte todos los nutrientes necesarios. Más aún, las prácticas agrícolas (locales, estacionales, orgánicas, de comercio justo, etc.) que se elijan pueden marcar una enorme diferencia adicional.

Entonces, ¿qué hacer para que nuestro sistema alimentario sea más sostenible?

La sostenibilidad del sistema alimentario depende de la productividad agrícola, la diversidad en el suministro de alimentos, la asequibilidad de los alimentos para los consumidores y el uso de los recursos naturales para la agricultura.17

De acuerdo con estudios recientes, son tres las vías principales hacia un sistema alimentario sostenible que garantice una dieta saludable a una población creciente, al tiempo que preserve los recursos naturales:

  • necesitamos transformar nuestros hábitos alimentarios, necesitamos comer más alimentos vegetales y menos alimentos animales, en particular carne roja, y al mismo tiempo hemos de seguir una dieta sana y equilibrada
  • necesitamos reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos
  • necesitamos cambiar la forma en que se producen y gestionan los alimentos, es decir, necesitamos métodos de cultivo más respetuosos con el ambiente, debemos impedir la propagación de la agricultura a nuevas tierras, como los bosques, y hemos de preservar la biodiversidad.

Hablaremos más sobre estas vías en nuestras próximas entregas.

¿Cómo se identifican las dietas sostenibles del futuro?

En estudios pioneros se están modelando las dietas sostenibles del mañana para conocer las vías que proporcionarán alimentos saludables y nutritivos a la creciente población mundial y respetar al mismo tiempo los límites ambientales.

Entre ellos destaca el informe EAT-Lancet, en el que se fijan objetivos científicos para la producción alimentaria sostenible en todo el mundo y se crea un marco para las acciones que debemos emprender de inmediato a fin de proteger nuestra salud y la del planeta.6 A pesar de que parte del informe ha sido cuestionado,18 EAT-Lancet supone un paso importante para guiar los cambios necesarios a nivel mundial.

En otros estudios de referencia que están contribuyendo a señalar el camino hacia un futuro sostenible se ha analizado una producción de alimentos más respetuosa con el ambiente9,10 así como diferentes tipos de dietas que podrían resultar sostenibles a escala regional y local7,8.

En resumen, ¿podemos invertir la tendencia?

Uno de los mayores retos que el mundo enfrenta hoy, es la alimentación de una población mundial en auge y cada vez más próspera con una dieta que no solo fomente la salud, sino que también limite la presión ambiental. Este problema ha sido reconocido por todos los países que firmaron el Acuerdo de París sobre el cambio climático. En consecuencia, varios estudios pioneros han identificado progresos importantes para crear un futuro mejor, más brillante y saludable para nuestros hijos y las generaciones futuras.

Fuentes:
  1. United Nations Treaty Collection. The Paris Agreement 2016.
  2. United Nations Sustainable Development Goals. 2015.
  3. Burlingame B, Dernini S. Sustainable diets and biodiversity: Directions and solutions for policy, research and action. Food and Agriculture Organization. 2010.
  4. United Nations: Department of Social and Economic Affairs. World population prospects. 2017.
  5. Global Nutrition report. 2018.
  6. Willett W, Rockström J, Loken B, et al. Food in the Anthropocene: the EAT–Lancet Commission on healthy diets from sustainable food systems. Lancet. 2019;393(10170):447-492.
  7. WWF France. Towards a low carbon, healthy and affordable diet. 2018.
  8. WWF (UK). Eating for two degrees. 2017.
  9. Poux X, Aubert PM: IDDRI. An agroecological Europe: a desirable, credible option to address food and environmental challenges. 2018.
  10. Karlsson JO, Carlsson G & Lindberg M, et al. Designing a future food vision for the Nordics through a participatory modeling approach. Agronomy for Sustainable Development. 2018;38:59.
  11. Edenhofer O, Minx J. Climate policy. Mapmakers and navigators, facts and values. Science. 2014 Jul 4;345(6192):37-8.
  12. Food and Agriculture Organization of the United Nations. Water for sustainable food and agriculture. 2017.
  13. World Resources Institute. Ranganathan J, Vennard D, Waite R et al. Working paper: Shifting diets for a sustainable food future. 2016.
  14. Food and Agriculture Organization of the United Nations. Greenhouse gas emissions from the dairy sector: a life cycle assessment. 2010.
  15. Hallström E, Carlsson-Kanyama A, Börjesson P. Environmental impact of dietary change: a systematic review. J Clean Prod. 2015;91:1–11.
  16. Aleksandrowicz L, Green R, Joy EJM, et al. The impacts of dietary change on greenhouse gas emissions, land use, water use, and health: a systematic review. PLoS One. 2016 Nov 3;11(11):e0165797.
  17. Drewnowski A; Ecosystem Inception Team. The Chicago Consensus on sustainable food systems science. Front Nutr. 2018 Apr 25;4:74.
  18. Torjesen I; WHO pulls support from initiative promoting global move to plant based foods; BMJ. 2019 Apr 9;365:l1700.
09 Mar 2020
3 min de lectura
Beneficios medioambientales

Alimentos y bebidas de origen vegetal en auge

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Si te has percatado de que te gustan los alimentos y bebidas vegetales, está claro que no eres el único. La popularidad de estos alimentos está creciendo gracias a la gran variedad de productos, como los de soja o almendras, que abastecen las estanterías de los supermercados.

En general, los alimentos y bebidas vegetales tienen un contenido nutricional diferente al de los productos lácteos. Muchos productos de origen vegetal aportan nutrientes importantes y de alguna manera favorecen el medio ambiente, según los autores de este artículo de revisión.

¿En qué consisten los alimentos y bebidas vegetales?

Como su propio nombre indica, se fabrican a partir de extractos de plantas. Los productos de soja, hechos de granos de soja, han sido los más difundidos en los supermercados, pero desde hace poco se han incorporado productos de semillas (p. ej., cáñamo), frutos secos (p. ej., almendras) o cereales (p. ej., avena, arroz).

¿Por qué la gente compra productos vegetales?

La leche de vaca es un alimento de base rico en proteínas, hidratos de carbono, diversos minerales y vitaminas, y una cantidad de grasa que varía dependiendo de si la leche es entera o desnatada. En los últimos años, el auge de las dietas vegetarianas y veganas, la mayor conciencia de la intolerancia a la lactosa y la alergia a la leche, y la preocupación por la sostenibilidad y el medio ambiente han impulsado a más personas a seguir una dieta con mayor contenido vegetal.

Según cierta evidencia, los productos vegetales se asocian con emisiones de gases de efecto invernadero más bajas que la leche de vaca y pueden ayudar a la lucha contra el cambio climático. No obstante, existe también evidencia sobre la importante función que cumplen los productos lácteos en las dietas sostenibles. (Para más información, consulte: ¿Qué supondría para ti una dieta más sostenible?)

El debate acerca de sus efectos globales sobre el medio ambiente continúa. Sin duda, los productos vegetales podrían ser útiles en regiones del mundo donde la gente no tiene un  fácil acceso a la leche.

¿Cuál es la riqueza nutricional de los productos vegetales?

Los productos vegetales contienen diferentes tipos de nutrientes. Las bebidas de soja tienen un contenido proteínico similar al de la leche de vaca y contienen una concentración elevada de grasas mono- y poliinsaturadas que se han asociado con la salud del corazón, mientras que las bebidas de almendra son ricas en vitamina E, vitaminas del grupo B, minerales y grasas monoinsaturadas. Salvo que se enriquezcan con nutrientes adicionales, los alimentos y bebidas vegetales no proporcionan los beneficios nutricionales completos que ofrecen los productos lácteos.

En respaldo de la creciente demanda de alimentos y bebidas vegetales, en numerosos estudios actuales se están explorando vías para aumentar su contenido de nutrientes y mejorar su sabor, textura y período de validez, declaran los autores.

«La leche es un alimento ubicuo y completo; y aunque la industria láctea se haya topado con los beneficios de los sucedáneos vegetales, es insustituible». – Paul AA, et al, 2019.

Para más información, consulte el artículo original.
Paul AA, Kumar S, Kumar V et al. Milk Analog: Plant based alternatives to conventional milk, production, potential and health concerns. Crit Rev Food Sci Nutr. 2019. Oct 16:1-19. doi: 10.1080/10408398.2019.1674243.
24 Feb 2020
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Beneficios para la salud Dietas saludables Niños

El placer, un aliado para crear hábitos alimentarios saludables en los niños

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La infancia es el momento ideal para sentar las bases de unos hábitos alimentarios positivos y saludables para toda la vida. En un informe de un grupo de expertos, Nurturing Children’s Healthy Eating, se expone el papel fundamental de las familias en la creación de buenos hábitos alimentarios en los niños. Les presentamos un resumen, en el que se destacan algunos de los mensajes esenciales extraídos de este informe, con el fin de ayudar a las familias a fomentar hábitos alimentarios más saludables.

El placer de la comida influye en qué, por qué y cuánto comemos. El placer puede ayudar, pero también disuadir a los niños de alimentarse de una manera saludable. A continuación se ofrecen algunos consejos del informe para convertir el placer en un  aliado a la hora de crear hábitos alimentarios saludables en los niños.

«El placer puede servir de palanca para fomentar un comportamiento alimentario saludable en los niños».

El placer como palanca para elegir alimentos saludables

El placer de la comida es clave en la selección de los alimentos y las cantidades que comemos. El placer de la comida se puede desglosar en tres dimensiones: sensoriales (propias del alimento), sociales y cognitivas. En un mundo donde sobreabundan los alimentos hiperenergéticos, el placer de la comida puede representar una amenaza para una alimentación saludable. Con todo, también podría servir como palanca para fomentar hábitos alimentarios saludables.

Cómo superar la oposición entre nutrición y placer

Los alimentos saludables pueden resultar también sabrosos, de modo que, si se suma la dimensión placentera a las recomendaciones nutricionales o a las campañas de salud pública, se podría superar la oposición entre nutrición y placer. En lugar de centrarse en los valores nutricionales de los alimentos saludables, valdría la pena subrayar el placer de la ingestión de alimentos saludables.

Según los estudios, los niños disfrutan del sabor de los alimentos saludables (p. ej., las verduras), sobre todo si se exponen a ellos en varias ocasiones. La exposición repetida y positiva en un ambiente acogedor constituye un mecanismo robusto para que los niños disfruten de los alimentos saludables.

Juegue con los sentidos para despertar el apetito por los alimentos saludables

El placer sensorial se puede aprovechar para aumentar el placer de la ingestión de alimentos saludables, haciéndolos más apetitosos. Un alimento no solo ha de resultar bueno para la salud; también debe entrar por el estómago, la vista y la cabeza. Para ello, los alimentos saludables se pueden cocinar con técnicas o recetas especiales para niños.

De la misma manera, se pueden emplear «imágenes sensoriales» para limitar la ingestión de los alimentos menos saludables. La idea es proporcionar placer ingiriendo pequeñas cantidades de alimentos: pensar en los alimentos (p. ej., alimentos hiperenergéticos o con pocos nutrientes) antes de comer aumentará el placer previsible, sin merma del placer real de su consumo. Esto se aplica tanto a los adultos como a los niños.

Contexto social favorable

El contexto social es uno de los factores que influyen en el placer de la comida y podría hacer que los niños disfrutaran de los alimentos saludables. Si se incluyen alimentos saludables en fiestas, por ejemplo, de cumpleaños, o en comidas familiares, los niños asociarán los alimentos saludables a la alegría de esos festejos.

Durante las comidas familiares, la charla sobre los alimentos y la manifestación del placer que se obtiene con el consumo de alimentos saludables ayudan asimismo a que los niños disfruten.

Fomentar opciones saludables

Los padres representan modelos a seguir, por lo que pueden ofrecer alimentos saludables a sus hijos y procurar limitar el acceso a los alimentos menos saludables.

Los padres pueden:

  • Realizar comentarios positivos para animar a sus hijos a comer de una manera saludable a través de la persuasión emocional.
  • No regañar a los hijos sobre la cantidad y el contenido de los alimentos para disipar las interacciones negativas.
  • Tomar conciencia de que los niños se exponen a mensajes de publicidad y marketing, que deberán comentar juntos.
  • Dejar de ofrecer alimentos poco saludables a modo de recompensa para no subrayar el placer de los alimentos poco saludables.

Consejos para ayudar a sus hijos a disfrutar de los alimentos saludables:

  • ¡No se rinda a la primera!La exposición repetida y positiva en un contexto acogedor representa un mecanismo eficaz para que los niños aprendan a disfrutar de un nuevo alimento. Antes de rendirse, merece la pena intentarlo hasta diez veces. De todas maneras, si un niño rechaza un alimento concreto, habrá que respetarlo: todos tenemos algún alimento que no nos gusta.
  • Variación de texturas y de recetas:si varía las texturas, las recetas y los sabores, los niños disfrutarán más de los alimentos saludables. Asegúrese de que la comida sana que sirva esté siempre sabrosa y apetitosa: ¡no piense que los niños comerían algo que usted ni siquiera probaría!
  • Comida saludable para las celebraciones:en las celebraciones, por ejemplo, en un cumpleaños, coloque alimentos saludables en el centro. Ofrezca, por ejemplo, un pastel de frutas para la fiesta de cumpleaños de su hijo.
  • Ofrezca alimentos apetitosos: los alimentos saludables deben ser agradables para la vista, la cabeza y el estómago; así, los niños desearán comerlos.

Recetas saludables y sabrosas con yogur para niños y padres

El yogur podría representar una forma valiosa de inculcar hábitos alimentarios saludables a los niños y de aumentar el placer del consumo de alimentos saludables. En varios estudios se ha comprobado que los niños que toman yogur a menudo tienen mejores hábitos alimentarios.

Usted puede preparar un tazón de desayuno sabroso y apetitoso a base de yogur, una fuente rica en nutrientes, y otros alimentos sanos, como frutas, frutos secos o cereales integrales.

Si quiere preparar aperitivos divertidos y sabrosos, haga una salsa cremosa de pepino o una Salsa tzatziki para mojar pepinos, zanahorias, apio, rábanos…

Para que los niños coman alimentos saludables es necesario que disfruten de la comida. Incorporar el placer a la mesa parece una buena manera de crear hábitos saludables en los niños y superar la falsa oposición entre nutrición y placer.

Fuente:
References:
  • Anzman-Frasca S, Ventura AK, Ehrenberg S, Myers KP. Promoting healthy food preferences from the start: a narrative review of food preference learning from the prenatal period through early childhood. Obes Rev 2017;Dec 20.
  • Caton SJ, Ahern SM, Remy E, et al. Repetition counts: Repeated exposure increases intake of a novel vegetable in UK pre-school children compared to flavour-flavour and flavour-nutrient learning. Br J Nutr 2013;109(11):2089-97.
  • Cornil Y, Chandon P. Pleasure as a substitute for Size: How multisensory imagery can make people happier with smaller food portions. Journal of Marketing Research 2016 ; 53:847–864.
  • Maimaran M, Fishbach A. If it’s useful and you know it, do you eat? Preschoolers refrain from instrumental food. Journal of Consumer Research 2014; 41:642–655.
  • Marty L, Chambaron S, Nicklaus S, Monnery-Patris S. Learned pleasure from eating: An opportunity to promote healthy eating in children? Appetite 2018;120:265-274.
  • Mennella JA, Nicklaus S, Jagolino AL, Yourshaw LM. Variety is the spice of life: Strategies for promoting fruit and vegetable acceptance during infancy. Physiology & Behavior 2008;94(1):29-38.
  • Shutts K, Kinzler KD, DeJesus JM. Understanding infants’ and children’s social learning about foods: previous research and new prospects. Dev Psychol 2013;49:419-25.
  • Wardle J, Huon G. An experimental investigation of the influence of health information on children’s taste preferences. Health Education Research 2000; 15:39–44.
  • Wiggins S. Producing infant food preferences during weaning: the role of language and gesture in parent-child interaction. Appetite 2016;101(224).
  • Wiggins S. Talking with your mouth full: gustatory mmms and the embodiment of pleasure. Research on language and social interaction 2002;35(3):311-336.