Yogurt has been part of the human diet for thousands of years, and during that time a number of health benefits have been associated with its consumption.

The goal of the First Global Summit on the Health Effects of Yogurt, Boston, 2013, was to review and evaluate the strength of current scientific knowledge with regard to the health benefits of yogurt and to identify areas where further research is needed.

Specific properties of yogurt culture fermentation

A new research line is open for scientists: to assess and exploit the strain-specific beneficial properties of traditional yogurt starter cultures. Bacteria used to ferment milk to obtain yogurt belong to thermophilic, bile-sensitive species of lactic acid bacteria, which are not ideally suited for survival into the human gut. However, assessing the viability of these bacteria through the digestive tract may be relevant to evaluate their potential to deliver some beneficial effects for the well-being of the consumer.

Interest in lactose intolerance and digestion

The well-known reduction in the symptoms caused by lactose maldigestion is not the only benefit provided by yogurt starter cultures. An additional example of a beneficial action exerted by yogurt cultures, which is not related to lactose digestion, is the improvement of the vitamin B profile in adults, with special attention paid to young healthy women.

Source : Morelli L. Am J Clin Nutr 2014 ; 99(5) : 1248S-1250S

Estas dos herramientas están diseñadas para ofrecerte, como profesional de la salud, la información básica necesaria para responder a las preguntas de tus pacientes, abordar con ellos los problemas y ayudarles en el proceso de conocer la  intolerancia a la lactosa, el diagnóstico y el consumo de productos lácteos, si se confirma la patología.

Los yogures 0 % y bajos en grasas pueden desempeñar un papel a la hora de alcanzar una dieta más rica en nutrientes y mejorar el estado nutricional de la población estadounidense. El yogur contiene de forma natural calcio y potasio, y algunos productos están enriquecidos con vitamina D. Todos estos nutrientes fueron identificados en las DGA (Directrices Alimentarias para los Americanos) como «nutrientes de interés».

Asimismo, el yogur puede ser una excelente fuente de proteínas de alta calidad, que promueve la saciedad, ayuda a mantener un peso saludable y favorece el crecimiento de músculos y huesos. Además, el yogur tiene un bajo contenido en sodio y representa un 1,0 % o menos de los azúcares añadidos de las dietas de la mayoría de las personas de Estados Unidos. Sin embargo, actualmente el 90 % de los niños y adultos consume menos de 1 vaso de yogur a la semana. Esto solo representa cerca del 0,1 % de una ración de yogur al día, lo que constituye menos de un cuarto de las raciones recomendadas del grupo de lácteos. Por tanto, consumir una ración de yogur al día ayudaría a satisfacer las raciones de lácteos recomendadas por las DGA y aportaría nutrientes de interés.

Fuentes:

Webb D1, Donovan SM, Meydani SN. Nutr Rev. 2014 Mar;72(3):180-9. doi: 10.1111/nure.12098.

Estas dos herramientas están diseñadas para ofrecerte, como profesional de la salud, la información básica necesaria para responder a las preguntas de tus pacientes, abordar con ellos los problemas y ayudarles en el proceso de conocer la  intolerancia a la lactosa, el diagnóstico y el consumo de productos lácteos, si se confirma la patología.

Investigadores de Barcelona se propusieron confirmar este supuesto en 353 pacientes, que se sometieron a una prueba de hidrógeno. Los resultados señalan que los síntomas que los pacientes afirmaban experimentar tras consumir productos lácteos en casa eran significativamente más severos que los señalados durante la prueba, en la que los participantes tuvieron que ingerir 50 g de lactosa.

Además, la prueba reveló que existía una «sobrepercepción» de la intolerancia a la lactosa en el hogar, tanto en hombres como en mujeres. Por tanto, este estudio muestra que muchos síntomas se atribuyen erróneamente a la mala digestión de la lactosa.

Fuentes:

Casellas F et al. Clin Gastroenterol Hepatol. 2010 Jul;8(7):581-6. doi: 10.1016/j.cgh.2010.03.027. Epub 2010 Apr 10.