Los productos lácteos como el yogur se han vinculado de manera sostenida a unos efectos neutros o beneficiosos sobre el riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV), un hallazgo documentado en diversas
revisiones de la literatura médica y en un metaanálisis.
El yogur podría reducir el riesgo de hipertensión
En los adultos incluidos en la encuesta NHANES de EE. UU. (1999-2014), la prevalencia de hipertensión fue un 20 % más baja entre quienes consumían yogur que entre los no consumidores, y la tensión arterial registró unos valores notablemente más bajos.
Otro estudio con adultos de EE. UU. reveló que unas mayores ingestas de lácteos (de lácteos desnatados o bajos en grasa, de leche desnatada o baja en grasa y de yogur), se asociaba a un menor riesgo de hipertensión al año.
El consumo de una ración adicional de yogur a la semana se relacionó con una reducción del 6 % del riesgo de aparición de hipertensión.
El yogur podría reducir el riesgo de ECV
El consumo de yogur se asocia con un menor riesgo de ECV:
- Un metaanálisis de 10 estudios de cohortes de EE. UU., Suecia, Países Bajos, Finlandia, Australia y el Reino Unido, que incluyeron a 385 122 participantes, reveló una reducción del 17 % del riesgo de ECV, gracias a la ingesta de alimentos lácteos fermentados. En el análisis de subgrupos, se descubrió que el consumo de yogur estaba relacionado con un descenso del 22 % del riesgo de ECV.
- En un estudio con 7679 mujeres de Australia, la ingesta elevada de yogur (>70 g/día) se asoció a una reducción del 16 % del riesgo de ECV a lo largo de un periodo de 15 años, en comparación con la no ingesta.
- En una población griega (N = 3042), se observó una reducción del 20-30 % del riesgo de ECV, durante 10 años, por cada 200 g/día de yogur consumido, con un mayor efecto sobre la población femenina.
- En un estudio llevado a cabo en Francia con 104 805 adultos de la cohorte NutriNet-Santé (2009-2019), no se estableció ninguna relación entre la ingesta diaria total y el riesgo de ECV tras un periodo de 5 años, pero se halló que la ingesta de al menos 160 g/día de lácteos fermentados (yogur y queso) se asociaba a una reducción del 19 % del riesgo de enfermedad cerebrovascular en comparación con ingestas inferiores a los 57 g/día.
En las personas con hipertensión:
- El consumo de dos o más raciones de yogur a la semana, especialmente cuando forman parte de una alimentación saludable, se asoció a un menor riesgo de infarto de miocardio o ictus, en comparación con la ingesta de menos de una ración al mes.
- Entre los consumidores de dos o más raciones semanales de yogur, las mujeres presentaron una
reducción del 17 % del riesgo de ECV y los hombres registraron una reducción del riesgo del 21 %, en comparación con quienes tomaban menos de una ración al mes.
Los niños y los adolescentes también se podrían beneficiar
- En los adolescentes europeos, el consumo de leche y yogur estuvo inversamente relacionado con el
sobrepeso y positivamente asociado a la capacidad cardiopulmonar. - El consumo de lácteos fue inversamente proporcional a la puntuación del riesgo de ECV en las adolescentes europeas de entre 12,5 y 17,5 años.
El yogur podría reducir el riesgo de mortalidad
El consumo de yogur se asocia con un menor riesgo de la mortalidad por ECV y por cualquier causa en todos los estudios basados en poblaciones. Un metaanálisis de 17 estudios de cohortes con 896 871 participantes, en los que se registraron 75 791 fallecimientos, reveló que:
- Las ingestas más altas de yogur se relacionaban con una reducción del 7 % del riesgo de muerte por cualquier causa, y con un riesgo un 11 % menor de muerte por ECV, en comparación con las ingestas más bajas.
- Cada ración adicional de yogur al día (244 g) se asociaba a una reducción del 7 % del riesgo de mortalidad por cualquier causa y del 14 % del riesgo de mortalidad por ECV.
Aunque en el pasado la relación entre el consumo de yogur y la mortalidad total haya producido resultados desiguales en estudios con grandes cohortes,152,162 en estudios más recientes se ha constatado su relación con una reducción del riesgo de mortalidad.
- Un metaanálisis con 235 676 participantes de ocho estudios de cohortes reveló que una ingesta de yogur de al menos 200 g/día se relacionaba con una reducción del 12 % de la mortalidad general y del 13 % del riesgo de mortalidad por ECV, en comparación con una ingesta baja de yogur.
- En el estudio epidemiológico prospectivo de poblaciones urbanas y rurales PURE (2003-2018), con 136 384 personas de entre 35 y 70 años de 21 países de cinco continentes, una ingesta más alta de yogur (>1 ración diaria) se asoció a una reducción del 14 % del riesgo de muerte o de complicación cardiovascular grave, del 17 % del riesgo de mortalidad total y del 10 % del riesgo de ECV grave, en comparación con la no ingesta.
- Una de las encuestas con una gran población de adultos (N = 32 625), que formaba parte de la
encuesta NHANES de EE. UU. (1999-2014), reveló una reducción del 17 % del riesgo de mortalidad por cualquier causa con la ingesta de yogur a lo largo de 8 años. Los beneficios para la salud del yogur fueron más perceptibles en las mujeres, las personas ≥60 años y las de etnia negra de origen no hispano. - En un estudio en la población japonesa (N= 14 264), se demostró una reducción del 28-30 % de la mortalidad a lo largo de un periodo de 9 años con el aumento de la ingesta de yogur en las personas de 40 a 74 años.

¿De qué forma reduciría el yogur el riesgo de ECV?
La modulación de la tensión arterial tras el consumo de yogur podría estar relacionada con la mejora de los perfiles lipídicos, la reducción del IMC o la capacidad de producir péptidos antihipertensores que inhiben la enzima convertidora de la angiotensina, la cual desempeña una función esencial en la regulación de la tensión arterial.
La relación entre el consumo de yogur y la reducción del riesgo de ECV podría deberse a las propiedades
protectoras de algunos componentes.
- El yogur y otros productos lácteos son ricos en micronutrientes y proteínas, algunos de los cuales se ha demostrado que reducen la tensión arterial.
- La inflamación de baja intensidad subyace a las características anatomopatológicas de la ECV, y algunos ácidos grasos saturados presentes en los productos lácteos (como el ácido láurico) podrían producir efectos antiinflamatorios.
- El calcio, el potasio y el magnesio presentes en el yogur se han asociado a una reducción del riesgo de ictus.
- La matriz láctea podría contribuir a los efectos beneficiosos del yogur y otros productos lácteos y
determinar la biodisponibilidad de la grasa. - Los productos lácteos fermentados, como los yogures que contienen probióticos, poseen un elevado potencial antioxidante y podrían contribuir a un envejecimiento activo y saludable.
«El consumo de yogur se asocia con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular; y los estudios basados en grandes poblaciones revelan que existe una relación entre el consumo de yogur y la reducción del riesgo de muerte de origen cardiovascular y general»
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