Come yogur, come sano Calidad de la dieta

Una dieta para proteger nuestro hígado: los lácteos podrían tener un lugar

Eating to protect your liver: dairy foods may play a role - YINI

Ojos que no ven, corazón que no siente: digamos que, como no vemos nuestro hígado, no le prestamos mucha atención. Pero lo cierto es que no podemos vivir sin él y merece los mismos cuidados que, por ejemplo, el corazón. Según las investigaciones más recientes, es posible que los productos lácteos nos ayuden a cuidar el hígado. Se ha observado que las personas que consumen lácteos con regularidad presentan menos riesgo de sufrir esteatosis hepática no alcohólica (EHNA), que comprende una serie de trastornos en los que el exceso de grasa se acumula en el hígado [1].

Para que nuestro hígado esté sano, nos hace falta un estilo de vida saludable

La EHNA es la principal causa de enfermedad hepática a largo plazo en todo el mundo y se calcula que afecta al 25 % de la población. Si no se trata, puede producir daño hepático, cirrosis e incluso cáncer de hígado [2]. La EHNA está relacionada estrechamente con el síndrome metabólico y comparte rasgos como la obesidad, la resistencia a la insulina y el aumento de la presión arterial [3].

La mejor forma de prevenir la EHNA es asegurarse de tener un estilo de vida saludable y, como parte de ello, comer bien. Eso implica reducir nuestro consumo de carne roja y carne procesada, de comida rápida y de bebidas azucaradas (todos esos productos se asocian a un mayor riesgo de EHNA) y comer más fruta, verdura y cereales integrales en su lugar [4, 5].

Hasta ahora no estaba muy claro si el consumo de lácteos guardaba relación con el riesgo de desarrollar EHNA. Aunque los lácteos contienen muchos nutrientes saludables, a algunos investigadores les preocupaba que su contenido de grasas saturadas fuese perjudicial. No obstante, tras los resultados de las investigaciones más recientes, los miedos sobre la contribución de los lácteos a las enfermedades hepáticas han comenzado a disiparse.

El yogur y la leche se asocian a un menor riesgo de enfermedad hepática

Se han analizado 11 estudios con un total de 43 649 participantes para obtener una idea más clara de cómo puede afectar el consumo de lácteos a la salud de nuestro hígado [1].

El análisis conjunto de los resultados de todos estos estudios ha revelado que el consumo de lácteos se asocia a un menor riesgo de desarrollar EHNA. De hecho, se observó una relación inversa: las personas que consumían mayores cantidades de lácteos presentaban menos riesgo de sufrir problemas hepáticos que quienes consumían cantidades más pequeñas. Si hablamos de los lácteos en su conjunto, su consumo más elevado se asociaba a un 10 % menos de riesgo de EHNA.

Cuando se analizaron los resultados según el tipo concreto de producto lácteo, el yogur se asoció sistemáticamente a un 12 % menos de riesgo de EHNA y la leche, a un 14 % menos.

No se observaron asociaciones entre la EHNA y el consumo de queso.

¿De qué manera estamos protegiendo el hígado si consumimos lácteos?

Según los investigadores, es posible que la clave para explicar que el consumo de lácteos se asocie a menos riesgo de enfermedades hepáticas (a pesar de su alto contenido de grasas saturadas) se encuentra en la matriz de los lácteos: el estado de los alimentos a nivel físico [6, 7].

El consumo de lácteos también se asocia a mejores resultados en las pruebas del perfil lipídico en sangre: menos triglicéridos y colesterol total (muy relacionados con la acumulación de grasa en el hígado) y niveles más altos de colesterol HDL [8].

No obstante, los investigadores piden cautela y consideran que la calidad de los datos de los estudios observacionales incluidos en su análisis era variable y, por lo tanto, es necesario confirmar sus conclusiones con más estudios a gran escala.

En todo caso, sus conclusiones coinciden con las de otra revisión reciente según la cual las personas que consumen más lácteos corren menos riesgo de sufrir síndrome metabólico, aumento de la presión arterial, DM2, accidentes cerebrovasculares y enfermedades cardiovasculares [9].

«Hemos observado que el consumo de leche y yogur se asocia a una prevalencia algo menor de EHNA. Sin embargo, no hemos visto ninguna relación entre el consumo de queso y la EHNA. – Yuzbashian E, et al, 2023”

Para saber más: lee el artículo original.
Fuente: [1] Yuzbashian E, Fernando DN, Pakseresht M, et al. Dairy product consumption and risk of non-alcoholic fatty liver disease: A systematic review and meta-analysis of observational studies. Nutr Metab Cardiovasc Dis. 2023 Aug;33(8):1461-1471.
Otras fuentes:
[2] Huang DQ, El-Serag HB, Loomba R. Global epidemiology of NAFLD-related HCC: trends, predictions, risk factors and prevention. Nat Rev Gastroenterol Hepatol 2021;18:223e38.
[3] Godoy-Matos AF, Silva Junior WS, Valerio CM. NAFLD as a continuum: from obesity to metabolic syndrome and diabetes. Diabetol Metab Syndrome 2020;12:60.
[4] Hallsworth K, Adams LA. Lifestyle modification in NAFLD/NASH: facts and figures. JHEP Rep 2019;1:468e79.
[5] Moore MP, Cunningham RP, Dashek RJ, Mucinski JM, Rector RS. A fad too far? Dietary strategies for the prevention and treatment of NAFLD. Obesity 2020;28:1843e52.
[6] Weaver CM. Dairy matrix: is the whole greater than the sum of the parts? Nutr Rev 2021;79:4e15.
[7] Thorning TK, et al. Whole dairy matrix or single nutrients in assessment of health effects: current evidence and knowledge gaps. Am J Clin Nutr 2017;105:1033e45.
[8] Derakhshandeh-Rishehri SM, Ghobadi S, Akhlaghi M, Faghih S. No adverse effects of dairy products on lipid profile: A systematic review and meta-analysis of randomized controlled clinical trials. Diabetes Metabol Syndr 2021;15:102279.
[9] Godos J, Tieri M, Ghelfi F, Titta L, Marventano S, Lafranconi A, et al. Dairy foods and health: an umbrella review of observational studies. Int J Food Sci Nutr 2020;71:138e51.

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