La próxima cumbre de YINI tendrá lugar durante el encuentro Nutrition 2018, en Boston, EE. UU., el 10 de junio de 2018
El tema central de este acontecimiento científico es «El yogur: algo más que la suma de sus partes» y congregará a expertos en la importancia de la matriz de los lácteos y del yogur, con el siguiente programa:
Análisis de los efectos del yogur sobre la salud: ¿cuál es la función de la matriz completa en comparación con los nutrientes por separado? (D. Mozaffarian, Facultad Gerald J. y Dorothy R. Friedman de ciencias y políticas de nutrición de la Tufts University, EE. UU.)
El papel de las bacterias vivas en el potencial saludable del yogur (R. Hutkins, Departamento de ciencia y tecnología alimentarias de la Universidad de Nebraska-Lincoln, EE. UU.)
Fermentación láctica y péptidos bioactivos (A. Marette, Universidad de Laval, Canadá)
Lácteos bajos en grasas frente a lácteos enteros: por qué es fundamental tener en cuenta la matriz completa (A. Astrup, Departamento de nutrición, ejercicio y deporte de la Universidad de Copenhague, Dinamarca)
Son dos cosas distintas.
En ambos casos (mala digestión e intolerancia a la lactosa) solo se digiere una parte de la lactosa. La lactosa sin digerir llega hasta el colon.
En algunas personas, la fermentación bacteriana de la lactosa sin digerir en el colon produce uno o varios síntomas, como hinchazón, diarrea y flatulencia. Esto es lo que se conoce como intolerancia a la lactosa. Por tanto, la intolerancia a la lactosa es una mala digestión de la lactosa que termina generando uno o varios de estos síntomas.
Por otra parte, la intolerancia a la lactosa afecta a muy pocas personas, mientras que la mala digestión de la lactosa se da en el 70-75 % de la población mundial.
Fuentes:
Adolfsson et al. Am J Clin Nutr 2004; 80: 245-56.
Misselwitz et al. United European Gastroenterol J 2013; 1: 151-9.
Szilagyi et al. Can J Gastroenterol Hepatol 2015; 29: 149-56.
La intolerancia a la lactosa es la incapacidad de digerir la lactosa, lo que genera molestias intestinales, como hinchazón, diarrea o gases. Sin embargo, estos síntomas no son exclusivos de la intolerancia a la lactosa y pueden estar relacionados con factores psicológicos, como el estrés y traumas emocionales, o trastornos intestinales que se producen, por ejemplo durante la desnutrición o infecciones.
Es importante recordar que la intolerancia a la lactosa no es una enfermedad, sino una dolencia. Dicho de otra forma, no es perjudicial para la salud. También conviene señalar que la intolerancia a la lactosa no debe confundirse con la alergia a la proteína de la leche de vaca.
Fuentes:
Crittenden et al. J Am Coll Nutr 2005; 24: 582S-91S.
Luyt et al. Clin Exp Allergy 2014; 44: 642-72.
Misselwitz et al. United European Gastroenterol J 2013; 1: 151-9.
Los consumidores subestimaron en la mitad la cantidad de azúcar que añadían a los yogures naturales, sobre todo al añadir mermelada. La edad, la categoría social y profesional y el IMC influyeron en la cantidad añadida de azúcar.
Métodos para endulzar del yogur por los consumidores
Los consumidores de yogures naturales suelen decir que añaden endulzantes, del tipo mermelada o miel, a los yogures. Por ejemplo, en Francia, la mitad de los consumidores endulzan los yogures naturales antes de consumirlos y creen, en general, que esa adición de azúcar o de mermelada es preferible a la toma de un yogur comercial azucarado. En este estudio se calculó también la cantidad añadida del endulzante y se comprobó que, por término medio, es mayor que la del yogur comercial azucarado.
Estos resultados aportan nuevos datos sobre esta conducta y revelan que, desde una perspectiva del aporte de energía y azúcar, resultaría más sano, para algunos consumidores, consumir yogures comerciales azucarados.
Ensayo ad libitum
En este estudio francés se midió cuánto azúcar añadían en realidad los consumidores en unas condiciones de ensayo contextualizadas. A los participantes (199 adultos consumidores regulares de yogur natural que añadían un endulzante) se les ofreció un yogur natural (125 g) al término de una comida completa y se les permitió endulzarlos de la forma habitual (azúcar de caña, miel o mermelada). Las cantidades añadidas se midieron de manera indirecta pesando los recipientes de los endulzantes antes y después del consumo y convirtiendo el resultado en la cantidad equivalente de sacarosa o «azúcar añadido».
La mermelada añade más azúcar
En promedio, los participantes añadieron 13,6 g de azúcar a los yogures, que es una cantidad mayor que los 10,2 g de azúcar contenidos en los botes comerciales de yogures azucarados. Cuando los sujetos utilizaron mermelada (24,4 g/yogur), añadieron más azúcar que cuando aplicaron el azúcar de mesa (11,0 g/yogur) o la miel (12,1 g/yogur). La edad, la categoría social o profesional y el IMC influyeron de manera significativa en la cantidad añadida de azúcar.
Por último, otro resultado sorprendente es que los consumidores subestiman en la mitad la cantidad de endulzantes añadidos. Estos datos hacen pensar que los consumidores poseen una imagen saludable (o más saludable) de su propio comportamiento endulzante. En opinión de los consumidores, es peor tomar un yogur comercial azucarado, si bien los resultados indican que esto no es necesariamente cierto.
La mala digestión de la lactosa se refiere a la dificultad para digerir la lactosa, un tipo de azúcar presente de manera natural en la leche y los productos lácteos. La mala digestión de la lactosa afecta a la mayoría de la gente del planeta. Se debe a la disminución normal de la actividad de la lactasa, la enzima que convierte la lactosa en glucosa y galactosa, dos azúcares simples que el cuerpo utiliza como fuente de energía y para varias funciones. La mala digestión de la lactosa aparece después del destete, cuando la actividad de la lactasa empieza a disminuir de forma natural.
En la mayoría de las personas, esta mala digestión de la lactosa produce pocos síntomas o es asintomática. La mala digestión de la lactosa varía de una población a otra y en función del consumo de productos lácteos durante la edad adulta. La disminución de la actividad de la lactasa es más frecuente en personas originarias de Asia, África, Sudamérica, Europa meridional y Australia aborigen que en personas descendientes de países de Europa septentrional (Escandinavia, islas británicas y Alemania).
Sources:
Adolfsson et al. Am J Clin Nutr 2004; 80: 245-56.
Szilagyi et al. Can J Gastroenterol Hepatol 2015; 29: 149-56.
En la bibliografía se ha constatado que las dietas más saludables cuestan más que las menos saludables. En una revisión reciente de la bibliografía se señala que la modelación económica de los patrones alimentarios indica que los productos lácteos representan una opción asequible, rica en nutrientes y aceptable, desde el punto de vista cultural, para la alimentación cotidiana.
La búsqueda bibliográfica sistemática en bases científicas de datos fue ejecutada en 2015 por Nicole Darmon (INRA, Universidad de Aix-Marseille) y Adam Drewnowski (Universidad de Washington). Este análisis desveló que los alimentos de menor valor nutricional y las dietas de peor calidad, compuestas por harinas refinadas, azúcares añadidos o grasas, solían costar menos (por caloría) y eran seleccionadas, habitualmente , por grupos con una clase socioeconómica más baja. En este sentido, los datos de diversos países resultaron unánimes. Existía una serie de alimentos con una alta densidad de nutrientes y un coste bajo, pero no siempre agradables al paladar o culturalmente aceptables para los consumidores con una renta baja.
El coste de la dieta por grupos de alimentos
La base de datos francesa INCA2 sobre la composición de nutrientes de los alimentos y los precios de los alimentos de 2007 ponen de manifiesto que el grupo de frutas y vegetales y el grupo de carnes/huevos/pescados son los más costosos. La mediana del coste de las frutas y vegetales es de 0,82 €/100 kcal, y la de las carnes/huevos/pescados, de 0,64 €/100 kcal. Las grasas y los dulces solo cuestan 0,22 €/100 kcal y los almidones refinados y las grasas añadidas proporcionan energía con el mínimo coste (0,14 €/100 kcal y 0,06 €/100 kcal, respectivamente). Curiosamente, los productos lácteos (yogur, leche y quesos) tienen un coste energético intermedio (0,32 €/100 kcal).
¿Cuáles son los alimentos asequibles, aceptables y ricos en nutrientes?
Para seguir una dieta equilibrada con un presupuesto bajo hay que seleccionar alimentos concretos, con una alta densidad de nutrientes y un coste bajo (lo que los expertos llaman la relación calidad nutricional-precio). En general, las legumbres, los frutos secos, los aceites y los cereales integrales son alimentos con una excelente relación entre calidad nutricional y precio. Entre los productos animales, la leche, los huevos, las aves, las carnes orgánicas y las sardinas en lata también constituyen alimentos con una buena relación entre calidad nutricional y precio. En concreto, se considera que el consumo de leche y productos lácteos, como el yogur, tiene una relación de coste más bien neutra: así como las frutas y vegetales aportan un 8 % de las calorías y cuestan un 17 %, la contribución energética de los productos lácteos resultó equivalente al coste: aproximadamente 11 %.
¿Cuál es el presupuesto alimentario mínimo para una dieta nutricionalmente adecuada?
De acuerdo con todos los análisis, el presupuesto alimentario mínimo para una dieta adecuada, desde el punto de vista nutricional, se ha estimado como 3,5 €/día. Sin embargo, esta cantidad impone limitaciones prácticas serias: ningún desperdicio alimentario, ingesta de agua corriente del grifo, conocimientos de cocina y ninguna salida para comer. El modelo de programación lineal no encontró ninguna solución por debajo de este coste. En otras palabras, es imposible tomar una dieta nutritiva por menos de 3,5 €/día, no solo en la práctica sino también en la teoría.
¿De qué manera puede ayudar el modelo?
La modelación de los patrones alimentarios (SAIN-LIM) ayuda a conocer los alimentos y combinaciones de alimentos que resultan asequibles, ricos en nutrientes y aceptables para la cultura particular. En general, las reducciones de precios, destinadas a promover alimentos más saludables, han mejorado el impacto de la educación nutricional y se muestran más eficaces que la educación por sí sola. De todas maneras, la educación en nutrición debería seguir constituyendo un elemento fundamental de la orientación dietética, ya que las opciones alimentarias menos saludables se encuentran también moldeadas por la falta de conocimientos sobre nutrición, las actitudes locales o las normas culturales. Así pues, es esencial que las intervenciones basadas en los precios no se opongan a las normas sociales ni culturales.
Los autores concluyeron que, para combatir la desigualdad social en materia de nutrición y salud, es imprescindible conocer los patrones alimentarios ricos en nutrientes, asequibles y atractivos.
La lactosa es el principal azúcar (o carbohidrato) de origen natural que hay en la leche y los productos lácteos. La lactosa está formada por glucosa y galactosa, dos azúcares simples que el cuerpo utiliza directamente como fuente de energía. La enzima lactasa descompone la lactosa en glucosa y galactosa.
La leche materna contiene 7,2 % de lactosa, (la leche de vaca, solo 4,7 %), que aporta al niño hasta el 50 % de la energía que necesita (la leche de vaca, aporta hasta el 30 % de la energía necesaria). Aunque la glucosa se puede encontrar en varios tipos de alimentos, la lactosa es la única fuente de galactosa.
La galactosa desempeña varias funciones biológicas y participa en los procesos inmunitarios y neuronales. La galactosa forma parte de varias macromoléculas (cerebrósidos, gangliósidos y mucoproteínas), que son constituyentes importantes de la membrana de las células nerviosas. La galactosa también es un componente de las moléculas que hay en los glóbulos sanguíneos que determinan los grupos sanguíneos ABO.
Según los últimos estudios, la lactosa podría influir en la absorción del calcio y otros minerales, como cobre y zinc, sobre todo durante la etapa de lactancia. Además, si no se digiere en el intestino delgado, la microbiota o flora intestinal —población de microorganismos que vive en el tubo digestivo— puede utilizar la lactosa como nutriente (prebiótico). La lactosa y otros azúcares de la leche también favorecen el crecimiento de bifidobacterias en el intestino y pueden contribuir a frenar a lo largo de la vida el deterioro de ciertas funciones inmunitarias asociado con el envejecimiento.
Fuentes:
Amaretti A, Tamburini E, Bernardi T, et al. Substrate preference of Bifidobacterium adolescentis MB 239: compared growth on single and mixed carbohydrates. Appl Microbiol Biotechnol 2006;73:654-62.
He T, Venema K, Priebe MG, Welling GW, Brummer RJ, Vonk RJ. The role of colonic metabolism in lactose intolerance. Eur J Clin Invest 2008;38:541-7.
Kobayashi A, Kawai S, Obe Y, Nagashima Y. Effects of dietary lactose and lactase preparation on the intestinal absorption of calcium and magnesium in normal infants. Am J Clin Nutr 1975;28:681-3.
Lukito W, Malik SG, Surono IS, Wahlqvist ML. From ‘lactose intolerance’ to ‘lactose nutrition’. Asia Pac J Clin Nutr 2015;24 Suppl 1:S1-8.
Vandenplas Y. Lactose intolerance. Asia Pac J Clin Nutr 2015;24 Suppl 1:S9-13.
Venema K. Intestinal fermentation of lactose and prebiotic lactose derivatives, including human milk oligosaccharides. International Dairy Journal 2012;22:123-40.
Vulevic J, Juric A, Walton GE, et al. Influence of galacto-oligosaccharide mixture (B-GOS) on gut microbiota, immune parameters and metabonomics in elderly persons. Br J Nutr 2015;114:586-95.
Ziegler EE, Fomon SJ. Lactose enhances mineral absorption in infancy. J Pediatr Gastroenterol Nutr 1983;2:288-94.
As a nutrient-dense food and fermented milk product, yogurt contributes to meeting daily macronutrient and micronutrient recommendations and to reducing possible health risks in vulnerable groups.
Nutritional advantages of yogurt
Yogurt is a predigested food, which contains a lot of nutrients, such as carbohydrates, proteins, lipids, minerals and vitamins. (38)
Six reasons to eat yogurt:
1. Yogurt has a similar micronutrient composition to milk, generally with a good bioavailibility and affordability. (39)
2. Yogurt has a low energy density (Figure 9).
3. Yogurt is a good source of calcium and other minerals such as magnesium, potassium and zinc. It is also low in sodium. Yogurt consumers have overall a better calcium intake than non-yogurt consumers. (40-42)
4. Yogurt contains B (B1, B2, B3, B6, B9 and B12), A and E vitamins. (40)
5. Yogurt is an excellent source of high-quality proteins, whey and casein proteins, which can lead to a reduction in appetite and aid muscle and bone growth. (43, 44)
6. Yogurt has a higher concentration of conjugated linoleic acids than milk. (13) Conjugated linoleic acids are reported to have immunostimulatory and anticarcinogenic properties. (45)
Yogurt consumption helps to improve the overall diet quality.
Five extra reasons to eat yogurt:
1. Recent scientific studies have reported that yogurt consumers have a better overall diet quality than non-consumers: indeed, regular yogurt consumers have a more diverse and balanced diet that respects the dietary guidelines regarding nutrient intakes and food choices (more fruit, more whole grains, less processed meat, less refined grains…) than non-consumers. (46-49)
2. Adult yogurt consumers tend to have healthier lifestyles, are more likely to be physically active and are less likely to smoke than non-yogurt consumers are. (49)
3. Yogurt consumption could also be involved in the control of body weight and energy homeostasis, since analysis of cohorts has shown that regular consumers of yogurt gain less weight over time than non-consumers. (50-52)
4. Yogurt consumption is also associated with lower risk of type 2 diabetes. (51, 52)
5. Yogurt consumption is associated with a better metabolic profile in adults and children: lower levels of circulating triglycerides and glucose, lower systolic blood pressure and healthier insulin profile. (40, 53)
Conclusion
Lactose intolerance is not a life-threatening condition but it can impair the quality of life. A total avoidance of dairy products is not only unnecessary for lactose intolerants, it also represents a risk of an unbalanced diet and the occurrence of nutrient deficiency such as insufficient calcium intake, which could lead to adverse health effects.
In order to prevent any nutrient deficiency, persons who experience lactose intolerance can still enjoy dairy and maintain a healthy and balanced diet by adapting their eating habits:
1.Consume yogurts that contain live bacteria, which improve the digestion of the lactose contained in yogurt. 2.Consume cheeses that contain low or no lactose. 3. Consume lactose-containing foods in modest amounts throughout the day, during meals, not more than the equivalent of 2 bowls of milk.
Thus, yogurt is a convenient food for all, and it represents a good alternative to keep a balanced diet, particularly for lactose intolerants.
Los yogures y las frutas se consideran alimentos saludables que se asocian con unos patrones de alimentación y unos hábitos de vida sanos. Fernández y Marette proponen que la combinación de yogur más fruta revestiría un enorme interés, al proporcionar probióticos, prebióticos y numerosos nutrientes esenciales. ¡De hecho, los yogures y las frutas son dos alimentos que se mezclan muy bien!
Los yogures y las frutas son alimentos sanos
El consumo de frutas se incluye dentro de muchas directrices alimentarias en todo el mundo. Su densidad energética es bastante baja y las frutas aportan una variedad de antioxidantes (carotenoides, polifenoles…), además de fibras prebióticas ventajosas para una fermentación sana en el colon. El consumo de yogur, al igual que el de frutas, se asocia a un patrón de alimentación más saludable. ¡Y además los dos son alimentos ricos en nutrientes! Los datos actuales revelan que el mayor consumo de yogures y frutas podría reducir el aporte de alimentos hipercalóricos. Los autores subrayan que la combinación de yogur con frutas podría resultar una mezcla prometedora y ejercer efectos sinérgicos para la salud.
Los yogures y las frutas se asocian con patrones de alimentación y estilos de vida sanos
El consumo de yogur beneficia a la salud, porque reduce el incremento de peso y el riesgo de diabetes de tipo 2. Se sabe que el consumo de frutas es un factor alimentario que reduce el riesgo de enfermedad cardiovascular. La mezcla de yogur y frutas, muy sencilla, podría conferir ventajas combinadas para la salud a través de un efecto prebiótico y probiótico potencial. Asimismo, se puede considerar como una combinación ganadora para reemplazar alimentos pobres en nutrientes u obesógenos. Los autores concluyen que esta combinación, y sus posibles efectos sinérgicos para la salud, requeriría más estudio.
El yogur es una fuente de lactosa, pero también contiene bacterias vivas que producen lactasa, lo que mejora la digestión de la lactosa contenida en él. Ésta es la razón por la que el yogur puede ser consumido por los mal digestores de lactosa y los intolerantes a la lactosa. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (24) (EFSA) ha emitido una opinión científica que afirma que el consumo de cultivos vivos del yogur, Lactobacillus delbrueckii subsp, bulgaricus y Streptococcus thermophilus, mejora la digestión de la lactosa del yogur en las personas con mal digestión de lactosa. Para que la afirmación arriba indicada se cumpla, el yogur debe contener al menos 108 microorganismos vivos por gramo de yogur.
El fundamento científico se basa en la información proporcionada por 14 publicaciones. La EFSA considera que la mejora de la digestión de la lactosa supone un efecto psicológico beneficioso para las personas con mal digestión de lactosa. Es una de las reivindicaciones inusuales con respecto a un alimento. (32)
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