Sabemos que podemos influir tanto en nuestra salud como en el medio ambiente eligiendo una dieta saludable y sostenible. Pero lo mejor para nosotros no siempre es lo mejor para el planeta. Entonces ¿cómo podemos dar con la justa medida?
Para responder a esto, hay que poner varios factores sobre la mesa. Además de tener efectos sobre la salud, la producción y la distribución globales de alimentos contribuyen al cambio climático y al deterioro medioambiental mediante las emisiones de gases de efecto invernadero, el uso del agua y de la tierra, la contaminación y la pérdida de la biodiversidad. Según los expertos, la mayoría de nuestros hábitos alimentarios actuales no son sostenibles y dañan el planeta.
¿Cómo podemos seguir alimentándonos sin destruir el planeta?
Por definición, las dietas saludables y sostenibles son nutritivas, asequibles, accesibles, culturalmente aceptables y de bajo impacto ambiental. Según los autores de este artículo, la mejor forma de lograr un equilibrio entre todos estos aspectos es seguir una dieta variada en la que predominen los alimentos de origen vegetal, reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos y mejorar las prácticas de producción alimentaria.
Algunos ejemplos de dieta saludable y sostenible son, por ejemplo, la flexivegetariana, la piscivegetariana, la vegetariana o la vegana.
- La dieta flexivegetariana contiene muchos alimentos de origen vegetal, cantidades moderadas de carne de ave, pescado, huevos y lácteos, y, en general, poca carne.
- La dieta local diversificada (DLD, como la dieta mediterránea o la nueva dieta nórdica) es una dieta flexivegetariana específica según la región que incluye fundamentalmente alimentos de temporada y de origen local.
- La dieta vegetariana contiene alimentos de origen vegetal, lácteos y huevos, pero deja fuera la carne y el pescado.
- La piscivegetariana es una dieta vegetariana que también incluye pescado.
- En la dieta vegana se excluyen todos los alimentos de origen animal (como la carne, el pescado, los lácteos, los huevos o la miel).
Cómo elegir la mejor dieta para ti y para el planeta
Aquí tienes algunos consejos que te ayudarán a tomar las decisiones alimentarias adecuadas tanto para ti como para las generaciones futuras:
- Elige cuidadosamente los alimentos de origen animal. Los alimentos de origen animal generan más del 60 % de las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con la producción alimentaria en todo el mundo. Pero dentro de este grupo de alimentos el nivel de emisiones también varía: la carne de vacuno genera muchas más emisiones de efecto invernadero (por kg de alimento) que la carne de cerdo o de pollo, el pescado, los huevos y la leche. Esto se debe, en parte, a que el ganado produce metano, pero también a que las reses destinadas a la producción de carne necesitan hasta 28 veces más territorio que todos los demás animales juntos (incluido el ganado vacuno). Eso nos da una idea de que, aunque la mayor reducción de emisiones de gases de efecto invernadero se consigue dejando la carne fuera de nuestra dieta, las dietas flexivegetarianas o DLD, que reducen de forma significativa el consumo de carne roja, pero incluyen cantidades moderadas de carne de ave, lácteos, huevos y pescado; también pueden ser efectivas, aunque lo sean en menor grado.
- Come muchos vegetales. Podemos contribuir a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero comiendo más alimentos de origen vegetal y menos de origen animal, sobre todo carne roja. Desde el punto de vista de la salud, las dietas a base de alimentos vegetales, en comparación con las dietas occidentales, se han asociado a un menor riesgo de obesidad, muerte prematura y enfermedades relacionadas con la alimentación (como enfermedades cardíacas, diabetes y algunos cánceres). Las personas que no consumen absolutamente ningún alimento de origen animal corren el riesgo de tener carencias de algunos nutrientes necesarios para disfrutar de una buena salud, según señalan los autores del artículo. Una dieta flexivegetariana o DLD a base de vegetales que incluya pequeñas cantidades de carne roja y un consumo moderado de carne de ave, lácteos, huevos y pescado, puede ser equilibrada y facilitar el consumo de nutrientes adecuados.
- Consume local. El impacto medioambiental de un alimento depende de la manera y el lugar en el que se produzca, del trayecto que haya tenido que recorrer para llegar hasta ti y de cómo se haya almacenado. Es decir, las emisiones de gases de efecto invernadero son muy superiores si consumes frutas y verduras exóticas de lugares muy lejanos, sobre todo si se transportan en avión o si se han cultivado en invernadero. Consumir alimentos de origen local y de temporada contribuye a reducir el impacto ambiental de tu dieta y seguramente también te salga más barato.
- Prefiere la variedad. La variedad es importante en nuestra dieta porque los distintos componentes de los alimentos interactúan y modifican nuestra capacidad para digerir los nutrientes de los alimentos. Por ejemplo, la lactosa y la vitamina D potencian la absorción de calcio, vitaminas B, folato, magnesio y zinc. El consumo de una amplia variedad de alimentos, sobre todo con un alto contenido en fibra, también contribuye a incrementar los distintos tipos de microbios que viven en nuestro intestino. Estos microbios son muy importantes para tener buena salud. La diversidad de microbios intestinales puede aumentarse aún más si incorporamos a nuestra dieta alimentos probióticos y fermentados (como leche fermentada, yogur o kéfir).
Los profesionales de la salud son fundamentales para orientarnos hacia dietas saludables y sostenibles
Si sigues una dieta vegana, vegetariana o piscivegetariana, conviene que busques asesoramiento profesional para evitar posibles carencias nutricionales. Según los autores de este artículo, el asesoramiento es particularmente importante en el caso de lactantes, niños, adolescentes, mujeres y personas de edad avanzada.
Las dietas flexivegetarianas o DLD no requieren un aprendizaje alimentario especial ni complementos alimenticios particulares. Si sigues una dieta occidental y buscas una alternativa saludable y sostenible, la dieta flexivegetariana tal vez te resulte más fácil de mantener.
Los autores del artículo también destacan el papel de los profesionales de la salud y de aquellos responsables de formular políticas para impulsar estrategias de alimentación saludable en las escuelas, ayudar a las familias a saber más sobre los beneficios de la planificación de las comidas, garantizar que todos los países cuenten con directrices de alimentación saludable y mejorar el acceso a dietistas y nutricionistas con la formación adecuada.
«Tras revisar los criterios de las dietas saludables y sostenibles, mostramos que las dietas flexivegetarianas y las dietas locales diversificadas (DLD) pueden ofrecer el equilibrio óptimo entre la salud humana y la salud del planeta sin requerir la asistencia de profesionales de la salud». – Moreno et al., 2021.