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Combatir el acné: los probióticos muestran resultados prometedores

Overcoming acne: probiotics show promise - YINI

Nos ha pasado: tenemos una cita importante a la vuelta de la esquina y, justo en ese momento, aparecen los granos. Pero para mucha gente no es cosa de un par de imperfecciones que les estropean el día; el acné les supone algo completamente distinto. Puede causar sufrimiento y dolor justo en la época de la vida en la que más nos preocupa nuestro aspecto.

Felizmente, para los millones de personas víctimas del acné  las perspectivas para su tratamiento está mejorando, cada vez sabemos más sobre qué desencadena este problema crónico y cómo combatirlo. Gracias a nuevas investigaciones, se están desentrañando los complejos procesos que causan el acné y además se está descubriendo la prometedora función de los probióticos para su tratamiento. Estas investigaciones pueden contribuir a explicar por qué el acné se asocia al consumo de leche, pero no de yogur, que contiene bacterias probióticas.

El acné también nos puede afectar en la edad adulta

El acné aparece principalmente cuando las glándulas sebáceas de nuestra piel producen demasiado sebo y esa sustancia bloquea los folículos de la piel, cosa que ocurre sobre todo durante la pubertad.

Lo más probable es que casi todo el mundo desarrolle acné en algún momento de su vida; de hecho, afecta al 50-95 % de los adolescentes de entre 12 y 18 años. Pero no es solo una condición que se sufre durante la juventud, también puede afectar a gente adulta. Según las investigaciones, hasta el 43 % de las personas que sufrieron acné en la adolescencia seguían padeciendolo a los 30-40 años de edad.

El acné está muy relacionado con el estilo de vida occidental y, en concreto, todas las sospechas apuntan a la dieta occidental, que se caracteriza por alimentos procesados, grasas saturadas y azúcares refinados.

¿Cuál es la relación entre los lácteos y el acné?

Una revisión ha puesto en el foco de la investigación la relevancia de los lácteos para desarrollar acné, componente popular de la dieta, cuyos estudios anteriores habían arrojado resultados contradictorios (3, 4 y 5).

Se analizaron datos de 14 estudios y compararon los resultados de las personas que más consumían diversos lácteos con los que consumían menos. Los participantes de estos estudios tenían entre 9 y 30 años (1).

El acné se asocia al consumo de leche, pero no de yogur ni de queso

De acuerdo con los resultados, tanto el consumo de lácteos, como de leche entera, leche baja en grasa y leche desnatada se asociaron a la presencia de acné. Cuanta más leche se consumía, mayor era el riesgo de padecer acné. Cada ración adicional de lácteos, leche entera y leche desnatada aumentaba el riesgo de acné un 83 %, un 13 % y un 26 %, respectivamente.

Esto no era igual en el caso de consumir yogur y queso. En los cuatro estudios en los que se analizaba específicamente el consumo de yogur y de queso, se averiguó que estos productos no se asociaban al acné.

Los autores apuntaron que la ausencia de relación entre el yogur y el queso y el acné podía deberse al proceso de fermentación que requiere su elaboración. En ese proceso es necesario un cultivo iniciador con bacterias que tal vez modifique los componentes de la leche asociados al desarrollo del acné.

«Con los resultados de este metaanálisis, se recomienda el consumo de yogur o queso para evitar la aparición de acné» – Aghasi M, et al, 2019

El eje intestino/piel es crucial en la aparición del acné

Las investigaciones que han tratado esta cuestión se han centrado en los procesos que subyacen al desarrollo del acné y la función de la microbiota humana (los billones de microorganismos que viven en nuestro interior y en torno a nosotros).

En concreto, nuestra microbiota intestinal interactúa de continuo con nuestro sistema inmunitario y nos ayuda a configurar la respuesta inflamatoria, cosa que puede explicar los datos que apuntan la intervención de la microbiota intestinal en diversos trastornos inflamatorios de la piel, como el acné.

La comunidad que forma nuestra microbiota intestinal está muy determinada por lo que comemos. Una dieta con fruta y verduras fomenta una buena mezcla de microorganismos intestinales, pero los alimentos grasos y con un alto índice glucémico se asocian a una microbiota intestinal menos diversa y al aumento de desencadenantes de inflamación. Por eso, no sorprende que nuestra dieta occidental empeore el acné.

Ante estos resultados, en las investigaciones se argumenta que modular la microbiota intestinal tal vez repercuta en el aspecto y la evolución del acné. Y una buena forma de conseguir esa modulación es con probióticos, usados junto con los tratamientos que ya existen para el acné, o incluso en lugar de dichos tratamientos (2).

Resultados prometedores de los probióticos contra el acné

En una revisión de las investigaciones realizadas hasta la fecha, se ha sugerido que, según los análisis de laboratorio, los probióticos tal vez contribuyan a combatir el acné, y en los pocos estudios al respecto que se han llevado a cabo hasta ahora con seres humanos, los probióticos aplicados a la piel y sobre todo los administrados por vía oral, han arrojado resultados prometedores.

Según las investigaciones, los probióticos pueden tener efectos positivos en diversos sentidos. Por ejemplo, los probióticos por vía oral pueden modular la microbiota intestinal generando una respuesta antiinflamatoria y mejorando la función de barrera del intestino. También pueden afectar al factor de crecimiento insulinoide de tipo 1 (IGF-1), una hormona que se cree que interviene en la aparición del acné.

En los análisis de laboratorio se ha demostrado que varias cepas probióticas, incluidas las cepas de Lactobacillus, producen sustancias antimicrobianas que inhiben el crecimiento de la bacteria del acné, Cutibacterium acnes.

Se han hecho los siguientes ensayos con seres humanos:

  • En un estudio temprano se comprobó que añadir al tratamiento antibiótico una mezcla probiótica con cepas de Lactobacillus y Bifidobacterium incrementaba el efecto antiinflamatorio y reducía los posibles efectos adversos del tratamiento antibiótico prolongado (6).
  • En otro estudio, se asociaba el consumo de un probiótico de Lactobacilluspor vía oral durante 12 semanas a una mejora del acné en comparación con el placebo, y también se observó la reducción de la expresión de IGF-1 (7).
  • En otro estudio, se observó un aumento de los niveles de la interleucina 10, antiinflamatoria, tras administrar por vía oral durante 30 días un tratamiento con una mezcla probiótica con cepas de Lactobacillus y Bifidobacterium (8).
  • En un estudio reciente, se evaluó una mezcla de cepas probióticas de Bifidobacterium, LacticaseibacillusLigilactobacillus, junto con extracto de berenjena (Solanum melongena) y Echinacea, administrados por vía oral durante 8 semanas a 114 personas con acné leve o moderado (9). En comparación con el placebo, los síntomas de acné mejoraron y se redujo la tasa de secreción de sebo y la presencia de acnes entre los pacientes tratados con la mezcla probiótica y con el extracto botánico, sobre todo con ambas cosas a la vez.

«Teniendo en cuenta la agresividad de algunos tratamientos de referencia contra el acné, hay que seguir investigando los probióticos como tratamiento alternativo o complementario» – Sánchez-Pellicer P, et al, 2022

Fuentes:

  1. Aghasi M, Golzarand M, Shab-Bidar S, et al. Dairy intake and acne development: A meta-analysis of observational studies Clin Nutr. 2019 Jun;38(3):1067-1075. doi: 10.1016/j.clnu.2018.04.015. Epub 2018 May 8.PMID: 29778512
  2. Sánchez-Pellicer P, Navarro-Moratalla L, Núñez-Delegido E, et al. Acne, Microbiome, and Probiotics: The Gut–Skin Axis. Microorganisms. 2022 Jun 27;10(7):1303.doi: 10.3390/microorganisms10071303.PMID: 35889022

Otras referencias:

3. Burris J, Rietkerk W, Woolf K. Relationships of self-reported dietary factors and perceived acne severity in a cohort of New York young adults. J Acad Nutr Diet 2014;114(3):384e92.

4. LaRosa CL, Quach KA, Koons K, Kunselman AR, Zhu J, Thiboutot DM, et al. Consumption of dairy in teenagers with and without acne. J Am Acad Dermatol 2016;75(2):318e22.

5. Pereira Duquia R, da Silva Dos Santos I, de Almeida Jr H, Martins Souza PR, de Avelar Breunig J, Zouboulis CC. Epidemiology of acne vulgaris in 18-year-old male army conscripts in a south Brazilian City. Dermatology 2017;233(2e3): 145e54.

6. Jung, G.W.; Tse, J.E.; Guiha, I.; Rao, J. Prospective, randomized, open-label trial comparing the safety, efficacy, and tolerability of an acne treatment regimen with and without a probiotic supplement and minocycline in subjects with mild to moderate acne. J. Cutan. Med. Surg. 2013, 17, 114–122.

7. Fabbrocini, G.; Bertona, M.; Picazo, Ó.; Pareja-Galeano, H.; Monfrecola, G.; Emanuele, E. Supplementation with Lactobacillus rhamnosus SP1 normalises skin expression of genes implicated in insulin signalling and improves adult acne. Benef. Microbes 2016, 7, 625–630.

8. Rahmayani, T.; Putra, I.B.; Jusuf, N.K. The Effect of Oral Probiotic on the Interleukin-10 Serum Levels of Acne Vulgaris. Open Access Maced. J. Med. Sci. 2019, 7, 3249–3252.

9. Rinaldi, F.; Marotta, L.; Mascolo, A.; Amoruso, A.; Pane, M.; Giuliani, G.; Pinto, D. Facial Acne: A Randomized, Double-Blind, Placebo-Controlled Study on the Clinical Efficacy of a Symbiotic Dietary Supplement. Dermatol. Ther. 2022, 12, 577–589.

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