Dieta sostenible y yogur Preguntas y respuestas

¿Qué es una alimentación sostenible?

What is a sustainable food? - yogurt in nutrition

En 1987, la ONU definió el desarrollo sostenible como «el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades» [1]. Una parte especialmente importante de este concepto es la alimentación sostenible, es decir, cómo comer sin comprometer el futuro.

Cuando se trata de una dieta sostenible, hay que tener en cuenta dos aspectos, por un lado, el impacto de los alimentos en el medio ambiente y por otro, su valor nutricional. Los costes medioambientales de la producción y del consumo de los alimentos deben equilibrarse con respecto a su valor nutricional, ligado a nuestra salud, pero también a su asequibilidad y  aceptabilidad social.

En resumen, las dietas saludables y sostenibles son patrones dietéticos que:

  • Promueven todas las dimensiones de la salud y el bienestar de las personas
  • Tienen una pequeña huella medioambiental
  • Son accesibles, asequibles, seguros, equitativos y culturalmente aceptables [2].

¿Por qué adoptar una dieta sostenible?

Por un lado, la producción de alimentos es una de las principales causas del calentamiento global. El sistema actual de producción de alimentos es responsable del 30% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, del 70% del uso del agua y de una pérdida considerable de biodiversidad marina y terrestre [3]. En total, el 49% de la superficie de tierras habitables se destinan a la agricultura [4].

Por otro lado, la preocupante prevalencia de la desnutrición, la obesidad y otras enfermedades relacionadas con la malnutrición, en particular por la baja calidad nutricional de la oferta alimentaria a nivel global [3]. Al mismo tiempo, la población mundial sigue creciendo (se calcula que seremos 10 000 millones de personas en 2050), lo que aumenta la presión sobre el medio ambiente y la salud mundial [3].

Según la Comisión EAT-Lancet (2019), «La transformación radical del sistema alimentario mundial es urgentemente necesario.» [3].

La buena noticia es que podemos ayudar a cambiar el mundo a través de lo que comemos y de cómo producimos y gestionamos los alimentos. Los investigadores estiman que, cambiando las dietas actuales, las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la alimentación podrían reducirse hasta un 50% [5,6]. Incluso nuevas reducciones podrían conseguirse gracias a los cambios posibles en las prácticas agrícolas convencionales [3,7].

¿Cómo alimentarse de forma más sostenible?

La transición a una dieta sostenible no es tan sencilla como parece. La clave de una alimentación sana y sostenible se encuentra en la identificación de alimentos ricos en nutrientes, con una pequeña huella medioambiental, asequibles y culturalmente aceptables. Estos son algunos consejos para adoptar una dieta sostenible en la práctica [3]:

  • Aumentar el consumo de verduras, frutas, legumbres, frutos secos y semillas
  • Comer más alimentos de temporada y de producción local
  • Reducir el desperdicio alimentario (1/3 de los alimentos producidos para el consumo humano se pierde o se desperdicia [8]).
  • Limitar los alimentos con azúcares añadidos y “calorías vacías”
  • Limitar los alimentos ultra procesados y la carne roja.

Las dietas flexitariana, mediterránea y neonórdica son ejemplos de dietas que pueden ser considerada sostenibles. Son dietas ricas en alimentos vegetales y con cantidades reducidas de productos de origen animal [2, 9, 10]. Al reducir el porcentaje de consumo de alimentos de origen animal, se reduce el impacto medioambiental. Además, su consumo ocasional ayuda a cubrir las necesidades nutricionales (como la vitamina B12 y el hierro).

Estas tres dietas son, por lo tanto, compromisos interesantes para una alimentación sostenible y equilibrada [2, 9, 10].

Bibliografía:
[1] Thomsen C. Sustainability (World Commission on Environment and Development Definition). Encyclopedia of Corporate Social Responsibility. 2013.
[2] Burlingame B, Dernini S. Sustainable diets and biodiversity: Directions and solutions for policy, research and action. Food and Agriculture Organization. 2010.
[3] Willett W, Rockström J, Loken B, et al. Food in the Anthropocene: the EAT–Lancet Commission on healthy diets from sustainable food systems. Lancet. 2019;393(10170):447-492.
[4] Ritchie H, Roser M. 2019. Land Use. Our World Data.
[5] Hallström E, Carlsson-Kanyama A, Börjesson P. Environmental impact of dietary change: a systematic review. J Clean Prod. 2015;91:1–11.
[6] Aleksandrowicz L, Green R, Joy EJM, et al. The impacts of dietary change on greenhouse gas emissions, land use, water use, and health: a systematic review. PLoS One. 2016 Nov 3;11(11):e0165797.
[7] Karlsson JO, Carlsson G, Lindberg M, et al. Designing a future food vision for the Nordics through a participatory modeling approach. Agronomy for Sustainable Development. 2018;38:59.
[8] FAO. Food Loss and Food Waste. 2019.
[9] Willett W, Rockström J, Loken B, et al. EAT-Lancet Commission Summary report: Food in the anthropocene: the EAT–Lancet Commission on healthy diets from sustainable food systems. Lancet. 2019;393(10170):447-492.
[10] Springmann M, Wiebe K, Mason-D’Croz D, et al. Health and nutritional aspects of sustainable diet strategies and their association with environmental impacts: a global modelling analysis with country-level detail. The Lancet Planetary Health. 2018.

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